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El clamor por los derechos de las mujeres recorrió todo el país

El clamor por los derechos de las mujeres recorrió todo el país
09/03 – 10:00 – El acto central fue en la Plaza de Mayo y se leyó un documento consensuado entre las organizaciones, hubo mucha participación espontánea y algunos disturbios en la desconcentración; movilizaciones en las provincias

Por: Evangelina Himitian y Soledad Vallejos
Se tomaron el día o salieron antes de sus trabajos. Postergaron las tareas domésticas, no hicieron las compras del día o pidieron a sus parejas o familiares que fueran a buscar a sus hijos a la escuela. Ayer, miles de mujeres no celebraron su día, sino que lo dedicaron a luchar por sus derechos. Miles de ellas tomaron las calles y marcharon hacia la Plaza de Mayo, como parte de una movilización que nació como un reclamo local y se contagió a todo el mundo. Sobre el final, hubo algunas corridas y desmanes frente a la Catedral porteña y agresiones a cronistas de televisión.

El Paro Internacional de Mujeres tuvo réplicas en más de 50 países, siempre con la misma consigna: equidad de género. En la Argentina, la convocatoria movilizó a las mujeres desde temprano y en todo el país.

En Mar del Plata, con banderas que recordaban los femicidios ocurridos aquí en los últimos años. En Córdoba, las multitudinarias marchas se replicaron en distintas ciudades. En Santa Fe, en tanto, unas 9000 personas se reunieron frente a la Casa de Gobierno. En La Plata, fueron más de 5000 mujeres, niños y también hombres los que marcharon desde la plaza Moreno hasta la gobernación. En Rosario, una multitud partió después de las 17 desde la plaza San Martín. Las mendocinas también se sumaron a la medida. Y en Santiago del Estero se realizó un multitudinario acto en la plaza Libertad.

Pasado el mediodía, la propuesta era dejar de hacer todo eso que hacen las mujeres a diario y que en muchos casos nadie ve. Y el impacto se sintió. En muchas casas los platos quedaron sin lavar, nadie barrió ni hizo las camas. También, en muchas empresas, las mujeres adhirieron al paro y cesaron en sus actividades cotidianas.

Después de las 15, la Capital fue un caos. El ruidazo se sintió en todos los barrios: llaves, cacerolas, palmas, bombos… Y pasadas las 17, miles de personas se reunieron frente al Congreso de la Nación para marchar a la Plaza de Mayo.

Otros llegaron directo desde sus trabajos en el microcentro porteño y alrededor de las 19 transitar por la Avenida de Mayo era imposible. Las columnas llegaban hasta el Congreso y quienes querían acercarse hasta el escenario central, ubicado en la plaza frente a la Casa Rosada, debieron tomar las calles laterales para avanzar. De la mano, cantando, con bombos y alzando fuerte la voz.

Acto retrasado

A las 19 comenzó finalmente el acto principal, con la lectura de un documento acordado por las agrupaciones convocantes, en el que se trazó un panorama de la situación de la mujer y se plantearon una serie de exigencias económicas, sociales y laborales. Liliana Daunes, una activista feminista, fue la encargada de la lectura.

En la plaza, las consignas y los pedidos eran variados, espejo de las distintas voces que se sumaron al reclamo. El reclamo protagonista era el fin de la violencia machista y el femicidio, pero también albergó muchos otros gritos de justicia. “No quiero más tener que tomarme un taxi y mandar un mensaje de texto diciendo que llegué bien y estoy viva”, dijo Josefina Devereux, una joven de 22 años, estudiante de abogacía, que ayer marchó con sus amigas después del trabajo. “Estoy harta de que chisten como si fuera un perro cuando me pongo un short y salgo a la calle”, se quejaba Naila Martín, que ayer estaba con su mamá, Jimena.

La marcha, que fue convocada por el movimiento #NiUnaMenos, tuvo diferentes tipos de manifestaciones. En el centro de la Plaza de Mayo, un grupo de chicas bailaba en topless aludiendo al tetazo de hace un mes. Otras prestaban el cuerpo a las danzas africanas. En forma simultánea, unas cien personas formaron un círculo y meditaron, sin dejarse perturbar por los bombos, los cantos y el olor a choripán que inundaba el aire.

“Es más fácil criar a una niña fuerte que reparar una rota.” “Somos guerreras, no princesas.” “Puta, pero no tuya.” “Fuera los violentos de la UBA.” “Vivas y luchando nos queremos.” “No se nace mujer, se llega a serlo.” En remeras, en pancartas o escritas con marcador indeleble en la piel. Las consignas fueron libres y representaban las miles de razones por las que todas esas mujeres habían dejado sus rutinas para estar ahí presentes. Desde las que pedían la libertad de Milagro Sala, las que reclamaban justicia por Belén, las que pugnaban por un salario equitativo, las chicas de Mestruacción, que pedían que se les quiten los impuestos a las toallitas y tampones, y las que lloraban la pérdida amigas, hermanas y madres a manos de la violencia machista. (La Nación)

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