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Siete años sin Sofía Herrera, un dolor que no cierra y una esperanza que se renueva

Siete años sin Sofía Herrera, un dolor que no cierra y una esperanza que se renueva
28/09 – 14:00 – La periodista de Río Grande, María Fernanda Rossi, asidua colaboradora de nuestra Agencia, escribe en primera persona el dolor y la frustración que le ocasiona como ser humano, luego como ciudadana y como periodista, la ausencia inexplicable de Sofía Herrera, la niña que desapareció misteriosamente de un camping en Río Grande y de la cual, a pesar de los enormes esfuerzos de todos y el inacabable padecimiento de sus padres, no han podido hallar. (Para OPI Santa Cruz por María Fernanda Rossi (Periodista TDF)

Siete años. Si lo medimos en tiempo personal, ni siquiera parece ser tanto. Pero siete años esperando se traduce en un cruel tiempo interminable. Así la vida de María Elena y Fabián, y hasta de Giuliana, que aún sin entender del todo que pasa, viven esperando. Esa es su vida, que de simple, hace siete años, no tiene nada.
Buscan, revuelven, se mueven, rezan, pero por sobre todo, esperan.

Se cumplen 7 años de la misteriosa desaparición de Sofía Herrera. La niña que fue a pasar con su familia una tarde al camping Jhonn Godall y que nunca más volvió. La niña que fue buscada intensamente por los bosques fueguinos, pensando en que se había perdido en un descuido en esas marañas traicioneras de lenga y turba.
Sofía, la niña a la que nadie creyó que no volvería a ver.

Desde ese día una sociedad cambió. Y cambió más de una vez. Desde ese día se abrieron puertas y corazones, pero también se levantaron los dedos acusadores que nunca faltan. Desde ese día pasaron siete interminables años.

Los padres de la niña fueron acompañados por más de cuatro mil personas en la primera marcha que rogaba por la aparición de Sofía. Cinco años después, no sumaban 30 vecinos (incluidos funcionarios). ¿Qué pasó en el medio, además de tiempo? Versiones. Habladurías. Investigaciones e hipótesis inventadas. Magas, videntes, periodistas con teorías conspirativas. Elucubraciones. Mitos populares que fueron naciendo y se arraigaron en la comunidad más que el dolor.

Quizás sea el propio miedo de pasar por una situación semejante, entonces alejarse hace que las posibilidades se minimicen. Tal vez sea la comodidad. Por ahí es simplemente aburrimiento…

Cuánta charla con María Elena y Fabián les hace falta.

A lo largo de mis diecisiete años como periodista me ha tocado cubrir noticias de las más variadas, de las lindas, de las feas, de las tristes, de las alegres, de las que se comparten. Pocas cosas me cuestan tanto, aún hoy (o en realidad cada vez más), como charlar con alguno de los papás de Sofía.

Me agobia su tristeza que aparece como una sombra oscura queriendo apoderarse de todo lo que no hay. Se refleja en una esperanza tibia, débil, que parece que se va apagando, pero que de alguna forma, a veces inexplicable, revive una y otra vez. Una y otra vez.

Y entonces Giuliana. Tan parecida a Sofía que impacta. Tan ajena y tan en el medio de todo.

Hace un par de años le saqué una foto en brazos de su papá. Al revisar más tarde las fotografías para seleccionar la que iba a ilustrar la nota, la imagen que me devolvía la pantalla me dejó atada al teclado. Giuliana y Fabián, eran tan Sofía y Fabián que por una fracción de segundo quise correr hasta la casa de los Herrera para decirles que Sofía siempre había estado en sus brazos. Ojalá ella lo sienta así.

Los investigadores, el juez de la causa, la secretaría de derechos humanos han agotado todas las instancias. No dejan ninguna pista sin revisar, ninguna denuncia sin investigar, ningún reporte sin profundizar. Y ellos, al final de cuentas, también esperan.

Y todo vuelve al principio. Esperar. Algo que parece tan paciente, pero que resulta tan activo. Rogar por la voz de alguien. Una vida al lado de un teléfono, revisando permanentemente el correo, aguardando pacientemente que alguien simplemente diga.

“Alguien sabe algo” repite hasta quedar sin voz María Elena. Alguien sabe algo. Alguien sabe. Algo.

Mientras tanto Sofía ya pasó casi el doble de tiempo de su vida fuera de su casa, que con su familia.

Así sigue la espera, que resulta inacabable, y que vuelve a empezar cada 24 horas. (Agencia OPI Santa Cruz)

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5 COMENTARIOS

  1. No puedo entender como nadie aportó nada en estos 7 años…como desapareció practicamente de la vista de los padres y amigos y no hay explicación.
    Siempre pienso en esta chiquita desde ese momento y me angustia el modo como sucedieron las cosas.
    Realmente un verdadero misterio, dejadez u ocultamiento…alguna de estas 3 cosas es.

  2. No entiendo nada, lo único q pido es q aparezca, no conozco a la familia, pero sofi m llega al alma, y no comprendo tan chiquita, tiene q estar con su flia, quiero q aparezca… Siempre q viajo al sur y pasar x el lugar x donde desaparecio m inunda la tristezatristeza…

  3. Que tremenda angustia de esos padres. A veces pienso que me voy a encontrar con Sofia en una chacra de Gaiman (yo soy de Trelew). Debe ser la tremenda esperanza de que aparezca por algun lugar, no puede ser que la haya abducido un OVNI o algo asi. Imposible. UFFF

  4. yo como muchos decimos que los padres estan metidos y dejaron esa gente del predio mal gente que hace años y son de ai y nunca paso algo haci en tdf como puede ser si cuando se perdia alguien o un niño lo encontraban yo no confio en los padres ojo hay padres que matan y venden a sus hijos primero estaba en canada des pues en chile el padre es un vivo no les creo /

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