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Nos condenan a muerte o a la autodefensa

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08/07 – 10:30 – Ya no hay vuelta atrás con la inseguridad. El tiempo corre, las quejas se escuchan por todos lados, las personas mueren todos los días y los gobiernos (nacional, provinciales), la Justicia (Fiscales, Jueces, Tribunales) y las autoridades de Seguridad, Ministerios, Secretarías y policía, no pueden, no quieren o no saben contener la delincuencia que crece como hongo, nos fagocita y nos mata sin contemplaciones. (Por: Rubén Lasagno – Nota I)

Hemos abordado varias veces a lo largo de estos 10 años que llevamos en la web, el fenómeno de la inseguridad, especialmente criticando la poco inocente tendencia de los funcionarios a disfrazar de “sensación”, la muerte, que está latente en la calle y que ahora gana nuestras puertas y nos elimina delante de nuestras familias; pero el nivel de peligrosidad al que hemos arribado, agregando a la delincuencia común el avance del narcotráfico, sume a la sociedad en el perverso juego de una ruleta rusa virtual. Cada mañana es un día lúdico para el habitante común y dependerá si la bala que está en boca del arma del asesino, le toca a él o a su vecino.

Basta repasar la prensa diaria, para sentir que la impotencia se mezcla con la bronca y produce un cóctel explosivo que va inflando la olla a presión donde está inmersa una sociedad harta y gastada de luchar contra la idiotez política, los jueces garantistas y corruptos y la policía cómplice.

Desde la política no se da solución porque hay incapacidad para el abordaje de un tema tan complejo y que requiere de decisiones, precisamente, antipáticas y socialmente reprochables. Es preferible, quedarse en el amague como hace el gobernador Scioli, que vende humo con la instalación de la palabrita mágica “Emergencia” la cual aplica a la seguridad, a la economía, al medio ambiente o a cuanto problema pase por su lado y que no pueda solucionar, como si “declarar la emergencia” va a desalentar a chorros y asesinos de que nos maten en un semáforo, en el banco, en la calle para robar una cartera o en nuestra propia casa.

En este contexto cada habitante debe transformarse en gestionador de su propia seguridad y la de su familia. Se abroquelan los vecinos en los barrios, cierran calles, se coordinan para patrullar, instalan llamadores y alertas antipánicos y organizan comités de defensa solidaria. Cada vecino arbitra como puede su seguridad perimetral, valla su casa, pone rejas, instala cámaras, coordina con los que están dentro del inmueble el momento de su llegada en auto, momento crucial para el robo en el modo “entradera”, levantan muros alrededor de las villas o los más pudientes, se encapsulan en barrios privados y así crece día a día la autogestión social para defenderse de la ausencia del Estado y de los delincuentes que “con frondoso prontuario”, son vueltos una y otra vez a la calle para que nos cacen como animales salvajes de los cuales huimos para escaparle a la muerte.

Como el cuento del huevo y la gallina, es difícil adivinar quién tiene la culpa inicial de que la delincuencia no aminore o se retraiga, ya ni siquiera hablamos de desaparecer, porque consideramos que es un fenómeno social propio de las grandes urbes, pero el desmadre y la falta de contención y de justicia, hace que hoy llegue a rincones tan pequeños, como Río Turbio, por ejemplo, donde el crimen de Lucas Moussou constituyó una conmocionante lección de lo que somos, cómo actuamos y la desidia que hay desde los sectores de poder, para ejercer control y cuidar a los habitantes de un lugar tan pacífico como la cuenca, donde el avance de la delincuencia de la mano del narcotráfico, la ha transformado en un lugar desconocido para el santacruceño medio que vive en esta provincia desde hace 20 años o más. Otro ejemplo de esta inseguridad creciente, lo tenemos en el caso del empresario riogalleguense que el lunes fue torturado, robado y lesionado gravemente dentro de su propia casa, al mediodía y ante su hijo. Aún hoy la policía no tiene idea de quienes fueron sus autores y esta capital no tiene más de 110 mil habitantes.

Y así marchamos por la vida, mirando para los costados, para atrás y desconfiando de las caras desconocidas. El miedo siembra paranoia y esta “sensación de inseguridad” permanente, trae aparejado reacciones diversas y peligrosas en una sociedad crispada, enojada y reaccionaria, que ha instalado el castigo por mano propia, cada vez que logra agarrar a un delincuente, sin mediar calificación previa y aplicando el linchamiento hasta la muerte, independientemente de que se trate de un simple carterista o un asesino serial.

¿Es culpable la sociedad de reaccionar desmedidamente, cuando el Estado en sus diferentes variables (gobierno, justicia y seguridad) no brindan los elementos para garantizar la vida y encarcelar a los delincuentes?. Todos hacen silencio y nadie opina real y seriamente al respecto. Ningún gobernante hace autocrítica y los jueces y fiscales se apegan a leyes garantistas para justificar la liberación de las bestias que devuelven a las calles sin ningún tipo de criterio ni razonamiento serio sobre la salvaguarda del bien común y la vida de las personas. Y sobre llovido, mojado; ahora vienen con la reforma del Código Penal, una excusa para blindarse los delincuentes de guantes blancos que están en el poder, a costa de exponernos más aún a la lenidad de las normas “flexibles” que potencian cuestionados jueces como Zafaroni o fiscales de la Argentina de ensueño, como Alejandro Alagia y Javier de Luca, respectivamente.

Independientemente de las cuestiones de fondo que tiene la inseguridad (las que tampoco abordan y resuelven los sucesivos gobiernos ni saben cómo hacerlo los nuevos candidatos que pintan para el 2015) como la indigencia, la pobreza, el desempleo, la desigualdad social, la educación, etc, todas éstas, cuestiones que dependen de políticas de Estado, que nunca se articulan, la sociedad sufre el día a día las consecuencias del delito y esta coyuntura es la que nos mata cada vez que sale el sol y vamos al trabajo, corremos por un parque o llevamos los chicos a la escuela. De nada sirve hablar de lo que no se ha hecho antes y lo que se debe hacer, si no hacemos lo que debemos hacer para mitigar el dolor social hoy, en este momento, trabajando para que todo mejore en el futuro.

Toda esta desesperación por autodefenderse y autoprotegerse, deviene en otro fenómeno, que dobla el peligro y transforma a la sociedad en un campo de batalla: la decisión de armarse para defender la familia y sus bienes. Es fenómeno, que no es nuevo, sus implicancias, la sensación de “falsa seguridad” que pueden generar y las consecuencias personales y legales que trae aparejado el uso de un arma en defensa propia, es otra historia que abordaremos en la siguiente nota. (Agencia OPI Santa Cruz)

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3 COMENTARIOS

  1. La Inseguridad no afecta a las Castas Superiores.

    Mientras a los Jueces, Funcionarios y Políticos no les ocurra alguna desgracia a causa de la inseguridad, todo continuara igual.

    Al hoy senador del FpV creador de las palabras.. Sensación de Inseguridad, Kaníbal Fernandez le robaron a punta de pistola su costoso BMW días pasados, sonrió para las cámaras y se fue a comprar otro, nosotros no podemos hacer lo mismo, nos roban el TV., celular o computadora y nos ponemos a llorar.

    Ninguno de los Intocables gobernantes sufre lo que el común de la gente que los vota, ellos tienen custodias y medios económicos que paga Juan Pueblo, viven en Countries y mansiones custodiadas.

    Lamentablemente y para que cambien las leyes tendremos que rezar para no ser atrapados y esperar hasta que algún día Los Señores Ladrones y Asesinos se equivoquen y actúen contra ellos, el día que veamos llorando públicamente a alguno de los poderosos, podremos tener esperanzas, recuerden el lamentable caso y Ley 25.886 promovida por Juan Carlos Blumberg.

    Las Drogas y los Expendedores que sospechosamente caminan libremente en nuestras calles son culpables de la mayoría de delitos cometidos. ¿Quienes son los Responsables?

  2. En esta manzana vive una familia de policias, de apellido Muñoz. Gente colgada de este gobierno y el anterior. Y con los mismos habitos delictivos. Tengo un amigo que es vecino y los padece.

  3. Esto es para la sociedad….el gran problema de la seguridad es que la policia esta conduccida por gente de bomberos y obsecuentes…como decia un viejo vecino “….zapatero a tus zapatos…”. Los jueces hacen fijar domicilio y los delincuentes de nuevo a la calle, por que las comisarias estan REPLETAS.

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