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The Economist elogia la normalización del Indec

The Economist elogia la normalización del Indec
26/05 – 07:20 – Dice que es “el fin de la contabilidad falsa”; vuelve a usar sus datos

Algunos lectores de The Economist pueden sentirse abrumados por las estadísticas. Para muchos otros, son agua para la vida cognitiva. Cada semana, al final de la revista publicamos datos oficiales de 42 de las mayores economías del mundo, con una excepción. Hace cinco años dejamos de publicar la cifra de inflación de la Argentina producida por el gobierno de Cristina Kirchner porque nosotros, y muchos más, pensábamos que era falsa.

Esta semana estamos encantados de retomar la publicación de la cifra oficial de inflación para la Argentina. Una de las primeras cosas que hizo Mauricio Macri luego de ser elegido presidente fue restaurar la independencia profesional del Indec. Le encargó crear un nuevo índice de inflación preciso. Este mes se cumple un año desde que se lanzó ese índice. Muestra que la inflación en los 12 meses hasta abril fue del 27,5%. Esa cifra es incómodamente elevada, pero un soplo de aire fresco por su honestidad.

La alta inflación fue parte del escenario en América latina hasta la década de 1990. Eso fue en gran medida consecuencia de la desigualdad y la política populista. Los gobernantes confiaban en la “ilusión monetaria”: que los asalariados percibirían el alza de sus salarios nominales en vez de la erosión de su poder de compra. La alta inflación desalentaba el ahorro y contribuía a la desigualdad: los ricos podían cubrirse contra ello más fácilmente que los pobres.

Macri ha tenido más rápido éxito en restaurar la integridad de las estadísticas que en corregir las otras distorsiones que Cristina Kirchner le legó. El nuevo índice oficial concuerda en general con los privados.

Aunque ya no está oculta, la inflación se demuestra terca. El Banco Central, cuya independencia también fue restaurada bajo Federico Sturzenegger, su nuevo presidente, fijó una meta de 12-17% para este año. No la va a cumplir. Luego de caer en la segunda mitad del año pasado, la inflación volvió a trepar este año. Eso se debe en parte a que el Gobierno aumentó las tarifas y en parte porque los acuerdos salariales logrados por poderosos sindicatos llegan en promedio a alrededor del 20%.

El Banco está haciendo todo lo que puede para alcanzar esa meta: elevó su tasa de interés testigo el mes pasado (del 24,75% al 26,25%), a pesar de que sigue habiendo poco crecimiento económico. Macri está haciendo malabarismos. Quiere bajar la inflación, pero necesita que la economía crezca más antes de unas importantes elecciones de mitad de período en octubre, que su gobierno no puede darse el lujo de perder.

Los argentinos pueden discordar razonablemente sobre si Macri está tomando decisiones acertadas. Pero al menos no se les oculta el estado real de su economía. Muchos parecen apreciar que se los trate como adultos: decenas de miles de personas participaron el mes pasado en una manifestación semiespontánea de apoyo al Gobierno. La baja inflación es buena política. Un índice inflacionario honesto es un derecho democrático. (La Nación)

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