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Para los gremios, no es hora de un acuerdo

Ayer al finalizar el plenario de sindicatos en la CGT - Foto:
07/01 – 10:00 – Quieren ver cómo sigue la economía y resolver la interna de la CGT.

La postergación de la convocatoria al diálogo social que había prometido el Gobierno con gremialistas y empresarios fue tomada como un triunfo en el mundo sindical. Los referentes de las tres vertientes de la CGT, como de las dos CTA, dudaron siempre de la viabilidad de un acuerdo del que nunca se conocieron ni siquiera detalles. Los sindicalistas, básicamente, temen quedar asociados a una postal que pueda interpretarse como un apoyo a las medidas oficiales. “No queremos quedar pegados a un ajuste”, dijeron, casi a coro.

Los sindicatos siguen con atención la ola de despidos en el sector público, que ya alcanza también a algunas áreas del ámbito privado. También aguardan certezas sobre el rumbo económico y el impacto que puedan causar en el bolsillo otras medidas, como el aumento de las tarifas en los servicios públicos o la vigencia del plan Precios Cuidados. En este contexto, las primeras paritarias ya insinúan un mismo rumbo: pactar una suma fija y aplazar la suba anual para abril, con un escenario más certero.

Con la interna de la CGT sin resolver, la Casa Rosada no sabe a qué interlocutor recurrir. Priorizó inicialmente a Hugo Moyano, pero ayer el jefe de los camioneros demostró que no se alejará de su espíritu combativo. Presionó con subas salariales a tono con la inflación que midió su central (29,04% en 2015) y advirtió sobre los riesgos de extender los despidos. “Que no quieran meter miedo, vamos a pedir el salario que corresponda. No nos van a extorsionar con decir que se van a perder puestos de trabajo”, dijo Moyano en Radio Del Plata.

El mensaje de Moyano fue una respuesta a las versiones que echó a correr el Gobierno sobre un acuerdo tripartito para que el porcentaje de las paritarias no supere el 25%. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, hará lo posible para que el porcentaje no lleve un tres adelante. Por eso les comentó a algunos sindicalistas los planes que prevé Mauricio Macri para modificar el impuesto a las ganancias y ampliar los beneficios de las asignaciones familiares.

La CGT oficial, que encabeza Antonio Caló, también marcó su territorio. Internamente, un sector condiciona el diálogo con el Gobierno y exige garantizar por decreto que no haya despidos durante un año; retrotraer los precios de la canasta básica de alimentos al 1° de octubre y no al 30 de noviembre, como había precisado el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, y negociar paritarias sin límites.

“Es lo correcto que el Gobierno pase para más adelante la convocatoria. No me gusta decir que es un acuerdo económico y social. Diría que es una charla. Pero nadie me llamó. Sería prematuro reunirse ahora porque todavía están muy frescas algunas de las medidas económicas y estamos preocupados por los despidos”, dijo Caló a LA NACION.

En su rol de jefe de la UOM, Caló tendrá hoy un encuentro clave con las cámaras metalúrgicas: negocia un plus salarial previo a la paritaria, que comenzará en abril. Una señal que dejó en evidencia que el acuerdo salarial alcanzado el año pasado estuvo por debajo de la inflación.

En las dos vertientes de la CTA la postura no es diferente. Sus referentes, Hugo Yasky y Pablo Micheli, están inquietos por la revisión de contratos en el Estado, donde se concentra su influencia. (La Nación)

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