Rafecas encontró el escondite secreto donde López ocultaba el dinero

17/08 – 10:40 – El juez quería saber si se verificaba la versión del ex secretario de Obras Públicas para descartar que hubiera recolectado los dólares de algún lugar desconocido

Por: Maia Jastreblansky
El caserón de Tigre que habitaba José López tiene un recoveco. Está en la planta alta del chalet, en la habitación matrimonial. Allí, a casi dos metros y medio de altura. Hay una portezuela de madera que da acceso al tanque de agua. Si se mira con atención, al costado de esa cisterna hay un piso de listones de madera, apenas ajustados. Debajo de los tablones, se esconde un “doble piso” separado por paneles de gomaespuma.

Ése fue el “escondite” que halló el juez federal Daniel Rafecas ayer por la mañana, en la segunda inspección ocular al chalet de Dique Luján que ocupaba López antes de ser detenido. El magistrado fue a verificar si existía el lugar que el ex secretario de Obras Públicas describió como depósito de los US$ 9 millones en efectivo que -dijo- provenían de la “política”.

El juez quería saber si la confesión de López se correspondía con la realidad. Es que una duda que persistía en la investigación era si el ex funcionario había hecho paradas intermedias camino del convento para recolectar los bolsos con el dinero. Con esta inspección, el magistrado reafirmó la hipótesis de que era el propio ex secretario de Obras Públicas quien atesoraba los dólares en su casa.

Rafecas llegó al chalet de Tigre ayer, cerca de las 10, acompañado por los abogados de López, que querían verificar si su cliente era veraz respecto del escondite del dinero.

En la declaración indagatoria del pasado jueves, el ex secretario de Obras Públicas había tenido un relato errático, en el que describió alucinaciones y episodios de paranoia. En medio de esos pasajes delirantes, había especificado cómo recolectó el dinero antes de empezar el raid que terminaría en el convento de General Rodríguez, la madrugada del 14 de junio.

“Fui hasta la casita que está frente al inmueble, saqué una escalera tipo tijera. Ingresé a la casa principal, a ese lugar inaccesible que nadie sabía en mi habitación, que tiene como una ventana por donde se accede al tanque de agua. Ahí estaban los bolsos en un lugar tapados como en un falso piso. Tomé los bolsos y los bajé”, había dicho López ante los funcionarios judiciales.

Ese mismo circuito siguió ayer el juez a cargo de la causa por enriquecimiento ilícito contra el ex secretario de Obras Públicas. Era la segunda inspección ocular al lugar, pero en la primera oportunidad no había encontrado el recoveco.

En esta segunda ocasión, subiendo con una escalera, el magistrado encontró el falso piso de madera. Estaba en su lugar, pero apenas ajustado con clavos que se podían quitar con la mano.

Billetes mojados

Según fuentes judiciales, debajo de las maderas se detectaron planchones de gomaespuma y un espacio suficiente como para que entraran los bolsos con dólares. También reconocieron que se trata de un recinto húmedo, lo que explicaría por qué los billetes incautados en el convento estaban algo mojados.

A la inspección ocular de ayer también asistieron los abogados de Eduardo Gutiérrez. Se trata del empresario que, en los papeles, figura como propietario del chalet, aunque está imputado como presunto testaferro de López. Los letrados quisieron conocer el estado de la casa, pasados ya dos meses del escándalo. Desde entonces, el caserón permaneció franjado y con custodia permanente de la Policía Federal.

Por otra parte, los abogados de López desistieron ayer de apelar su procesamiento y dejaron así abierta la puerta al juicio oral por enriquecimiento ilícito.

Los abogados Diego Sánchez y Fernando García presentaron un escrito ante la Cámara Federal con la firma del propio López, que reflejó el interés de su cliente por “ir rápido a un juicio donde pueda explicar su situación”.

En los próximos días se espera que la Justicia tome nuevas declaraciones testimoniales. Además, está previsto un careo entre los dos arquitectos que habrían participado en la construcción de la casa. El objetivo es confirmar quiénes fueron los verdaderos dueños del chalet. (La Nación)