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El paro del sindicalismo opositor se hizo sentir en casi todo el país, pero no fue total

Arrancó el paro: hay colectivos, pero no funcionan los trenes y algunas líneas de subte
29/08 – 09:50 – La huelga tuvo un alto nivel de acatamiento, aunque logró un impacto menor que la del 10 de abril; los colectivos circularon, pero con pocos pasajeros; para el Gobierno, “la gran mayoría fue a trabajar”, mientras Moyano estimó en 80% el grado de adhesión.

El tercer paro nacional organizado por el sindicalismo opositor desde que Cristina Kirchner llegó al poder tuvo ayer un alto nivel de acatamiento, aunque mostró más disparidades respecto de la última medida de fuerza, el 10 de abril pasado.

La decisión de la Unión de Transporte Automotor (UTA) de no sumarse al paro le restó algo de fuerza a la protesta que organizaron las CGT de Hugo Moyano y de Luis Barrionuevo, con el acompañamiento de la CTA de Pablo Micheli y agrupaciones de izquierda, quienes estuvieron a cargo del armado de piquetes en lugares neurálgicos de las principales ciudades.

Al menos en visibilidad, la presencia de los colectivos atenuó el impacto de la medida en la Capital, mientras que en el interior el acatamiento fue dispar en el interior del país.

En ese contexto, el Gobierno y Moyano quedaron entreverados en un arduo debate respecto del impacto del paro. Mientras que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, aseguraron que “la gran mayoría de los argentinos fue a trabajar”, Moyano destacó que “el acatamiento al paro fue del 80%” y la izquierda dijo que la huelga fue “masiva”.

Los gremios reclamaron la preservación de los puestos de trabajo, la reapertura de las paritarias, la modificación del impuesto a las ganancias y mayores condiciones de seguridad, entre otras demandas. Pero Tomada anunció ayer que “no hay condiciones que ameriten un clima de reapertura de paritarias”. Además, recaló en que “la mayoría de los trabajadores no tiene nada que ver con el impuesto a las ganancias” y destacó que un cambio en ese gravamen hoy “no es una prioridad” para la Casa Rosada.

A diferencia de la lectura oficial de la huelga, Moyano y Luis Barrionuevo informaron que el acatamiento a la medida en el país fue de “un 80 a 85%”, con picos de 90%, por ejemplo en el Sur o en las grandes ciudades, como Rosario, Córdoba y Mendoza.

Si el funcionamiento de los colectivos que dispuso la UTA fue un atenuante importante para evitar una adhesión masiva al paro, la presencia de piquetes en los principales accesos a la Capital y en rutas clave del país sirvió para disuadir a los trabajadores que no avalaron la huelga.

Desde temprano, manifestantes de distintas agrupaciones políticas cortaron varios accesos a la Capital Federal y puntos estratégicos del interior del país. Sobre esta modalidad de protesta, el ministro de Trabajo dijo que “desprestigia” cualquier reclamo. También el Gobierno denunció ataques a colectivos que funcionaban con gente adentro y elevó una denuncia penal por destrozos a una formación del ferrocarril Sarmiento. No obstante, se montó un fuerte operativo de seguridad para evitar que los piquetes se extendieran y atentaran contra los colectivos.

Los cortes se iniciaron a las 6 en distintos puntos estratégicos: en el cruce de la autopista Panamericana y Henry Ford; en el puente Pueyrredón de Avellaneda; en puente La Noria de Lomas de Zamora; en el Camino de Cintura; en las rotondas de Llavallol (Esteban Echeverría) y San Justo (La Matanza), y en el Acceso Oeste. La mayoría de los piquetes se liberó a las 10, pero recién a las 11 se levantó en el puente Pueyrredón, donde hubo algunos forcejeos entre los manifestantes y la Gendarmería.

En la CGT admitieron que la no adhesión de la UTA le restó fuerza al paro, pero remarcaron que “los colectivos circularon vacíos”, según Moyano. En tanto, en la CTA opositora destacaron el alto nivel de acatamiento a la huelga en la administración pública, la justicia, la salud y las escuelas, cuyos gremios responden, en su mayoría, a la CTA opositora.

En algunas plantas industriales se trabajó normalmente, a pesar de las dificultades para movilizarse. En Techint, por ejemplo, el ausentismo fue como el de un “día normal”, según informó la empresa. Aunque denunció bloqueos de parte de militantes camioneros, lo que impidió el ingreso y egreso de mercadería. Pero en otras fábricas industriales, como en la autopartista Lear, se bajaron las persianas. Hace unos días, en Lear, el sindicato kirchnerista del Smata desplazó a la comisión interna, pero así y todo ayer no hubo actividad.

Hacia el futuro inmediato, la estrategia del sindicalismo opositor no está muy clara aún. Ante la falta de respuestas del Gobierno a los reclamos, la CGT de Moyano advirtió que activará una movilización de protesta a la Plaza de Mayo en el corto plazo. Aunque los sectores más radicales, como el de la CTA disidente, sugirieron realizar otro paro general, pero de por lo menos 36 horas.

Del editor: qué significa. El paro mostró el poderío, pero también los límites del sindicalismo opositor. Los próximos pasos serán clave para determinar cuánto futuro tiene. (La Nación)

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