PABLO GRASSO SACÓ LA ESTATUA DEL GENERAL JULIO ARGENTINO ROCA CON LA COMPLICIDAD DE LOS DIARIOS Y EL SILENCIO DE LA COMUNIDAD

(Por Rubén Lasagno) – “Toda sociedad tiene el gobierno que se merece”, reza el dicho popular para graficar de manera clara y concreta que cuando en un Estado hay gobernante chorros, corruptos, autoritarios y marginales a leyes y normas de un país, no es culpa de ellos (en principio), sino a quienes lo ponen allí con su voto. Si a esto le agregamos que, en la actualidad, en esta fecha y bajo pandemia la sociedad de Río Gallego tiene parte de sus miedos en el Covid, otra parte de su mente en lo que hará para liberarse un poco del encierro de un año, cómo se la rebuscará para obtener un peso y pasarla mejor, junto a la atmósfera particular de las fiestas, la lectura que hace el sector político oficial es simple: “éste es el momento de aprobar y hacer cualquier cosa”, porque nadie le va a poner límites, muchos menos una oposición que no existe en Santa Cruz.

Ayer a la tarde, sin ningún tipo de comunicación previa, un equipo de cortadores, un guinche y un par de camiones municipales, se hicieron presentes en el centro de la ciudad (intersección de Roca y San Martín) y arrancaron la estatua del General Julio Argentino Roca por orden expresa del intendente Pablo Grasso (FPV), complacencia del Frente Para la Victoria en su conjunto y el silencio de la oposición política de la ciudad y la provincia, los gremios y básicamente de los vecinos de la capital.

El monumento que fue emplazado allí a principio del siglo XX, fue arrancado, literalmente del pedestal que fue rápidamente demolido, levantado con una grúa, colocado sobre un camión y el respaldo del mismo, un gran marco de hierro donde se recrea la Campaña al Desierto, cortado con acetileno y barreteado hasta forzar su destrucción.

El Concejo Deliberante de la ciudad no dijo nada. ¿Habrá aprobado por acción u omisión este dislate oficialista, ya que nunca dijo absolutamente nada respecto de la preservación histórica?. ¿Río Gallegos no votó un Diputado por el Pueblo para que lo represente? ¿Quién es?.

Sin dignidad ni vergüenza

Un hombre cuando toma una decisión “se banca las consecuencias”, eso al menos dice el manual no escrito de un hombre digno; mucho más cuando ese hombre es intendente de la ciudad a la que mandó a “desmonumentizar”, enroscado de una ideología que ni siquiera sostiene ni entiende. Solo entiende de negocios y la forma de engañar y mentir a los vecinos a través del relato, para lo cual no lo hace solo; tiene la invalorable colaboración de medios de Río Gallegos.

Los diarios Tiempo Sur y La Opinión Austral, cuyos dueños son funcionario provinciales, ambos subsumidos a la pauta oficial (nacional, provincial y municipal) se tomaron el trabajo de hacer aparecer la noticia de manera minimalista, sin información aclaratoria y con una falacia desde el título.

En ambos casos indicaron que la estatua de Roca fue removida de allí “para ser restaurada”, pero acto seguido dijeron “desconocer dónde se ubicará en el futuro”. De esta manera lo que debería ser un hecho periodístico, se transforma en la voz del intendente Grasso diciendo: “sacamos la estatua porque se nos canta y la vamos a tirar a la basura”  y como si eso fuera poco ya ronda en estos dos medios, la idea de que el Balcón de Roca “tampoco está en el lugar que debiera estar”, intentando decirle a la gente que en poco tiempo lo sacarán de al lado de Casa de Gobierno y también le darán un destino incierto.

Ahora bien, si el lector recuerda o repasa la nota del día 20 de noviembre de este año, verá que allí destaqué la nota que Tiempo Sur había sacado como clara anticipación de los que ayer ocurrió, al titular “¿Se va Roca?”. Era obvio que la letanía del intendente Grasso había llegado en forma de mensaje escrito en un diario corporativo del gobierno, para anunciar que la decisión de sacar a Argentino Roca del centro de la ciudad, era un hecho prácticamente consumado, ante una decisión tomada.

En esa nota decíamos “La estrategia que aparece muy clara en la nota del diario es usar una mezcla de cosas inherentes a la historia y darle visos de “legalidad” a lo que sin duda es una orden política, desde sectores del propio oficialismo. Por eso se menciona, en primer lugar la realización de una “Consulta popular”, la intervención de la Comisión Municipal de Patrimonio, la convocatoria a “historiadores” y el “aprovechamiento” de la obra de ensanchamiento de la avenida que lleva a cabo el municipio, para darle un sustento a la decisión con la cual se pretende manipular la opinión pública respecto de este tema”.

No hubo ni consulta popular, ni intervención de ninguna comisión municipal ni convocatoria a historiadores. El diario en ese momento transmitía, rodeado de mentiras y falacias, una decisión tomada por Pablo Grasso: sacar el monumento de Roca del centro de la ciudad.

Ahora habrá que ver si se cumple el otro paso: poner allí el monumento del ícono de la corrupción nacional, casi como una ofensa al pueblo, mucho más después que en Ecuador erradicaron su estatua de la Unasur, por entender que no se puede glorificar a u corrupto. Las ganas a Grasso no le faltan; las órdenes de Alcia están dadas y la vergüenza en esta gente, no existe.

Antes y después

Nadie dice nada. La oposición política, constituida por concejales, diputados y partidos políticos en general hacen silencio cómplice. Nadie hasta el momento ha tenido la iniciativa de denunciar penalmente al intendente por este atropello a los ciudadanos de Río Gallegos, que no fueron tenidos en cuenta para realizar esta modificación en la historia de la ciudad. Pero bueno, debemos recordar que cuando renombraron la calle Julio Argentino Roca, en la intendencia de Héctor Roquel y con Roberto Giubetich como Secretario en la municipalidad de Río Gallegos, el FPV en el Concejo Deliberante junto a la UCR manipularon de tal manera “los consensos” que terminaron acordando el cambio de nombre sin intervenir la Comisión de Toponimia y contra la opinión de los vecinos. Cuando aprobaron la Ordenanza, el propio Giubetich corría detrás de los empleados municipales para que rápidamente colgaran los carteles de “Avenida presidente Néstor Kirchner”, porque en unos días más llegaría la viuda para “inaugurar” la ilegalmente mal nombrada avenida Kirchner, motivo por el cual desde nuestro medio jamás reconocimos la nueva nomenclatura, por la ilegalidad en la que se formó, con la complicidad de todo el arco político de la ciudad: kirchneristas y Radicales.

Que hoy o mañana salgan a rasgarse las vestiduras, no sirve para nada. Si algún concejal de la UCR hiciera la parodia de salir a discursear, será solamente para tomarle el pelo a quienes lo han votado. Esto se veía venir, de hecho lo dijimos con anticipación, pero nadie interpuso un amparo ni se preocupó por nada. Cuando en poco tiempo “propongan” poner allí la de Néstor Kirchner, seguramente la oposición va a cumplir su eficiente rol de facilitador y anuente.

El otro negocio

La otra excusa que señalan los medios afines al discurso de Grasso, es que “en medio de la remodelación del boulevard de la calle San Martín, era necesario quitar de allí el estacionamiento en 45º y (por supuesto) el monumento a Roca”. Falacia total, como la excusa de un funcionario de Grasso el secretario obras publicas Lucas Otin, quien dijo que lo sacan para restaurarlo. ¿Arrancar un monumento para hacerle una restauración?. Nos están tomando el pelo. El mismo funcionario municipal le dijo a una  colega que lo sacaban porque las bases del mismo estaban inseguras, cuando los cortadores con acetileno estuvieron más de una hora para cortar el grueso hierro que sustentaban el mismo.

Grasso encaró una obra horrible, sacando el boulevard  forestado de la avenida San Martín y la sustituyó por un cantero de bloques, sin ninguna funcionalidad, de aspecto muy ordinario y procedió a quitar el verde para poner cemento. La pregunta que nos queda es ¿Cuánto le costó a la ciudad la obra? ¿Cuánto le contará al final del proceso? ¿En qué manos cayó? ¿Quién la construyó?. Mientras Pablo Grasso se entretiene enjuagando millones de pesos con este cantero y otros que debe haber costado el movimiento de la estatua de Roca, las calles de Río Gallegos siguen poceadas, como si fuera Kosovo, la basura en las calles, el vaciadero invadido y la ciudad bajo el dominio de los perros y la falta de servicios.

Julio Argentino Roca es la prioridad de Grasso, tal vez para terminar la obra haciéndole honor a otro ex presidente, el más corrupto. Vaya a saber, al intendente ni siquiera lo acompaña la historia, porque Roca liberó un territorio para que los argentinos fuéramos dueño de la Patagonia, impulsó la ley de unificación monetaria, sancionó el Código Penal y fue el impulsor de la explotación petrolera en Comodoro Rivadavia. Es decir, la diferencia entre lo que Hizo Roca y Kirchner, es casi obvia.

Tampoco lo acompaña a Grasso la historia, quien no recuerda que Juan Domingo Perón, otro ex presidente que tiene monumentos en todo el país, si debemos juzgarlo por su moral política en gestión, fue quien ordenó la Masacre de Pilagá en la denominada “Masacre de Rincón Bomba” nombre de la matanza que sufrió el pueblo indígena de pilagá en 1947, en Formosa. Sus víctimas fueron cientos de hombres, mujeres y niños de todas las edades. Después de 70 años se dictó un fallo histórico del juez federal Fernando Carbajal quien sentenció que se trata de un “delito de lesa humanidad” y ordenó medidas de reparación. 

Pidámosle a Grasso que obre la desmonumentación del otro genocida, ese al que invoca cada vez que necesitan respaldo para su relato, tal vez así se equipare esta forma distorsionada de juzgar la historia solo con fines estrictamente políticos y partidarios, lejos, muy lejos de la voluntad y la necesidad de la gente. (Agencia OPI Santa Cruz)