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Obra pública: ¿Remedio o enfermedad?

Los últimos sucesos alrededor de la obra pública han desatado otros fantasmas que el gobierno no puede ocultar y es que los permanentes discursos plagados con promesas de trabajo por ocupación plena de las constructoras locales, son en realidad una falacia evidente, que ponen a la provincia al borde de un desastre social, si acaso algunos de estos “empresarios” un día se enoja porque el Estado no los subsidia y decide echar a mansalva a los obreros a la calle.

Todas las empresas constructoras de Santa Cruz funcionan como grandes vampiros que viven de los recursos públicos, gentilmente otorgados por el gobierno nacional y gestionadas por los cómplices locales, a través de licitaciones simuladas donde siempre “compiten” y ganan los mismos (alternativamente) cuadro en el que no hay lugar para otra empresa en la foto, que no sea del “grupo”.

Por más avisos y aclaraciones que quiera hacer el empresario Sergio Gotti, acá lo importante no es si él amenazó o no al delegado de obras la semana que pasó o si en realidad todo esto se gestó en un problema interno de la UOCRA, lo realmente importante es que se está quebrando el unicato empresarial que modera la construcción en la provincia desde hace tanto tiempo y hoy los obreros de ese sector, que siempre fueron manoseados merced a un gremio inocuo que tiene a su frente a una persona incapaz para defender a los afiliados, resuelven cambiar el paradigma y esto asusta porque huele a rebelión en la granja.

Los sucesivos gobiernos se han ufanado de la mano de obra santacruceña, como les gusta repetir hasta el hartazgo, y por otro lado sustentan económicamente a empresas que buscan los trabajadores en el norte del país y transportan en colectivos a extranjeros que obviamente pretenden mejorar su existencia y la de sus familias. Estas personas son traídas a la provincia con promesas que jamás cumplen las constructoras y además, son mucho los casos de obreros que han muerto por negligencia, impericia o imprudencia y la justicia nunca se ha expedido al respecto.

Todo está armado para delinquir, diría un viejo profesor de Derecho penal que alguna vez tuve. Aquí también todo está armado para que el delito tenga un bajísimo costo ¡Y vaya si lo tiene!. Nunca un empresario de la construcción ha sido investigado o encontrado responsable de brutales accidentes que han ocurrido en los últimos años donde todo terminó con la formal, silenciosa y discreta despedida del desgraciado en un cajón hacia su remoto lugar de destino, posiblemente con algún sobre compensatorio a sus familiares, por tanto dolor.

Sin embargo los últimos acontecimientos muestran que estas “empresas” no funcionan si el Estado no las sostiene concediéndoles en forma interminable las licitaciones de obras que son altamente sospechadas de estar visiblemente sobrefacturadas. Es decir que estos “empresarios” nacieron al calor del Estado, se nutren de él y cuando ese Estado flaquea en algún punto, lo amenazan con crearle un gran conflicto poniéndole toda la gente en la calle, esa misma gente que los sucesivos gobiernos ponen como ejemplo de pleno empleo en la obra pública provincial.

Un círculo vicioso en el cual caen los gobiernos que pasan a ser rehenes de estos empresarios que viven del erario público pero que realmente no promueven absolutamente ningún tipo de bienestar en la sociedad porque, excepto el millar de mano de obra que puedan tomar, no articulan con las empresas del medio en lo que es servicio y aprovisionamiento, como por allí Gotti lo trata de explicar a través de algún mandadero, dado en esas empresas fabrican todo y en vez de darle trabajo al hojalatero (por ejemplo) compran la máquina y ellos mismos doblan la chapa.

Es decir, es una mentira enorme la que sustenta el discurso de estos “empresarios” de la construcción, cuando advierten que la obra pública trae más inversión y bienestar a la sociedad y es pero aún que el gobierno se tome de esta falacia para aderezar su propaganda política. Si descontáramos los sobreprecios, si las licitaciones se hicieran respetando la sana competencia, si las empresas adquirieran los productos en el medio, si les dieran trabajo vinculante al que tiene una fábrica de ventanas, al que hace ladrillos, al que vende cemento en Santa Cruz, es posible que se pudiera hablar de desarrollo regional a partir de la obra pública, pero así como está organizada, la obra pública es un nicho de corrupción entre el Estado y los particulares que se enriquecen aceleradamente a costa del pueblo.

Ningún gobierno en la provincia podrá enarbolar la bandera de la honestidad y la transparencia, si no arremete contra esta particular forma de enriquecimiento ilícito. Nadie va a poder consolidar un gobierno serio mientras con una mano firme los vergonzosos presupuestos que se hacen para construir caminos, puentes o casas sobre el sello de las mismas empresas que desde hace más de 10 años o más han hecho millonarios a sospechosos “empresarios” de la noche a la mañana.

Ante estas críticas no falta quien arremete con el argumento engañoso de que este gobierno ha sido quien más invierte en obra pública y particularmente viviendas. Y es cierto. Lo que nadie dice es a qué precio se hace esa obra pública. Porque nadie en su sano juicio podría criticar o estar en contra de la construcción de escuelas, casas o caminos; lo que sucede es que cuando alguien advierte lo que se gastó para construir esas escuelas, casas o caminos los montos resultan tan sobredimensionados que nos damos cuenta que con el mismo presupuesto, pero en manos de tipos honestos se podrían haber construido tres veces las mismas obras y de mejor calidad.

Creo que este conflicto que se está dando en Gotti Hnos es la punta de un icberg que traerá consecuencias políticas futuras a la provincia y marcará el final de algunos sectores parasitarios que han medrado hasta hoy de la caja pública sin límites.

Tal vez cuando algún político provincial entienda que no puede quedar sucio por intereses ajenos, la relación de las “empresas” y el gobierno se agoten rápidamente y allí (y no en otro momento) debemos estar para contar al detalle todo lo que se nos negó durante tanto tiempo. (Agencia OPI Santa Cruz)

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7 COMENTARIOS

  1. Parafraseando un pensamiento muy ingenioso de alguien que no recuerdo: Qué grande Keynes… lástima los keynesianos. Para consuelo o desconsuelo, creo que lo mismo pasa con Marx, Jesucristo, Freud, Perón, y otros tantos grandes hombres de más grandes ideas. La obra pública en sí misma no es buena ni mala, y debemos concordar en que a veces es imprescindible. Podremos discutir cuánta es buena y cuánta ya es demasiada, o discutir sobre el orden de prioridades. Porque nadie duda que más y mejores escuelas o más y mejores hospitales son cosas muy buenas, y si estuviéramos seguros de que la plata va para eso pagaríamos contentos los impuestos. Ahora, la realidad es que también necesitamos más y mejores cárceles si queremos más seguridad, justicia y derechos humanos (con las cárceles que tenemos no podemos pensar en reeducar a nadie). Pero si hay que priorizar, porque la plata -esto sigue siendo el tercer mundo, no nos olvidemos- sólo alcanza para una cárcel o una escuela o un hospital…. ¿Qué preferimos?, ¿ignorancia, epidemias o inseguridad?. Y en un planteo más de fondo, suponiendo que realmente la obra pública pudiera ser el motor del desarrollo (cosa que estoy dispuesto a discutir un rato largo), ¿Qué pasa cuando el motor es más grande que el auto?. Me tranquilizan un tanto los modales políticos de Daniel Peralta. Creo que los santacruceños vamos a poder comenzar a hablar de política en estos términos, a debatir las grandes líneas de pensamiento que regirán nuestro accionar a futuro. Me preocupa un poco que el Dr. Kirchner, virtual presidente del PJ a nivel nacional, pueda llegar a reproducir allí el modelo que utilizó aquí: de política sólo se habla dos meses antes de las elecciones, y hasta una semana después. Y de ideología no se habla.

  2. Concuerdo con la nota. Ahora bien, si todo es tan obvio – de lo cual no tengo dudas -, porque no llueven las denuncias penales contra las personas responsables, que seguramente se encuentran de ambos lados del mostrador.

    Lamentablemente no se hace nada.

    Un saludo.

  3. Marcelo, querido… amigo… ¿Vivís en Santa Cruz?, creo que no, porque si realmente vivieras aquí te darías cuenta por qué nadie denuncia. Primero porque a la gente parece resbalarle el problema, cuando en realidad se trata de la plata de todos nosotros y después porque la JUSTICIA a la santacruceña la conocen todos y ya se sabe como termina lo que roza el poder. Es perder tiempo. Todo está muy abrochado.

  4. Obra pública remedio para Kirchner quien la hace por intermedio de su Lazarillo, llenándose los bolsillos con nuestro dinero y enfermedad para nosotros que día a día vemos como hacen obras supermillonarias que valen la quinta parte de lo que verdaderamente cuesta y encima las hacen mal, Dios dónde estás??????????? cúando vas a acordarte de éstos?????????

  5. Cuando llegué a Río Gallegos, hace un año, lo primero que me comentaron fue el tema de las obras, de las empresas y de las conexiones K con las mismas. Trabajé como maquinista y pude apreciar cómo mi jefe conseguía los trabajos mediante “conexiones” y “arreglos”, nunca por derecha o licitando como corresponde. Ahora estoy seguro de cómo son las cosas. El primer comentario que me hicieron erra cierto. Vivimos en Kío Kallegos.

  6. Muchas gracias Reinaldo, me gusta opinar con humor. Lástima que sea verdad ¿no? Un abrazo y es un gusto saber que nos podemos comunicar con todo el país.

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