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Mientras el Estado toma nueva deuda, las empresas apuestan a desendeudarse

Banco central de la Republica Argentina - Foto
15/05 – 10:15 – El pasivo público en moneda extranjera aumentó 25% en 2016, pero el del sector privado se redujo 7%

Por: Javier Blanco
Suena paradójico, pero mientras el sector público utilizó en 2016 la reapertura del mercado global de capitales -consecuencia directa del acuerdo por la deuda que se mantenía impaga- para endeudarse y financiar por esa vía su elevado déficit, el sector privado lo aprovechó para desendeudarse.

La conclusión surge de comparar el comportamiento que, con las condiciones financieras normalizadas, tuvieron la deuda pública y la privada en moneda extranjera durante el último año.

Según los datos del balance de pagos (Indec) y el informe sobre deuda externa del sector privado (del BCRA), la deuda externa total argentina (pública y privada) creció de 170.414 millones de dólares a 192.462 millones, lo que supone un aumento del 13%, básicamente alentado por el incremento en casi US$ 26.000 millones (o 25%) que mostró en el período el pasivo público (llegó a US$ 127.447 millones), algo que se contrapuso con la reducción en unos US$ 4300 millones (7%) de la deuda privada.

El mayor incremento en la deuda pública devino del reconocimiento de lo adeudado a los bonistas que estaban en default (lo que se saldó emitiendo títulos por US$ 16.500 millones) y de lo emitido para cubrir el déficit fiscal, lo que hizo que mientras los pasivos pactados con organismos internacionales (fueron de US$ 33.726 millones a US$ 32.578 millones), con acreedores oficiales (pasaron de US$ 7737 millones a US$ 6249 millones) o bancos comerciales (de 1451 a 1596 millones) cayeron o se mantuvieron estables, las obligaciones contraídas mediante la emisión de bonos saltaran de US$ 42.650 millones a US$ 78.252 millones.

Mientras esto ocurría, las empresas iniciaron un proceso de desendeudamiento, básicamente comercial, que las llevó a reducir en US$ 8300 millones un pasivo que se había abultado en los últimos tiempos por las restricciones que encontraban para girar divisas al exterior ante la vigencia del cepo.

Las empresas argentinas cancelaron deuda por anticipos y prefinanciaciones de exportaciones de bienes por US$ 803 millones (la reemplazaron por otra tomada en bancos locales, a medida que estos recuperaron liquidez en divisas y pasaron a ofrecer tasas cada vez más bajas para este tipo de préstamos), por obligaciones asumidas por importaciones de bienes por US$ 4294 millones en el año y otras contraídas por la contratación de servicios, por US$ 2852 millones.

A la vez, aprovecharon la reapertura del mercado internacional de capitales y el acceso a crédito a tasas más bajas y plazos mayores para aumentar en US$ 3291 millones el stock total del pasivo financiero, que cerró 2016 en US$ 27.894 millones, según el BCRA, pero mejoró su estructura y se comenzó a abaratar.

“El total de fondos captados durante 2016 fue récord, al llegar a los US$ 7600 millones. De este total, US$ 3832 millones fueron instrumentados a través de la emisión de títulos, lo que supone un salto del 67% respecto de 2015. Pero se observó una mejora tanto en la tasa promedio pactada como en la diversidad de sectores que lograron financiarse en el exterior”, valoró el informe del BCRA.

Por todo esto, aunque la deuda externa privada creció 1 punto porcentual (p.p.) medida en relación con el producto bruto interno (PBI), los indicadores de riesgo tendieron a mostrar una mejora, ya que “se observó una disminución en los ratios respecto de las exportaciones de bienes y servicios y de las reservas internacionales, lo que indica que mejoró su capacidad de pago en moneda extranjera”.

Razones y potencialidades

“La disminución interanual de la deuda privada está asociada a que en 2015 todavía se limitaban pagos hacia el exterior, fruto de las restricciones cambiarias, lo que obligaba a las empresas a incrementar sus deudas con las casas matrices, que en 2016 buscaron comenzar a normalizar”, explica el economista Gabriel Zelpo, de la consultora Elypsis. “Por eso también se verifica un cambio de instrumentos de deuda por importaciones a deuda financiera, lo que supone ventajas, ya que es más amoldable a las necesidades de la empresa, que puede optar por montos, plazos, formas de amortización y hasta moneda, según su conveniencia”, valora.

Gabriel Caamaño, socio de la consultora Ledesma, cree que el proceso de desendeudamiento externo privado se desencadenó por buenas y malas razones a la vez. “Está claro que la reapertura del mercado global de capitales que surgió por el cambio de estrategia en el financiamiento del déficit fiscal les permitió a los privados mejorar sus pasivos. Pero en buena medida si hubo cancelaciones es porque también encontraron incentivos para diferir posibles inversiones en la economía real, por los desequilibrios macro que se mantienen y por la recesión”, explicó el analista.

En la actualidad, la Argentina es de los países que menor relación deuda externa privada/PBI tienen en la región. Por lo que, para el Banco Central, si se mejoran las condiciones locales de solidez y la integración al mercado global de capitales, la economía habrá conseguido una “plataforma de financiamiento para la inversión privada en los próximos años”. (La Nación)

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