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Otro testigo dijo que la plata salió de PDVSA y era para Cristina


02/10 – 08:30 – Carlos Kauffman, el empresario venezolano que ya se declaró culpable declaró en Miami que los 800 mil dólares los llevaba Uberti para financiar la campaña y que el dinero salió de la petrolera estatal PDVSA. Su versión coincidió con el testimonio de Maiónica y con las grabaciones del FBI.

El juicio en Miami tuvo ayer un nuevo testigo que complicó al gobierno argentino. Carlos Kauffman, el empresario venezolano que ya se declaró culpable en esta causa y que ahora colabora con la fiscalía, dijo en la Corte Federal de Miami que los 800 mil dólares que llegaron a Buenos Aires el 4 de agosto salieron de PDVSA, la petrolera estatal venezolana. Su declaración coincide en un dato que ya fue citado en este juicio: el destino de los dólares era la campaña presidencial de “Fernández de Kirchner”.

Kauffman ratificó también que había un acuerdo entre los gobiernos de Néstor Kirchner y Hugo Chávez para frenar el expediente argentino si Antonini Wilson asumía el dinero como suyo. Kauffman se sentó en el estrado con el mismo traje beige que los presos visten en las series norteamericanas. Delgado y con barba rala, llegó al estrado sin grilletes atados a los pies. A pesar de que es venezolano, comenzó su declaración con un inglés claro y preciso que no perdió en ningún momento, ni siquiera cuando se le dio por llorar. El fiscal Thomas Mulvihill le preguntó por la situación actual de su familia, a lo que el empresario respondió que era “muy doloroso” y no pudo contener ni las lágrimas ni su respiración entrecortada, que se ampliaba por los parlantes de la sala. Desde que la justicia norteamericana lo detuvo en Miami, su mujer y sus hijos tuvieron que dejar Venezuela para instalarse, sin los papeles correspondientes, a vivir en Estados Unidos.

Según su relato, se enteró del episodio en Buenos Aires por un llamado desde Venoco, la empresa que posee junto a Franklin Durán. Los tres –Kauffman, Durán y Antonini–, compartían negocios y ratos libres desde 1996. Por esa razón, no dudó en llamar a su amigo para preguntarle qué le había pasado con la valija. Se juntaron en un bar en Miami y el valijero le reconoció que la plata no era suya.

Lo que vino después fue más complejo. Este nuevo testigo estrella reconoció que lo contactaron desde el gobierno venezolano para convencer a Antonini de que designe un abogado en la justicia argentina. El esquema era simple: ambos gobiernos –dijo– habían acordado solucionar el problema y el poder judicial argentino iba a resolver todo. Sus palabras en inglés fueron “fix the trial” que en una traducción literal significan “arreglar el juicio”.

–¿Arreglarlo? –le preguntó el fiscal.

–Sí. No iba a haber juicio y de esa forma ni siquiera iba a ser necesario que Alejandro vaya a la Argentina.

Su relato coincide con el de Moisés Maiónica, el abogado que declaró durante la primera semana del juicio y que también se declaró culpable de ser parte de una operación de inteligencia ordenada por el gobierno venezolano para convencer –en terreno norteamericano– a Antonini de que designe un abogado que lo represente en Buenos Aires y que reconozca el dinero como propio. Durán, quién está siendo juzgado, es el único de los imputados que insiste en su inocencia.

–¿Por qué se metió en esto? –le preguntó el fiscal.

–Porque me lo pidió mi gobierno –respondió.

La relación entre sus empresas y el chavismo era muy productiva para negar un favor. Habló de negocios irregulares con PDVSA por miles de dólares y reconoció que pensaba obtener beneficios, nuevos contratos por su colaboración. Cuando el abogado de Durán, Ed Shohat, le preguntó por su relación con la petrolera, respondió que ellos también le pagaban a gente de PDVSA para obtener información de antemano y adelantarse a los negocios.

–¿Usted está hablando de pagarle a un funcionario? –le insistió Shohat.

–Sí, eso es algo común en mi país.

Kauffman aseguró que Jorge Rodríguez, el entonces vicepresidente de Venezuela, estaba al tanto de los detalles de toda la operación, al igual que el jefe de la Dirección de Inteligencia (DISIP), Henry Rangel, quien tenía a su cargo la ejecución. En rigor, el testigo perjudicó a Durán diciendo que el vínculo con Rangel estaba a su cargo. A través de los contactos de Durán con la DISIP, Kauffman dijo haberse enterado de que el funcionario no lograba entender por qué ese dinero no viajó en valija diplomática.

–¿Hablaron del tema del dinero? –indagó Mulvihill.

–Sí, ese dinero era llevado por un alto funcionario argentino que era el responsable de los negocios con Venezuela –especificó, refiriéndose a Uberti.

–¿Para qué era ese dinero?

–Para la campaña política.

–¿De quién?

–De Fernández de Kirchner. (Crítica Digital/OPI Santa Cruz)

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