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Inusual mea culpa del Papa a la clase media: “Debo profundizar más”

Inusual mea culpa del Papa a la clase media: "Debo profundizar más"-
14/07 – 09:00 – Durante el vuelo de regreso a Roma, reconoció que descuido sus problemas; defendió a los movimientos populares y dijo que acepta las críticas de EE.UU.

Por: Elisabetta Piqué
Nunca se había visto a un papa que reconociera una equivocación y que le agradeciera a un periodista haberle señalado ese error. ¿Cuál? No haberle prestado suficiente atención a la clase media. “Creo que usted me dice algo que debo hacer. Debo profundizar más en este magisterio”, admitió Francisco.

Ocurrió anteanoche, a bordo del Airbus A-330 de Alitalia que llevó a Jorge Bergoglio de regreso de su gira de ocho días por América latina. Ya es una marca registrada de su pontificado: apenas el avión despegó de Asunción, Francisco concedió una conferencia de prensa a 10.000 metros de altura. Pese al cansancio acumulado en la maratón latinoamericana, Francisco, de 78 años, se quedó una hora en la parte trasera del avión, contestando preguntas.

Como en otras oportunidades, hubo risas, humor, un clima relajado (hasta se les cantó el feliz cumpleaños a tres periodistas) y el Papa fue hábil y diplomático a la hora de las definiciones. A diferencia de otros viajes, fue más cuidadoso y trató de evitar polémicas. No quería eclipsar su triunfal viaje a América latina ni su próxima visita a Estados Unidos con escala en Cuba incluida, un verdadero test para él, después de sus feroces críticas al sistema económico mundial y a los grandes poderes económicos.

Consultado sobre su opinión sobre Estados Unidos y las acusaciones que está recibiendo de sectores conservadores de ese país, Francisco fue muy cauto. “He oído que se hicieron algunas críticas, pero no tuve tiempo de estudiarlas. Cada crítica debe ser recibida, estudiada y después hay que hacer el diálogo”, dijo.

Preguntado sobre su durísimo discurso a los movimientos sociales que pronunció el miércoles pasado en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, cuando llamó a un cambio de estructuras y arremetió contra el dinero, “estiércol del diablo”, el Papa explicó que lo único que hizo fue aplicar la doctrina social de la Iglesia. “Yo sigo a la Iglesia”, afirmó, al destacar, por otro lado, que es un diálogo lo que la Iglesia ha comenzado con los movimientos populares. “No es que la Iglesia hace una opción por el camino anárquico”, dijo.

Considerado el artífice del reacercamiento entre Estados Unidos y Cuba, el Papa sorprendió al negar haber tenido un papel de mediador. “Lo de Estados Unidos fue del Señor, dos cosas por casualidad y después fue solo”, insistió, pese a que, cuando se anunció el histórico deshielo, en diciembre pasado, su papel fue exaltado tanto por el presidente norteamericano, Barack Obama, como por el cubano, Raúl Castro.

-Santo Padre, en este viaje hemos escuchado muchos mensajes fuertes para los pobres y muchos, a veces severos, para los ricos y poderosos. Pero algo que hemos escuchado poquísimo son los mensajes sobre la clase media. ¿Por qué en el magisterio del Santo Padre existen tan pocos mensajes sobre la clase media? Y si quisiera dar un mensaje, ¿cuál sería?

-Muchas gracias. Es una buena corrección. Usted tiene razón. Es una equivocación por mi parte [no] pensar en esto. Haré algún comentario, pero no para justificarme. Pero usted tiene razón. Tengo que pensarlo. El mundo está polarizado. La clase media es más pequeña: la polarización entre ricos y pobres es grande, esto es verdad. Quizás esto me ha llevado a no darme cuenta de esto. En el mundo algunos países no van muy bien, pero en general la polarización se ve. El número de pobres es grande y después ¿por qué hablo de los pobres? Porque es el corazón del Evangelio. Siempre hablo del Evangelio, de la pobreza, no es que sea sociológica. Luego, sobre las clases medias, hay algunas palabras que he dicho un poco en el pasado, pero la gente común, la gente sencilla, el obrero, tienen un gran valor. Pero creo que usted me dice algo que debo hacer. Debo profundizar más en este magisterio. Se lo agradezco, le agradezco por la ayuda. Gracias.

-Uno de los mensajes más fuertes de este viaje fue que el sistema económico global a menudo impone la mentalidad de la ganancia a toda costa, en detrimento de los pobres. Esto es percibido por los norteamericanos como una crítica de su sistema y modo de vivir. ¿Usted cómo responde a esta percepción y cuál es su valoración del impacto de los Estados Unidos en el mundo?

-Lo que he dicho, esa frase, no es nueva. Lo dije en la Evangelii gaudium: esta economía mata. Hay un contexto. Lo dije en Laudato Si’. Esa crítica es una cosa no nueva, se sabe. Yo no puedo decir… He oído que algunas críticas se hicieron en los Estados Unidos, pero no las escuché, no tuve el tiempo de estudiarlas. Cada crítica debe ser recibida, estudiada y después hacer el diálogo. Usted me preguntaba qué pienso. Si yo no dialogué con los que critican, no tengo el derecho de hacer un pensamiento así, aislado del diálogo. Esto me surge decir.

-¿Tiene una idea de cómo será en Estados Unidos? ¿Algún pensamiento que pueda compartir?

-No, debo comenzar a estudiar ahora porque hasta ahora estudié estos tres países que visité, que son bellísimos, con una riqueza y una belleza. Ahora debo comenzar a estudiar a Cuba, donde estaré dos días y medio, y después los Estados Unidos.

-Hemos hablado un poco de Cuba y del trabajo que usted ha hecho para acercar a dos enemigos. ¿Qué papel internacional cree que debe tener Cuba? ¿Debe mejorar su respeto de los derechos humanos y de la libertad religiosa?

-Los derechos humanos son para todos. No se respetan los derechos humanos sólo en uno o dos países. Yo diré que en muchos países del mundo no se respetan los derechos humanos, en muchos países del mundo. ¿Qué pierde Cuba? ¿Qué pierde Estados Unidos? Los dos ganarán algo y perderán algo. En una negociación, es así. Lo que ganarán seguro es la paz, el encuentro, la amistad y la colaboración. Lo que perderán, no soy capaz de pensar qué cosas concretas. Volviendo a los derechos humanos, hay que pensar que en el mundo hay países, incluso alguno europeo, que no te dejan hacer una señal religiosa por diversos motivos. La libertad religiosa no es una cosa en todo el mundo. Hay muchos países donde no se da.

-¿Podría haber una mediación suya en otras situaciones delicadas del continente, como Colombia y Venezuela?

-Lo que me preocupa en este momento es que no se detenga el proceso de paz en Colombia. Espero que este proceso de paz siga adelante. Nosotros estamos siempre dispuestos a ayudar, hay muchas formas de ayuda, pero sería una cosa fea que no pueda ir adelante el proceso de paz. En Venezuela, la Conferencia Episcopal trabaja para hacer un poco de paz ahí también, pero no hay ninguna mediación.

-¿Considera justo el anhelo de los bolivianos por tener una salida soberana al mar? Y en el caso en el que Chile y Bolivia le pidieran una mediación, ¿aceptaría?

-Lo de la mediación es una cosa muy delicada y sería como un último paso. Es decir, la Argentina vivió eso con Chile y fue realmente para evitar una guerra y una situación muy límite y muy bien llevada por aquellos a quienes la Santa Sede encargó. Detrás estaba siempre San Juan Pablo II interesándose. Y… con la buena voluntad de los dos países que dijeron: bueno, probemos esto si va. Es curioso. Hubo un grupo en la Argentina que nunca quiso esa mediación, y cuando el presidente [Raúl] Alfonsín hizo el plebiscito sobre si se aceptaba la propuesta de mediación, obviamente la mayoría del país dijo que sí. Siempre cuando se hace una mediación difícilmente todo el país estaría de acuerdo. Pero es la última instancia. Siempre hay otras figuras diplomáticas que ayudan, como es el caso de los facilitadores. En este momento tengo que ser muy respetuoso de esto, porque Bolivia hizo un recurso a un tribunal internacional. Entonces, si yo hago ahora un comentario, soy jefe de un Estado, podría ser interpretado como inmiscuirme o una presión o algo. Tengo que ser muy respetuoso de la decisión que tomó el pueblo boliviano que hizo ese recurso. También sé que hubo instancias anteriores de querer dialogar. El que me dijo una vez una cosa por el estilo, que se estaba muy cerca de una solución, fue en tiempos del presidente chileno Lagos. Fue un comentario que me hizo el cardenal Errázuriz. No quisiera decir una macana en eso. Pero también hay una tercera cosa que quiero dejar clara. Yo en la catedral de Bolivia toqué ese tema de una manera muy delicada, teniendo en cuenta la situación de recurso al tribunal internacional. Y recuerdo el contexto: “Los hermanos tienen que dialogar, los pueblos latinoamericanos, dialogar para crear la Patria Grande. El diálogo es necesario”. Ahí me detuve, hice un silencio y dije: “Pienso en el mar”. Y continué: “Diálogo y diálogo”.

-Ecuador estaba convulsionado antes de su visita. Después de que usted abandonó el país volvieron los opositores a salir a las calles. Parece ser que su presencia en Ecuador se quiere utilizar políticamente. Sobre todo por la frase que usted utilizó de que el pueblo de Ecuador se ha puesto de pie con dignidad. Yo le pregunto: ¿a qué responde esa frase? ¿Simpatiza con el proyecto político del presidente [Rafael] Correa?

-Evidentemente, sé que había problemas políticos y huelgas. Eso lo sé. No conozco los intríngulis de la política de Ecuador. Sería necio de mi parte que diera una opinión. Después me dijeron que hubo un paréntesis durante mi visita que agradezco. Es un gesto de un pueblo en pie. Respetar la visita del Papa. Y lo agradezco y lo valoro. Ahora si vuelven las cosas evidentemente los problemas de las discusiones políticas siguen. Con respecto a la frase que usted dice, me refiero a la mayor conciencia que el pueblo ecuatoriano ha ido tomando. Hubo una guerra limítrofe con Perú no hace mucho. Después, la mayor conciencia a su valor, una mayor conciencia de la mayor riqueza étnica del Ecuador. Ecuador no es un país de descarte. Me refería a todo el pueblo y a toda la dignidad de ese pueblo que después de esa guerra limítrofe se ha puesto de pie, y ha tomado conciencia de su dignidad. No puede atribuirse a una situación política concreta de un signo o de otro. Esa frase fue instrumentalizada para explicar ambas situaciones: que el gobierno hizo que se pusieran de pie, o los otros.

-Usted se pone como nuevo líder mundial de las políticas alternativas. ¿Por qué incide mucho sobre los movimientos populares y menos sobre el mundo de la empresa? ¿Piensa que la Iglesia lo seguirá en su mano tendida hacia los movimientos populares, que son muy laicos?

-El mundo de los movimientos populares es una realidad muy, muy grande. Lo que yo he hecho es darles a ellos la doctrina social de la Iglesia, lo mismo que hago con el mundo de la empresa. Si lee lo que he dicho a los movimientos populares, un discurso bastante grande, es un resumen de la doctrina social de la Iglesia, pero aplicada a su situación. Todo lo que he dicho es doctrina social de la Iglesia. Cuando hablo al mundo de la empresa digo lo mismo. Por ejemplo, en [la encíclica] Laudato Si’ hay una parte sobre el bien común y la deuda social de la propiedad privada que va en ese sentido. Es aplicar la doctrina social de la Iglesia.

-Santo Padre, ¿no tiene un poco de miedo a que usted y sus discursos sean instrumentalizados por gobiernos, grupos de poder, por los movimientos?…

-Un poco repito lo que he dicho al inicio. Cada palabra, cada frase de un discurso puede ser instrumentalizada. Lo que me preguntaba el periodista anterior respecto de esa frase: algunos decían que era pro gobierno, otros contra gobierno. Por eso me he permitido hablar de la hermenéutica total. Siempre son instrumentalizados. Algunas veces hay noticias de que toman una frase y después… fuera de contexto. No tengo miedo. Simplemente digo: miren el contexto y si me equivoco, con un poco de vergüenza, pido perdón y sigo adelante. (La Nación)

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