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Mezclados, revueltos y sin futuro

Mezclados, revueltos y sin futuro - Foto:
26/08 – 10:15 – La nueva versión de la Alianza, a través de los espacios de UNEN juntándose con el PRO, de la UCR local mezclándose con el Frente Renovador y esta melange de discursos antagónicos, prácticas más diferenciadas e “ideología cero”, llevarán a la nación argentina a una nueva debacle política como aquella que dejó De la Rúa. (Por: Rubén Lasagno)

El collar variopinto de “candidatos” en danza, no para de buscar un refugio entre los (hasta hace poquito) enemigos políticos, para recalar en cualquier lugar donde puedan, haciéndole honor al dicho popular, en esta oportunidad readaptado, “Para un soldado (en este caso, un político) cualquier hoyo es trinchera”.

Como espectador del mundillo político, me da mucha gracia ver a personajes de la más diversa laya, jugando a la carambola con uno y otro, no importa quien, con tal de que ese al que se acerca, marque un puntito más en las encuestas truchas, de las que muchos todavía parecen no haberse avivado, que son meras herramientas políticas para conducir el pensamiento de la opinión pública hacia escenarios ideales convertidos en castillos de papel, plagados de mentiras, de falacias, de retórica vacía, sin sustento y nada de creatividad.

Lo vemos a nivel nacional y lo vemos a nivel provincial. Carrió con Macri es como comparar la orquesta sinfónica de Viena con la banda militar de la Brigada Mecanizada XI; Eduardo Costa con Sergio Massa, son dos puntas que no se tocan y Costa con Sergio Acevedo o con el peronismo ortodoxo de Caleta, por ejemplo, tienen una sintonía tan fina como las viejas radios galenas de principio de siglo.

Es que los partidos han perdido la esencia propia de su fuerza bruta, de su empuje partidario, han pedido personalidad, prestancia, no hay referentes fuertes que se eleven por encima de los ideales que pretenden representar. En todos los casos los candidatos o los referentes que surgen, son lánguidos reflejos de aquellas viejas conducciones caudillescas, donde el que mandaba imponía su presencia a partir de sus ideas y no al revés.

Hoy, el tinte narcisista de los candidatos, superpone la imagen a las ideas. Antes de tocar un libro de ciencias políticas, algún ensayo sobre figuras destacadas que describan el ser político en toda su plenitud, pensamientos y doctrinas (sea Perón, Irigoyen, etc por mencionar a los íconos de los partidos que polarizan la política nacional), se compran un espejo para mirarse mejor y si es posible, los alargados, esos de cuerpo entero.

La imagen exterior de “como luce” ha destronado la sustancia interna del “como piensa” y entonces, aparecen lozanos candidatos, vestidos al tono, con ropajes “cuidadosamente descuidados”, impostaciones que parecen recibidas por circular, para que todos copien y peguen y con la última encuesta en mano, deciden si deben ir a lo de Tinelli y hacer de payaso con algún gato en el hombro para mostrarse al mundo (en el caso nacional) o pegarse una vuelta por zona norte, centro o sur (en el caso de la provincia) regalando promesas que difícilmente cumpla, hablando de cosas que a veces desconocen supinamente y llenando de palabras vacías, los huecos más profundos de la ignorancia de quienes, tienen nada menos que la responsabilidad de votar por alguno de ellos.

Mezclados, revueltos y sin futuro, así veo a estos enjambres políticos que arman los que no quieren desaparecer y se las rebuscan para seguir vigentes. Como la Biblia y el Calefón, se tejen historias cruzadas entre políticos “nacidos” del deporte, del teatro, curvilíneas vedetes que largan las plumas para sentarse en alguna banca (o en proximidades), empresarios que “prueban”, total, si pudieron con su empresa ¿Cómo no van a poder gobernar una provincia o un país? (¿?), otros que son tentados para entrar en el revuelto de gramajo, sin la menor idea de qué pueden aportar y así, tambalean los partidos y suman gente, sin calificar ni clasificar, en aras de esta gran mentira que es el mal entendido precepto constitucional de que todos tenemos derecho a representar a otros o el más snob de “no discriminar” por lo cual se debe aceptar lo que venga (y como venga).

Así se forjan las alianzas más increíbles que terminan colisionando, gracias a Dios, muchas de ellas, antes de ponerse los anillos, como Lilita y Pino y en los mejores casos, aún con el cuchillo entre los dientes, trepan la pared empinada de la campaña y si tienen suerte (en este país eso es una condición casi excluyente), llegan a ser gobierno y después se sacan los ojos por los cargos, por las ideas y por las diferencias de criterios y formas. El caso más elocuente fue La Alianza, ¿No bastó con aquel ensayo trágico, para que hoy estemos tentados en caer en la misma estupidez?.

Mi humilde campaña desde el lugar que me toca como comunicador, sería “no vote las alianzas”. Volvamos a exigirles a los políticos que construyan ideas propias, que vuelvan las convicciones partidarias, que sienten las bases de los nuevos paradigmas pero dentro del corral ideológico (si es que lo tienen) que les impone su propio partido; porque es más fácil y más visible ver en qué aciertan y/o en qué se equivocan, cuando son genuinos, puros y uniformes, en tanto cuando van mezclados y revueltos, no se sabe bien quién tiene la culpa de los errores y quién de los éxitos, o lo que es peor, terminan peleándose entre ellos para asignarse las victorias o endilgarse las derrotas (ídem la Alianza) y allí aparecen las diferencias conceptuales, doctrinarias y partidarias, que trataron de ocultar para justificar una unión que forzaron a la vista de la gente, solo para llegar. El problema es que, después, toda esa estafa, la paga el pueblo.

Hoy la “transversalidad” es argumento para que todos se junten con todos, pero, nuevamente, se acciona sesgadamente a partir de un término mal aplicado y que se pretende presentar como una mescolanza en vez de un aporte de ideas y acciones de manera ecléctica, de forma contributiva a la búsqueda de un objetivo, por encima de las diferencias ideológicas y conceptuales, pero detrás de un eje común y motorizador, como (por ejemplo) podría ser sacar a la Argentina del pozo económico en el que nos han sumido ellos mismos, estando en un lado y otro.

La transversalidad sirve para que partidos y personas, hagan su aporte constructivo a la definición y estrategia de ciertas políticas de Estado, por caso en el área de seguridad y que esa transversalidad, le asegure al que viene y al que lo suceda, que las pautas establecidas en esas políticas, serán respetadas, porque parte del aporte multipartidario se construyó en un ambiente de transversalidad donde cada uno ayudó a edificar los límites en el cual, cada nuevo gobierno deberá moverse, con las libertades conceptuales y procedimentales que crea conveniente, pero sin exceder ese marco general que originó, precisamente, la transversalidad política a la hora de convalidar esa política de Estado en tal o cual materia.

En ese alto nivel, la transversalidad, que implica dejar de lado si se es de izquierda, centro o derecha y lograr un aporte multilateral para beneficio del pueblo, es buena. La otra cara de la “transversalidad”, como la entienden nuestros políticos hoy, no da resultado. Es solo juntarse, rescindiendo momentáneamente convicciones y diferencias, para amarrocar votos y después, ya en el poder, como si liberáramos la tapa de una olla a presión, las diferencias, los egoísmos, los vedetismos y las posiciones irreductibles salen disparadas y destruyen al gobierno y lesionan al país.

Juntos sí, revueltos no; esa sería la premisa; ahora bien, es muy difícil pedirle a nuestra clase política que deje de lado sus egocentrismos, su egoísmos y no vea al poder como forma de enriquecerse y enriquecer a los suyos. Gobernar al estado es un servicios público, por lo tanto, debemos trabajar en lo cultural, primero, para que los argentinos entendamos que, cuando llegamos a una instancia de gobierno, debe ser para trabajar por el otro y no para que los otros trabajen para nosotros.

Si como pensamos, la solución es cultural, demandará años, quizás décadas, encontrar a hombres probos y honestos, o tal vez, algún cataclismo político sacudirá al país de forma tal que nos haga llegar al fondo del pozo y surja de allí una nueva clase dirigente que no proponga el rejunte para convencernos de que pueden hacer lo que son incapaces de hacer por sí mismo y se puedan ver candidatos con solvencia moral y conceptual, con proyecto político cierto y no dibujado, inventado (o sanateado), tal vez nos libremos de los aventureros, los transeros y los oportunistas. Si todo esto se encauza, es probable que resurja la nueva argentina que todos soñamos y que no creo estén vivos hoy, los que lograrán verla.

Hoy por hoy (y desde hace ya 20 años), el rejunte, la mezcla y los principios dicepolianos, lideran las estrategias de los candidatos. La falta de pensamiento propio, ideas y proyectos, no les permite erigirse como figuras de peso, Por eso un Radical como Eduardo Costa, no tuvo empacho en el 2011 en pedir que la gente votara a Cristina y cortara boleta o Scioli juega con Massa, Mauricio Macri cree que ahora Lilita no es tan gorda y Carrió ya no ve en el empresario Jefe de Gobierno, al chorro y especulador; Binner llega desorientado a ver con quien se puede mezclar para juntar votos, reviven viejos fracasados como Reuteman, Felipe Solá, los Saá y el krichnerismo, sin candidatos, busca aliarse hasta con el diablo, si eso le asegura la continuidad después del 2015.

Todos, de aquí y de allá, mezclados, revueltos y adaptándose a la “era de la imagen”, sacrificando el pensamiento y las convicciones por un minuto en la televisión. Si así esperamos salir de este meollo kafkiano en que nos han metido estos mismos que, en mayor o menor grado, viene rebotando desde el ´ 83 por distintos partidos y alianzas, seguiremos postergados como país y veremos disminuidas nuestras esperanzas de crecer en lo político y en lo social. Mientras no logremos sobreelevarnos más allá de nosotros mismos, exigiéndole al que quiere representarnos, valores aún mayores que los que nosotros mismos profesamos, pensamientos claros, proyectos posibles, discursos sin falacias ni retórica y honestidad intelectual, seguiremos navegando en este mar de confusiones, que nos hace llegar a las urnas sin el voto decidido y que cuando insertamos el sobre con la boleta, más que practicar un acto válido de elección para cambiar por algo mejor, terminamos tirándole una tabla de salvación a ineptos y corruptos que encuentran un pase libre para delinquir sin control o llevarnos al precipicio, convencidos que serán nuestros salvadores y terminan siendo caros sepultureros de las esperanzas de todos los argentinos. (Agencia OPI Santa Cruz)

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2 COMENTARIOS

  1. En este país mezclados revueltos o individualmente, no tenemos futuro mientras este el peronismo,conjuntamente con el sindicalismo que van de la mano; nos gusta que nos endulcen los oídos Menen ( revolución Productiva Salariazo) nos saco los ahorro con el plan bonex, privatizo todo, el sindicalismo calladito, 10 años gobernó. Dualdhe otro que se quedo con los ahorro, Remes Levnicov (ministro) y nos dejo a Lupin que nos endulza los oídos también pero dividiendo al país,bajando un cuadro cuando ya los milicos eran gerontes con pañales descartables. Estos gobiernan hace once años, con precios agropecuarios por las nubes y miren como estamos, sin reservas importando combustiblen con una inflacion del 27 (indec mentiroso) con un corralon con el dolar( no pueden importar, no frenan las exportaciones trigo y carne. Y la mitad de los sindicatos calladitos, la otra mitad zorros viejos saben lo que se viene pero quieren servir para otro mandato.-

  2. Los dos de la foto* son hasta el dia que se mueran, Dos bazofias, principio del Cancer que hoy vivimos…, solo espero que De la Ruina- no se llevara todos los Helicopteros de casa de gobierno, prontito espero ver saliendo otro desde los techos….

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