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El ajuste encubierto


09/11 – 10:15 – La decisión del gobierno de suprimir subsidios en el área de energía y transporte, generará un efecto en cadena que automáticamente subirá los precios del consumo. En sus mensajes la presidenta se vale del doble discurso y de la luna de miel de su reelección, para aplicar una receta que busca ahorrar no menos de 70 mil millones de pesos, pero amenaza subir los precios por una cuestión de nivelación natural de costos: lo que ya no está subsidiado, las empresas lo recuperarán a través de las tarifas. (Por: Rubén Lasagno para OPI santa Cruz)

No es necesario ser un Licenciado en Economía para darse cuenta que toda empresa, hasta ayer subsidiada para mantener una tarifa en un X valor, buscará cubrir sus costos con el aumento de la tarifa cuando desaparezcan los fondos que le ayudaban a compensar la diferencia en materia de costo del servicio.

Inicialmente el gobierno nacional tiene previsto el retiro de subsidios al sector de transporte y energía, donde categorías que impactan directamente en el consumo y la producción. Si el transporte deja de ser subsidiado, las empresas inmediatamente trasladarán sus costos al precio de los pasajes o acarreos; si las empresas de energía dejan de ser solventadas, indudablemente el costo de la luz, el gas, combustibles y demás componentes de uso público, sufrirán un incremento proporcional en las tarifas, por ende aumentarán los precios en las góndolas y la industria elevará sus costos que trasladará al producto de consumo, sean estos automóviles o lamparitas.

«Donde se cree que la política de ajuste es lo que puede salvar a la gente, es lo que termina hundiendo las economías, por eso tenemos que seguir levantando los ejes fundamentales de un modelo de desarrollo económico y social», aseguró la presidenta Cristina Fernández de Kirchner defendiendo y apuntalando el modelo iniciado en el 2003 por el ex presidente Néstor Kirchner, mientras que ante el G-20 la presidenta volvió a criticar las políticas de ajustes del capitalismo, pero internamente, el populismo desplegado desde el 2003, ha terminado por reconocer que se deben recortar los subsidios dispendiosos y más allá de tecnicismos y aspectos semánticos, si un gobierno le retira la ayuda financiera a un sector que hasta hoy ayudaba a funcionar, es lógico que ese sector genere el aumento de su producto o servicio lo que en realidad se traslada en un aumento de precios, que no constituye ni más ni menos que un ajuste.

La pregunta es ¿Estuvo mal contribuir al desarrollo de la economía a través de la asignación de subsidios para bajar el impacto de los servicios en los sectores de menores recursos?, obviamente que no, más aún podríamos decir que constituyó una de las medidas más acertadas de Kirchner para encauzar la debacle que comenzó en el 2001, donde los precios se habían disparado sin reservas. El problema es que los subsidios constituyeron luego un gran negocio para sectores de empresarios amigos y gremios afines, fue una herramienta muy bondadosa para esparcir dineros públicos por fuera de todo control y “endulzó” innumerables bolsillos, muchos de los cuales reaccionan hoy ante la posibilidad del recorte de beneficios.

Cristina Fernández tiene por delante el poder que le dieron las urnas, la ratificación de “su modelo”, por lo tanto, es de esperar que en este año haga absolutamente todos las modificaciones económicas y sociales que requieran ajustes, incluyendo las más antipopulares, aprovechando esa plusvalía. Después, nuevamente comenzará el desgaste político y esta vez, lejos del luto y de los ecos del triunfo electoral, el desgaste será mucho más acelerado. No hay duda que las medidas tomadas con el dólar (que no son efectivas ni seguras) generan inquietud en los mercados, bancos e inversores, pero en virtud del poder que hoy mantiene el gobierno hará los cambios que tenga que hacer, inclusive si decide mover el valor del dólar, como piden los exportadores, también podrá hacerlo con el respaldo del triunfo electoral; sin embargo CFK sabe que no puede dejar el país al garete sin pagar las consecuencias políticas y demás está decir que aún cuando se pregone que no habrá reforma constitucional, porque Cristina tiene decidido no ir por la re-relección, la experiencia nos dice que el poder no se abandona y habrá que esperar un tiempo para saber si la mandataria dice la verdad, o es solo un recurso para ratificar su perpetuidad. (Agencia OPI Santa Cruz)

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