01/11 – 14:30 – Las petroleras habían pedido un ajuste de entre 7 y 8 por ciento, que iba a aplicar a partir de hoy.
Por: Martín Bidegaray
El Gobierno está en búsqueda de “brotes verdes”, que le permitan afirmar que empezó la recuperación económica. Sin embargo, se está topando con una suba esporádica, quizás impensada, pero de otro indicador, al que preferiría ver en baja: el de la inflación. Después de un septiembre con un alza del 1,1% (Indec) a 1,3% (ciudad de Buenos Aires), los precios al consumidor subieron un 2,7%, según estimaciones de consultoras privadas.
El número encendió alarmas en el Gobierno, que está buscando frenar incrementos que se pueden decidir por estos días. Por ejemplo, el de los combustibles. Las petroleras habían pedido una recomposición de entre 7% y 8%, mientras que el Poder Ejecutivo estudiaba la posibilidad de una suba menor. Aunque las compañías estaban listos para ajustar desde la medianoche, la luz verde del Gobierno nacional no llegó, según ejecutivos del sector que dialogan con el ministerio de Energía.
Es que una de las razones de la suba de octubre es el nuevo cuadro tarifario del gas. Esos precios alimentaron la inflación de octubre, junto con el aumento en la medicina prepaga. En el Gobierno creen que la nueva situación del gas beneficiará a las petroleras.
Aunque el instituto de estadísticas de la ciudad de Buenos Aires no publicará sus datos hasta dentro de 10 días, economistas consultados por “La Nación” señalaron que la inflación de octubre fue de 2,7%.
El aumento en el subte -el viaje subió de $ 4,50 a $ 7,50- también dejará huella en las estadísticas que mide la ciudad de Buenos Aires y, en menor medida, en las del Indec para la ciudad y el conurbano. La suba de la nafta y el subte a la vez tendría un impacto negativo en la opinión pública, según razonan en el Gobierno.
Las ventas del comercio minorista no despegan. Por eso, se prepara otro fin de semana de descuentos “extra”, como el que tendrá la principal cadena de súper entre jueves y domingo. Sin embargo, las asociaciones de consumidores notan que hay leves incrementos en algunas categorías “no imprescindibles”, como productos “light” o “premium”.
“En la mayoría de los países, un ministro habla de acuerdo de libre comercio con otros mercados y los ejecutivos de las empresas aplauden. Acá, se enojan”, pintan en un ministerio, donde entienden que falta colaboración de ese sector con el Poder Ejecutivo.
El gobierno acumula un déficit fiscal de $ 185.000 millones a septiembre. Ese dato inquieta en las empresas, aunque en el Poder Ejecutivo insisten que a los inversores internacionales no les hace tanto ruido.
El aumento del gas, que pegó en la inflación, apunta a disminuir el déficit fiscal. Las petroleras venían cobrando un promedio de US$ 1,29 por millón de BTU (la unidad de medida del gas) por parte de los particulares, mientras que el resto (de un precio de US$ 6,80) lo pagaba el Estado nacional. Con el aumento de tarifas, las empresas pasarán a cobrar US$ 3,42 por el gas, y eso bajará los subsidios estatales. (Clarín)
