12/10 – 09:30 – La nunca resuelta muerte de Sergio Chocobar, oficial de la policía que falleció en las Heras, presumiblemente suicidándose, después de serias denuncias de su familia sobre aprietes, sanciones, amenazas y persecuciones internas; renace en medio de la enorme crisis que viene padeciendo la policía, por la cual, en dos meses, sufrió la baja forzada de dos efectivos en El Calafate. Ambos se suicidaron, pero uno de ellos masacró a toda su familia.
En los últimos días se ha generado, dentro de la policía provincial, un intenso movimiento interno, especialmente en los cuadros medios y bajos, ante los últimos suicidios de dos efectivos en el Calafate, uno de los cuales masacró a toda su familia antes de ultimarse.
Esto generó un debate interno en la policía y el gobierno de la provincia ha bloqueado, de alguna manera, cualquier tipo de información que tienda a abrir esa discusión de cara a la sociedad. En este sentido, el Gobernador Peralta y el Jefe de Gabinente Pablo González salieron a explicar que se está buscando optimizar el control psicológico de los efectivos e inclusive, el mandatario, llegó a deslizar la idea de interactuar con organismos extra policiales, como ONGs y entidades profesionales, para dotar a la Fuerza de evaluadores externos que complementen el trabajo de la conducción policial, en materia de seguimiento de las problemáticas psicológicas tanto de los policías como de su familia.
Paralelament,e se ha generado una suerte de catarsis en algunos medios radiales, de parte de policías y ex policías que denuncian aprietes, sanciones disciplinarias injustificadas, persecuciones, arrestos por temas menores y presiones y acoso laboral de todo tipo por parte de la oficialidad y especialmente de jefes y subjefes de comisarías. También en los últimos días se habla de renuncias masivas y de que al menos cinco Agentes en El Calafate habrían pedido la baja y otros habrían expresado su intención de hacer lo mismo en localidades del interior.
Recordemos que fue en El Calafate, precisamente, donde en menos de dos meses se suicidó el cabo Benítez, quien previamente mató a su mujer embarazada y a sus dos hijitos y luego se mató en el interior de su auto en pleno centro de la villa turística.
El 4 de octubre Humberto Juárez se disparó con su arma reglamentaria luego de discutir con su pareja y en ambos casos los efectivos tenían antecedentes desfavorables de informes psicológicos previos y hasta se supo que les había sido retirada el arma en algún momento del servicio.
El 15 de agosto de 2005 en Las Heras, se produjo el caso que quizás se haya transformado en el paradigma de todo lo que hoy constituye esta enorme y grave problemática que envuelve a la policía provincial. En su domicilio particular de Las Heras, el joven oficial de 23 años Sergio Chocobar fue encontrado con un balazo en la cabeza. Aún vivía, pero murió en el traslado desde esa localidad a Caleta Olivia.
A partir de allí y a través de la persistencia de la familia y particularmente de su madre, Lucerina Barrientos, OPI pudo hilvanar los hechos y se descubrieron inmensos defectos en la investigación, sospechosas pruebas, presumiblemente plantadas y detalles de la persecución, apriete y amenazas a las que el propio oficial era sometido por los Jefes directos en la comisaría de Las Heras. Hoy, a más de seis años la justicia no ha resuelto lo que Lucerina sostiene fue un crímen y ha sido éste, junto a otros tantos hechos ocurridos dentro de la policía provincial, lo que lleva a pensar que dentro de esa Fuerza hace falta una reestructuración general, un ordenamiento institucional y la redefinición de los objetivos de la policía, adaptándola a un Estado moderno y con mayor eficiencia.
Los agentes y ex agentes denuncian, en su mayoría anónimamente en los medios, malos tratos, abusos y persecuciones de personal superior sobre le subalterno. Otras denuncias graves provienen desde adentro de la propia Escuela de Policía, sin embargo, la Jefatura no ha emitido opinión al respecto, a pesar de que estos últimos sucesos, vuelven a poner en discusión el criterio de selección para los agentes, el grado de instrucción que reciben, los sistemas de protección personal y familiar que les provee la Jefatura y el apoyo psicológico (para muchos inexistente) que deberían tener a lo largo de su carrera. (Agencia OPI Santa Cruz)