Joven boliviana de 15 años esclavizada, abusada y ultrajada en Comodoro, por una pareja condenada a 12 y 10 años de prisión

Pedro de Diego (izquierda) y Enrique Guanziroli, dos de los jueces del ejemplificador caso - Foto: Diario Jornada
16/06 – 10:15 – Otro hecho aberrante de esclavización y abuso, ocurrió esta vez en Comodoro Rivadavia y sus autores, un matrimonio, también boliviano trajo a la menor prometiéndole trabajo y el envío de dinero a sus padres. En Comodoro, fue esclavizada y abusada sexualmente por el hombre. Ambos (marido y mujer) la sometían a malos tratos y la mantenían amenazada, sucia, le retenían los documentos y la aislaban, prácticamente, del entorno social.

(OPI Chubut) – El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, condenó con prisión de 12 años a Héctor García Martínez y a 10 años a su pareja, Sandra Nogales Vallejos, al comprobarse que ambos, de ciudadanía boliviana, tenían en su vivienda ubicada en un asentamiento ilegal del barrio Moure, extensión Cerro Solo de Comodoro Rivadavia, a una joven de 15 años traída desde Bolivia, bajo engaño y esclavizada desde el 5 de abril de 2009 hasta el 30 de octubre de 2011.

Se trata de una pareja de clase baja, él albañil y chofer repartidor y la mujer vendedora en “Tienda Jerusalén” de Comodoro, que tienen, además cuatro hijos menores que convivían con la chica traída desde Bolivia, tal como lo describió en su artículo del diario Jornada el periodista Rolando Tobarez.

Tanto Vallejos como Martínez, fueron encontrados culpables del delito de trata de personas, pero al hombre se le imputa, además, abuso de la menor con acceso carnal. La descripción del cuadro que encontraron los investigadores, en la vivienda donde tenían secuestrada a la menor y los malos tratos a los que la sometían, recuerdan otros casos similares de sadismo y sometimiento que han aparecido en los últimos tiempos en el país.

El relato de María

Según el relato de María, la niña de 15 años secuestrada y recreado por Tobarez señala que la menor confesó “me trajeron con autorización de mi mamá y de mi papá, en camión viaje con Héctor, Sandra y los niños. Y estuve todo el tiempo encerrada en un cuarto”. Le prometieron mil pesos por mes y nunca le pagaron nada. Se lo guardaba Sandra.

“No me daban ropa, me la traje yo de Bolivia; me daban cinco pesos los domingos y me decían que me compre el jabón para lavarla ropa y bañarme pero no me alcanzaba, no tenía shampoo para bañarme”.

La chica cocinaba y sus captores lo tiraban a la basura. “No me daban de comer, me trajeron para limpiar y dejaban todo tirado en el piso”. No recibían visitas. “Los dos me lastimaron, Sandra me tiraba del pelo, me pegaba y el señor veía y no hacía nada”. Esto ocurría cuando los hijos se iban a la escuela. La retaba si no trabajaba. “No me dejaban salir a la calle para ver a alguien, decían que si no volvía me iban a pegar”.

Martínez abusaba de ella de mañana, cuando la mujer se iba a su trabajo. Sin cuidarse. “Me ataba las manos cruzadas con una soga a mi cama para que no escapara; yo le decía que no pero me lo hacía igual”.

El sujeto le exigió silencio: “Si le contaba me iba a pegar, por eso nunca le conté nada a nadie, ni a la señora”. Le bajaba la bombacha en presencia de una bebé en andador, que lloraba. Luego la desataba. Por eso no quería quedarse con él. Si los chicos no estaban en la escuela, les pedía mandados a los grandes y a los más chicos los subía a la camioneta para que jueguen y no lo molesten. Se metía en su cama y le hacía «la cosa fea», según su relato entre lágrimas. Ella pedía que no y Martínez ni contestaba. Sólo los domingos no había abuso, porque Sandra no se iba. La captora le daba pastillas anticonceptivas, todos los días, una de mañana y otra de noche.

A la médica que la atendió tras el rescate, María le explicó con mucha dificultad que el señor se metía en su cama. Se probó que había tenido sexo apenas 3 días antes de la entrevista. Hallaron vello púbico en el cuello uterino.

En Potosí

La menor, resalta Tobarez en Jornada, fue contactada por la pareja en las calles de Potosí, mientras con su mamá vendían «chicha». Cuando Héctor y Sandra supieron de la “gran tristeza” de la mujer porque otra hija mayor había dejado el hogar, ofrecieron llevarse a María, darle trabajo, ropa, comida y como pago mandarle dinero a Bolivia. A cambio le pedían la autorización legal para cruzar la frontera.

“Hubo explotación laboral y fue sometida a un maltrato permanente en su vida cotidiana”, dice la sentencia. También amenazas. Vivió encerrada, sin permiso para
salir. Y le retuvieron sus documentos. La chica fue rescatada gracias al testimonio de Martha, vecina del barrio San Cayetano, que habló pero por miedo no le dio su
apellido a la Policía. Reveló que la pareja que tenía a María vivía con otros cuatro hijos menores. Y que la joven desconocía sus propios apellido y fecha de nacimiento. (Agencia OPI Chubut)

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1 COMENTARIO

  1. =¿ Hey don Dueño, dije la verdad, como siempre, sobre nuestros “vecinos bolivianos”, y ud me volo el mensaje?..
    hasta cuando , cree’ ud que se podra’ ocultar esto que manifeste’?…
    lisa y llanamente, el 90 % de los bolivianos , peruanos, chilenos que entran a nuestro pais, lo hacen en , como dueños de casa, sin ninguna clase de legislacion que los contemple o controle, y sabe que? don moderador, ASI NOS VA’. -TANTI GRATZIE por leerme, y ud sabe que digo la verdad.

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