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Apuestas récord por una devaluación

El dólar libre baja 20 centavos y se vende a $15,10 en la City
19/10 – 11:00 – Suman unos US$ 20.000 millones los contratos a futuro; la mitad vence en marzo.

Por: Javier Blanco
Las crecientes expectativas sobre una inminente devaluación, que a esta altura hasta los candidatos oficialistas juzgan inevitable, hacen que los negocios con contratos de dólar a futuro ronden los US$ 20.000 millones, una cifra nunca antes vista en el mercado. La mitad de las apuestas se concentran en los vencimientos al primer trimestre del próximo año, lo que deja a la vista que, a criterio de los inversores y agentes económicos, la cuestión será una de las primeras que deberá atacar quien suceda a Cristina Kirchner. Por su parte, la Presidenta se despedirá disputando el podio entre las administraciones que dejaron el país con mayor atraso cambiario con Isabel Perón y Carlos Menem, justicialistas como ella. También su ministro Axel Kicillof pelea el liderazgo con José Alfredo Martínez de Hoz, el más exitoso en forzar una apreciación del peso.

Según las señales del mercado, lo que viene será un verano movido.

Las apuestas en contra de la fortaleza (o apreciación forzada) actual del peso serían casi anecdóticas si no fuera porque el Banco Central (BCRA) colaboró fervientemente para que el mercado de futuros tomara la dimensión que tiene actualmente.

En los últimos meses, la entidad monetaria se ha convertido en un activo oferente de contratos a futuro a precios inferiores a los que estarían dispuestos a validar los compradores por riesgo propio. El objetivo oficial es tratar de mantener domesticadas las expectativas de una maxidevaluación.

Incluso, en las últimas semanas la descapitalizada entidad que conduce Alejandro Vanoli redobló su esfuerzo tras persuadir a los mercados más operados para que amplíen los límites de operación permitidos hasta ahora, sólo para poder ofrecer más contratos a precios rebajados y seguir con la ficción de expectativas planchadas.

Eso le permitió, a fin de septiembre, devolver los contratos futuros a los valores que tenían en las semanas previas a que se reavivara el interés por tomar coberturas. Tal aspirina permitió aumentar los volúmenes operados de allí en más sin que se sintiera en los precios.

“El Banco Central está interviniendo de forma muy activa en futuros: su posición abierta se multiplicó por casi 4 en apenas tres meses [pasó de US$ 1360 millones a fines de mayo a US$ 5202 millones en agosto]. Pero teniendo en cuenta el crecimiento que tuvo el mercado, de allí en más puede estimarse que la posición abierta del BCRA se ubicaba al cierre de septiembre cerca de US$ 9000 millones”, señaló en un reciente informe la consultora Empiria.

El economista Nicolás Dujovne cree que la dimensión que ha tomado este negocio implica ya un “subsidio a los compradores”. Juzga un despropósito que el Banco Central venda “protección a tasas implícitas de depreciación del peso que promedian el 25% anual, contra los mismos futuros que en un mercado alejado de su accionar, como el de Nueva York, se negocian con tasas al 100 por ciento”.

De allí es que supone que, en algún momento (y según los grados de libertad que deriven del proceso electoral), la entidad se correrá del lado oferente para tratar de acotar la pérdida que ya acumula. “En algún momento va a dejar de intervenir activamente”, anticipa.

Empiria, por su parte, explica que la intervención del ente monetario en estos mercados es útil en determinados momentos de excesiva o injustificada presión cambiaria que se diagnostiquen como transitorios. En esos casos, aconseja, suele ser útil que el BCRA ofrezca futuros “relativamente baratos (con tasas implícitas por debajo de las vigentes en el mercado), de manera de incentivar a los tenedores de divisas a vender sus posiciones contra la cobertura de los futuros para incentivar una mayor oferta en el mercado spot, que permita recuperar reservas o reducir su caída”.

“En la medida en que se cumplían las previsiones, se conseguía mayor estabilidad cambiaria contra resultados sin importancia, ya que la eventual ganancia o pérdida por la posición vendida en futuros se compensaba con la posición de reservas. Pero desde que existe el cepo, la situación ha cambiado. La venta de futuros no genera venta de divisas en el mercado spot, ya que nadie vende lo que luego no podrá comprar. Es un mal sustituto al no implicar el acceso a divisas”, dice en forma muy didáctica el informe.

El riesgo en números

“La exposición en este tipo de instrumentos de cobertura crece 14% tanto en el Rofex como en el MAE en lo que va de octubre. Esto llevó al interés abierto en contratos de futuros de dólar a superar el equivalente a los US$ 8500 millones en el Rofex, lo que supone un nuevo máximo de la serie histórica. A eso hay que sumar el equivalente a US$ 11.200 millones en operaciones concertadas a término en el MAE y lo que corresponda al MATba, una plaza menos desarrollada”, explica el especialista en Finanzas Leandro Fisanotti, que sigue de cerca la evolución de estos mercados.

Se trata de montos que ya superan en un 70% a los que se llegaron a operar en septiembre de 2014, momento en que las expectativas devaluatorias se habían exacerbado y el precio del dólar marcaba récords en el mercado negro o paralelo, tras una abrupta escalada que lo había llevado a rondar los 16 pesos por dólar.

“Esos volúmenes se dieron coincidentemente con la crisis que produjo la salida de Juan Carlos Fábrega de la presidencia del BCRA. Pero en ese momento el nivel de interés abierto observado en el Rofex era del orden de los US$ 5000 millones”, recuerda Fisanotti, para establecer una comparación más gráfica.

El experto explica que los contratos de futuros “son utilizados por los operadores tanto como una forma de cubrir sus exposiciones a cartera en pesos (sean inversiones u obligaciones con descalce de monedas, por ejemplo, pagos pendientes al exterior), o bien para especular sobre un movimiento del tipo de cambio a futuro”.

Para el economista Julio Piekarz, el récord de apuestas contra la supuesta fortaleza del peso se verifica porque los agentes económicos perciben no sólo que el tipo de cambio con el dólar está “severamente atrasado”, sino además porque saben “que en el BCRA ya casi no hay dólares, o los habrá para diciembre, y no saben si cualquiera de los candidatos que gane los podrá conseguir rápido, en un contexto en que el superávit comercial ya se evaporó, por lo que los dólares genuinos tardarán en llegar”. (La Nación)

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