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El deterioro fiscal se acelera a un ritmo mayor que durante la crisis de 2001-2002

El Ministro de Economia de la Nación Axel Kicillof - Foto: a
02/06 – 09:30 – La explosión del déficit fiscal, que se multiplicó por seis en marzo, es una señal de alerta y podría alcanzar el 8% del PBI a fin de año. Las cuentas públicas muestran un endeudamiento que crece más rápido que en el colapso de la convertibilidad.

Por: Juan Gasalla
El rojo de las cuentas públicas de la Argentina crece a un ritmo cada vez más elevado, incluso superior al de la crisis de 2001-2002, que desembocó en el default de deuda más grande de la historia que postró a la economía local.

El Ministerio de Economía informó la semana pasada que el déficit primario, que excluye los pagos de vencimientos, saltó en marzo a $17.400 millones, unos u$s1.930 millones al tipo de cambio oficial. Esta cifra contrasta contra el superávit de $3.600 millones del mismo mes de 2014. El dato es aún más preocupante cuando se considera que la última vez que Argentina registró déficit primario en marzo fue en el año 2002, en plena cesación de pagos, durante el gobierno de Eduardo Duhalde. Hasta que la deuda pública logró regularizarse con el canje de 2005, los pasivos incumplidos rondaron los 100.000 millones de dólares.

Daniel Artana, economista Jefe de la fundación FIEL, estimó que este año el déficit fiscal ascenderá al 6% del PBI, un desequilibrio comparable al de los últimos años del “uno a uno” del peso con el dólar, que “se viene financiando hasta ahora con una mezcla de uso de reservas para pago de deuda externa, con emisión monetaria que en parte retroalimenta la inflación, y con la colocación de bonos directa o indirecta en el mercado doméstico: directa, como hizo el Tesoro con el BONAC, e indirecta a través de LEBAC y NOBAC del Banco Central”.

“Las cuentas públicas cerraron el primer trimestre del año con un déficit primario de $32.434 millones, 25 veces el déficit presentado en igual periodo del 2014”, advirtió el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) en un estudio. “El déficit fiscal (tras pago de deuda pública), por su parte, ascendió a $57.750 millones. Eso implica que el rojo fiscal prácticamente se cuadruplicó en un año”.

“El bache fiscal se produjo pese al auxilio del BCRA y ANSeS, que giraron fondos al Tesoro por $5.900 millones. Sin esos recursos, englobados bajo el rubro rentas de la propiedad, el déficit fiscal hubiera trepado a $33.812 millones”, evaluó el IARAF.

Un informe del grupo consultor Espert & Asociados detalla que la progresión del rojo fiscal es mayor en el segundo gobierno de Cristina Kirchner que en los últimos años de la convertibilidad, si se comparan los resultados consolidados (déficit primario más intereses). En 1998 ascendió a 2,9% del PBI, en 1999 llegó a 5% del PBI, y aunque en 2000 retrocedió a 3,6%, saltó a 7% en 2001, cuando se detonó la mayor crisis económica y social de la historia argentina. En 2012 el desequilibrio financiero llegó a 3,8% del PBI, en 2013 superó el 4%, en 2014 se expandió a 5,9% del PBI y la consultora proyecta un 7,8% para el cierre de 2015.

El economista José Luis Espert indicó que con esta dinámica, el déficit fiscal del año en curso será el cuarto más elevado en los últimos 50 años, sólo superado por los de 1975 (previo al “Rodrigazo”), 1981-82 (crisis de la “tablita” de José Alfredo Martínez de Hoz y la Guerra de Malvinas), y 1988, con la hiperinflación del gobierno de Raúl Alfonsín.

“Con el resultado de marzo, el déficit fiscal de 2015 se proyecta para $400.000 millones, un 8% del PBI en 2015 y el cuarto más grande desde 1961”, recalcó Espert, al tener en cuenta que hacia fin de año hay una estacionalidad en el gasto a la que la administración nacional no podrá eludir, a la vez que se registra una “recaudación impositiva récord y de las más altas del mundo para el que está ‘en blanco'”.

Al computar los pagos de deuda, las cuentas públicas registraron en marzo un déficit financiero de $27.894 millones, más de seis veces el rojo financiero del mismo período de 2014. En el tercer mes del año, el gasto corriente trepó 40% ($98.057 millones) mientras que los ingresos fiscales aumentaron apenas 12% ($82.629 millones).

Un reporte de la agencia financiera Bloomberg señala que “en lugar de poner freno (al gasto), la presidente Cristina Fernández de Kirchner está derrochando durante una recesión prolongada, en un año electoral”, en el que no podrá presentarse como candidata para ejercer un tercer período por impedimento constitucional.

El informe rescata que en el país hay consenso de que el desempeño actual de la economía argentina es mejor al que encontró Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003, cuando asumió la Presidencia. Miguel Bein, el principal asesor económico de Daniel Scioli, señala que la deuda pública contraída en el exterior alcanza el 27% del PBI, un tercio del nivel de Gran Bretaña, por ejemplo.

Este dato explica por qué el país no atraviesa una crisis de deuda de la dimensión del histórico “default” votado por el Congreso en el breve interregno presidencial de Adolfo Rodríguez Saá, aunque hay que recordar que en el presente cálculo no se contabilizan pasivos contingentes como los fondos reclamados por los holdouts en los EEUU y otros incumplidos con bonistas que no ingresaron a los canjes de 2005 y 2010.

“El problema es que el gasto fiscal está subiendo a la vez que el auge de los productos básicos de la última década está terminando”, lo cual “despoja al Gobierno de los ingresos provenientes de las exportaciones agrícolas que habían alimentado un superávit hasta 2011”, subraya Bloomberg. En unos u$s341 por tonelada, el precio de la soja, que determina los saldos exportadores más relevantes para la Argentina, vale 38% menos que un año atrás (u$s551 por tonelada). Similar es el caso del maíz (-25%) y el trigo (-30%).

Tampoco contribuye a distender el balance de las cuentas públicas el default “selectivo” en el que incurrió la Argentina a partir del 30 de julio de 2014, como consecuencia del fallo adverso al país en el litigio con los holdouts que se tramitó en el juzgado de Thomas Griesa en Nueva York. “Es insostenible que los ingresos crezcan 20 puntos porcentuales más lento que el gasto”, dijo Belén Olaiz, economista de Abeceb.com. “Es un espacio que vas a tener que cerrar en algún momento”, expresó la experta, tarea que deberá asumir el próximo gobierno a partir del 10 de diciembre. (Infobae)

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