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Misterioso crimen en una mansión de Parque Leloir: buscan al asesino de una mujer

Misterioso crimen en una mansión de Parque Leloir: buscan al asesino de una mujer
23/11 – 09:50 – La víctima tenía 62 años. Apareció muerta junto a la pileta de la casa, en el jardín. La asfixiaron de madrugada y escaparon sin dejar rastros. No habían robado nada y tampoco se hallaron puertas violentadas: el homicida podría ser un conocido.

De lejos parecía que la mujer, María Teresa “Taty” Valente (62), se había quedado dormida a un costado de la pileta. Sus pies aún estaban metidos en el agua y su cuerpo había quedado recostado, de espaldas, aunque estaba vestida. A su alrededor se levantaba su mansión de dos pisos ubicada sobre la calle Udaondo al 3400, en una de las zonas más bellas y coquetas de Parque Leloir (en el partido de Ituzaingó). El sábado, apenas pasadas las 10 de la mañana, la empleada domestica de la familia entró a la propiedad y se encontró con este cuadro, que parecía pacifico. Segundos después, espantada, debió llamar a la hija de la dueña de casa para avisarle una noticia terrible: su madre no reaccionaba y todo indicaba que estaba muerta.

Valeria Geraige -hija de “Taty” y del empresario gastronómico Pedro Omar Geraige- llegó a la casa de su madre y se desesperó. Arrastró su cuerpo unos metros y, aunque su cara estaba morada, igual intentó hacerle reanimación boca a boca. En paralelo, alguien llamó a la Policía y a un servicio médico. Pero nadie pudo hacer nada. Era imposible hacerlo: de acuerdo a la autopsia realizada el domingo, María Veresa Valente había muerto unas cuatro horas antes de que llegara la empleada doméstica, alrededor de las seis de la mañana del sábado.

No había ningún testigo a quién consultar: Omar, el hijo varón de “Taty”, es la otra persona que habita la casa y en la noche del viernes se había ido a dormir a lo de su novia. El marido de la mujer se había ido del hogar unos seis meses antes, cuando se separaron. Además, ningún vecino había escuchado nada extraño durante la madrugada.

Sin puertas forzadas, con la casa absolutamente en orden, sin evidentes faltantes de dinero u objetos en principio se pensó en una muerte natural. La reciente separación de su esposo había deprimido a la mujer, que ahora estaba en tratamiento psiquiátrico. Y que, unos meses atrás, habría intentado suicidarse, según refirieron ayer fuentes policiales. Por eso en un primer momento también se especuló con una sobredosis, accidental o no, de calmantes.

Pero todas las hipótesis light terminarían saltando por los aires. La causa, calificada inicialmente como “averiguación de causales de muerte”, dio un vuelco inesperado. Fue cuando la fiscal María Laura Cristini, a cargo de la UFI descentralizada 2 de Ituzaingó, recibió los resultados preliminares de la autopsia.

“Además de algunas escoriaciones vitales en la cara (golpes y rasguños, provocados antes de la muerte), la forense determinó que Valente murió por asfixia mecánica y sofocación. Es decir, que no la dejaron respirar mediante algún mecanismo”, explicaron a Clarín fuentes del caso. Y agregaron que el cuerpo, que se encontró vestido con ropa de entrecasa, no tenía rastros de abuso sexual.

El informe de autopsia hace referencia a signos claros de homicidio. El asesino presionó el cuello de la victima con tal fuerza que lesionó sus dos arterias carótidas. Y, tal vez usando una tela de algún tipo, presionó sobre la boca y la nariz de Valente de tal modo que sus labios superior e inferior quedaron lastimados por la presión ejercida contra los dientes de la víctima.

“Cuando se interumpe el flujo de sangre al cerebro se producen en éste pequeñas marcas que también fueron encontradas en la autopsia”, completaron las fuentes del caso.

Ante esto, la fiscal Cristini comenzó a tratar de armar un perfil de la víctima a través de testimonios de amigos y familiares. También se analizó su actividad en las redes sociales. La mujer tenía un perfil de Facebook muy familiar, lleno de fotos y videos con sus dos hijos, su ex y sus nietos. Muchas de ellas fueron tomadas en la pileta en cuyo borde fue encontrada muerta. “También secuestramos su celular, pero en principio no hay nada irregular o extraño”, completaron los investigadores.

De acuerdo con los datos que lograron recabarse, María Teresa Valente estudió Ciencias Económicas en la Universidad de Buenos Aires. Este aspecto de su vida tenía coincidencias con el padre de sus dos hijos, Pedro Omar Geraige, quien es contador. El hombre se había separado de ella a principios de este año y, según diversas fuentes, habría formado una nueva pareja.

A lo largo de su matrimonio, Valente y Geraige compatieron al menos dos sociedades comerciales: GERVSAL SRL , dedicada al rubro gastronómico; y GER Brothers SRL.

Geraige es una persona muy conocida en Ituzaingó. En este partido él y su familia manejan dos grandes restoranes, llamados “Punta Leloir” y “Punta Límite”. El hombre además fue presidente de la Unión Comercial Industrial y Afines de Ituzaingó (UCIADI), donde hoy continúa aunque sólo ocupa el cargo de tesorero.

Además de trazar un mapa de las amistades y contactos de la víctima, la fiscal Cristini comenzó con un rastreo de cámaras para tratar de rescatar alguna imagen clave. Por lo pronto la Policía ubicó un domo municipal a pocos metros de la casa donde fue el crimen y se está haciendo un relevamiento en la cuadra por las eventuales cámaras que pudieran tener los vecinos.

“En la casa de Valente había alarmas pero no cámaras. Los vecinos tampoco escucharon gritos o algo que les llamara la atención”, agregaron las fuentes consultadas ayer por Clarín.

La mujer fue inhumada ayer. Su ex marido concurrió al sepelio pero no quiso hacer declaraciones. (Clarín)

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