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“Esto va a durar dos o tres años; después llegaré a la casa del Padre”

"Esto va a durar dos o tres años; después llegaré a la casa del Padre"
19/08 – 10:00 – El Papa sorprendió al hablar sobre su vida privada y su futuro; “Trato de pensar en mis errores y pecados para no creérmela”, dijo.

Por: Elisabetta Piqué
“Interiormente trato de pensar en mis pecados y en mis errores para no creérmela, porque sé que esto va a durar dos o tres años y después llegaré a la casa del Padre.”

Durante los 60 minutos de conferencia de prensa durante el vuelo de regreso, también hubo preguntas más personales. Y el Papa, espontáneo como siempre, sorprendió a los periodistas sobre todo con esa frase, en la que dejó entrever que no augura un pontificado largo.

-Usted no descansa nunca y en junio tuvo que suspender unas actividades. ¿Hay que preocuparse por su ritmo de vida?

-Alguien me lo dijo. Me tomé ahora vacaciones en casa, como suelo hacer. Una vez leí un libro, Alégrate de ser neurótico. Yo también tengo algunas neurosis, hay que tratarlas bien, darles mate todos los días. La neurosis era que soy muy apegado al hábitat. La última vez que me tomé unas vacaciones fue en el 75 con los jesuitas. En julio y agosto duermo más, escucho música, rezo más y leo. Tuve que cancelar algunas cosas, como ese día cuando tenía que ir al Gemelli, pero no daba más de cansancio. Es cierto, tengo que ser más prudente.

-¿Cómo vive y maneja su inmensa popularidad?

-No sé, la vivo agradeciendo al Señor, que su pueblo sea feliz, deseando lo mejor. Interiormente trato de pensar en mis pecados y en mis errores para no creérmela. Porque sé que esto va a durar dos o tres años y después llegaré a la casa del Padre. Y no es sabio preguntarse esto, pero lo vivo con la presencia del Señor que usa al obispo, al pastor, para manifestar tantas cosas. Me viene en mente: no te equivoques, por qué tenés que equivocarte con este pueblo y estas cosas…

-¿Cómo vive dentro del Vaticano, más allá del trabajo?

-Trato de ser libre, hay citas de trabajo, pero después mi vida es la vida más normal que puedo hacer. Me gustaría poder salir, no se puede, no es por la gendarmería. Si uno sale, la gente se viene encima. Adentro de Santa Marta hago una vida normal de trabajo, reposo y charlas. Al principio me sentía prisionero y ahora no, han caído algunos muros. Por ejemplo, tomo el ascensor: decían que el Papa no puede tomar el ascensor solo, pero tú vas a tu lugar y el Papa puede tomarlo solo. Normalidad.

-¿Qué relación hay entre usted y Benedicto XVI? ¿Existe un intercambio de opiniones?

-Nos vemos. Antes de partir fui a verlo. Él me había enviado, dos semanas antes, un escrito interesante y me pedía opinión. Tenemos una relación normal. Y vuelvo a esta idea que a lo mejor no le gusta a algún teólogo. Yo no soy teólogo. Pero pienso que el papa emérito no es una excepción. Después de muchos siglos, es el primer emérito. Pensemos en lo que él dijo: “He envejecido, no tengo las fuerzas…”. Un gran gesto de nobleza, también de humildad y de valentía. Pero yo pienso: hace 70 años los obispos eméritos eran una excepción, no existían; hoy los obispos eméritos son una institución. Yo pienso que papa emérito es ya una institución. Porque nuestra vida se alarga y, a cierta edad, no se tiene la capacidad de gobernar bien. El cuerpo se cansa y la salud a lo mejor es buena, pero no se tiene la capacidad de sacar adelante todos los problemas, como tiene un gobierno como el de la Iglesia. Y creo que Benedicto hizo este gesto de papas eméritos. Repito, quizá algún teólogo me diga que esto no es justo. Pero es lo que pienso. Los siglos dirán si es así o no. Usted podrá decirme: “¿Y si usted no se siente capaz de seguir adelante en un momento dado?”. Pues haría lo mismo. Haría lo mismo: rezaré, haré lo mismo. Abrió una puerta que es institucional, no excepcional. Nuestra relación es de hermanos, de verdad. Yo ya he dicho que siento que es como tener el abuelo en casa por su sabiduría. Es un hombre de sabiduría, me hace bien escucharlo, y también me anima bastante. Ésta es la relación que mantengo con él.

Sobre San Lorenzo: “¿milagro? nooo”

A 10.000 metros de altura, en el vuelo que desde Seúl lo llevó de regreso a Roma tras la gira internacional, Francisco hizo referencia a la obtención de la Copa Libertadores de América por parte de San Lorenzo, su equipo del alma, la semana pasada. Cuando un periodista argentino le preguntó si el triunfo había sido un milagro, el Papa respondió: “¿Milagro? Noooo. Es una buena noticia después del segundo puesto [de la selección argentina] en Brasil”.

El Papa recordó el vínculo familiar que tiene desde chico con el club. “Para mí, San Lorenzo era el equipo de la familia. Mi papá jugaba en el equipo de básquet. De chicos también mamá iba con nosotros al Gasómetro. Me acuerdo del brillante equipo del 46”, dijo. Además, pareció no estar muy al tanto de la visita de dirigentes y jugadores al Vaticano, mañana, para mostrarle la copa. “¿Se sabe que el miércoles vienen? Que vengan, es una audiencia pública”, señaló. (La Nación)

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