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Macri: apelaciones al cambio en un colorido cierre en Humahuaca

Macri: apelaciones al cambio en un colorido cierre en Humahuaca
20/11 – 09:20 – Animó a “soñar sin miedo”, acompañado de su entorno y dirigentes radicales, que se mostraron optimistas; pidió, además, evitar las discusiones con el oficialismo por la campaña negativa.

Por: Jaime Rosemberg
El erke tocado por un músico local sonaba, estridente, al pie del Monumento a los Héroes de la Independencia mientras un dron sobrevolaba a la multitud apiñada en las escalinatas, con banderas argentinas, radicales y globos amarillos, en un colorido marco para un cierre largamente esperado.

“Los verdaderos héroes no son un pequeño grupo de iluminados. Sos vos, vos, vos, los que vamos a hacer que este país salga adelante”, gritó el candidato presidencial de Cambiemos, Mauricio Macri, mientras señalaba a la gente con el índice de la mano izquierda, convencido de que el domingo se impondrá en la batalla contra Daniel Scioli.

“Esto comienza, esto es verdad, el momento llegó”, dijo Macri, con intención de convencer a los militantes macristas y radicales, y a miles de indecisos que, según reconoció el jefe de campaña, Marcos Peña, son “entre el 7% y el 8%” del padrón.

“Gracias por soñar sin miedo, quiero ayudarlos a que estén cada día un poco mejor”, afirmó el candidato en su discurso, que duró sólo doce minutos. Macri recordó sus visitas por casas de todo el país, a modo de resumen de la campaña. Una fórmula que, a juzgar por las encuestas, le da buenos resultados, y que fue imitada por Scioli en el tramo final de la carrera por la Presidencia. No recordó, como lo hizo en la conferencia de prensa matutina, su enojo con su rival por lo que considera “agresiones innecesarias” que superaron un límite.

“No peleemos, no discutamos, reservemos la energía para construir”, dijo Macri. Horas antes, en el hotel Huacalera, a 25 kilómetros, había visto a su rival “radicalizado en la mentira. Nos engañó a todos, pero es igual [al kirchnerismo]”.

En el acto estuvieron casi todos. Ausentes con aviso estuvieron Elisa Carrió, con orden médica de no viajar, y su compañera de fórmula, Gabriela Michetti, que figuraba en la lista de oradores y fue internada en Buenos Aires por una gastroenteritis. Sí estuvieron María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, decenas de dirigentes de Pro y una nutrida delegación de la UCR. Sobresalía su titular, Ernesto Sanz; el gobernador de Corrientes, Ricardo Colombi; ex candidatos, diputados y otros dirigentes partidarios.

El primer orador fue, justamente, el gobernador electo de Jujuy, Gerardo Morales, quien apuntó a la “campaña del miedo” instalada por el kirchnerismo. “No sirve lo que hacen, es muy perverso, decirle a la gente que se va a quedar sin lo más sagrado, que es el trabajo. Sigamos luchando contra el miedo”, bramó el senador nacional por Jujuy.

Una niña colla cantó una afinada copla con letra sugestiva. “Vientos de cambio se vienen en la Argentina, a terminar con el odio que tanto nos lastima”, dijo la chica, y recibió una ovación. Fue entonces cuando Macri bajó de su camioneta, junto a su esposa Juliana Awada, Vidal, Larreta, Peña y el ministro de Gobierno, Emilio Monzó, rumbo al escenario. Mientras hablaba, unos cuarenta militantes sciolistas (había camionetas de la Tupac Amaru, de Milagro Sala) vivaban al candidato del FPV a pocas cuadras de allí. No se registraron incidentes.

En Cambiemos, a pesar de los esfuerzos por moderar las ansiedades, se respiraba un aire de triunfo. “Ya está, está todo dicho”, era la frase más repetida. Nadie decía tener cifras, pero un dirigente radical afirmó a LA NACION que las cifras que maneja la mesa chica de Pro habla de una diferencia de “entre 12 y 14 puntos” a favor de Macri.

¿Algún temor? Ante la consulta de LA NACION, Monzó se mostró tranquilo respecto de la fiscalización. “Estamos muy entrenados”, dijo, aunque el apoderado nacional, José Torello, sembró alguna duda. “La única manera de que esto se ensucie es en el Correo y con La Cámpora”, advirtió el asesor de Macri.

Mientras Macri se retiró velozmente rumbo a Buenos Aires, hubo tiempo para seguir con la especulación de nombres propios en un eventual gabinete. Rogelio Frigerio desmintió que Macri se hubiera referido a él cuando habló del “perfil desarrollista” que tendría su eventual ministro de Economía. “Vamos, bailen, bailen”, bromeaba el radical Marcelo Stubrin con los periodistas cuando todo terminó. Optimismo, y algo de vértigo por lo que le tocaría afrontar, son las dos sensaciones que comparten Mauricio Macri y su gente de confianza, a horas de la cita crucial por la Casa Rosada. (La Nación)

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