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Lula desafía la condena de Moro y lanza su candidatura para 2018

Lula defendió a Dilma Rousseff en medio de la crisis: "No la juzguen por seis meses de mandato"
14/07 – 11:00 – Rodeado de la cúpula de su partido y de militantes, calificó el fallo como una “cacería” y advirtió que no logrará sacarlo de la carrera por la presidencia; acusó al juez federal de tener motivaciones políticas en su contra

Por: Alberto Armendáriz
Al contraataque. Luego de haber sido condenado por corrupción por el juez federal Sergio Moro en una causa vinculada a la red de sobornos en Petrobras, el ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva desafió a la justicia y lanzó su candidatura para las elecciones del año próximo, con la intención de volver a poner el Partido de los Trabajadores (PT) en el poder.

“Si alguien piensa que con esta sentencia me sacan del juego, puedo asegurarles que estoy en el juego. Y ahora quiero decirle a mi partido algo que no había reivindicado, pero voy a reivindicar: el derecho a colocarme como postulante a la presidencia en 2018”, dijo Lula en una abarrotada conferencia de prensa en la sede del PT, en San Pablo.

“Quien cree que es el fin de Lula se va a dar la cara contra el piso. Quien tiene derecho de decretar mi fin es el pueblo brasileño”, afirmó, antes de reunirse con sus abogados y dirigentes del PT para diseñar su estrategia de resistencia, con recursos legales y manifestaciones en todo el país. Fue la primera reacción pública de este ícono de la izquierda latinoamericana tras el fallo, que acrecentó la incertidumbre en el de por sí ya convulsionado ambiente político de Brasil, con el presidente Michel Temer en riesgo de ser apartado de su cargo por otra causa de corrupción.

“Esta cacería es parte de la lucha política. No pretenden sólo condenar a Lula, sino el proyecto político que represento junto a millones de brasileños”, subrayó. “Van a tener un precandidato con problemas jurídicos, pero voy a librar una buena pelea democrática en las calles”, añadió el carismático dirigente, de 71 años. En San Pablo, Lula recibió muestras de solidaridad de la cúpula del PT, líderes de sindicatos y movimientos sociales, intelectuales y simpatizantes.

Anteayer, se convirtió en el primer ex presidente brasileño en ser condenado por corrupción y lavado de dinero. Podrá recurrir en libertad la pena de nueve años y medio de prisión, pero si la corte de apelaciones ratifica su condena en segunda instancia, quedará inhabilitado para competir en las elecciones de octubre próximo.

Según Moro, Lula recibió sobornos en especie por 1,2 millones de dólares de la constructora OAS, una de las principales involucradas en el petrolão, a cambio de su influencia para conseguirle contratos con Petrobras. Específicamente, obtuvo un departamento tríplex en el balneario paulista de Guarujá, cuya reforma y muebles también fueron pagados por OAS, así como el depósito para almacenar los bienes de Lula desde que dejó la presidencia, a fines de 2010, después de dos mandatos consecutivos.

La defensa de Lula siempre negó que el departamento fuera propiedad del ex presidente; señaló que su fallecida esposa, Marisa Leticia, había estado interesada en comprarlo en 2009, pero al final desistió en 2014. Sin embargo, durante el juicio, el propio ex presidente de OAS Leo Pinheiro, también condenado, afirmó que el inmueble pertenecía efectivamente a Lula, que el líder del PT le había pedido destruir documentos y no ponerlo a su nombre hasta que terminara la operación anticorrupción Lava Jato.

“La única prueba que existe en ese proceso es la prueba de mi inocencia”, resaltó Lula, en un intento por mostrarse como víctima. “Durante mi testimonio, era claro que lo que menos importaba era lo que decía. Ellos ya estaban con el proceso listo”, agregó, al acusar a Moro de tener motivaciones políticas contra él, el PT y su legado. Apoyado en el boom económico de Brasil debido a los altos precios de las commodities, el gobierno de Lula sacó a decenas de millones de brasileños de la pobreza y le dio al país un alto protagonismo internacional.

El caso del tríplex es apenas una de las cinco causas por las que está procesado Lula, relacionadas con el petrolão. En las otras acciones penales está también acusado de obstrucción de la justicia, tráfico de influencias y asociación ilícita.

Emocionado y con el semblante cansado, Lula buscó ayer transmitir fortaleza al hacer bromas sobre su delicada situación y exhibir su natural magnetismo. Aclaró que está “indignado, pero sin perder la ternura”; contó que está tomando sus vitaminas y haciendo ejercicio, y que está dispuesto a luchar “de la misma manera que cuando tenía 30 años”. Apuntó que no tuvo tiempo de analizar en detalle el fallo de Moro porque esperaba que su equipo de fútbol, el Corinthians, “resolviera un problema con el Palmeiras”.

Ante la posibilidad de que el destino judicial de Lula se resuelva recién en medio de la campaña electoral del año próximo, el presidente del Tribunal Regional Federal de la 4» Región (TRF-4), Carlos Thompson, señaló que se puede esperar una sentencia de segunda instancia de esta corte de apelaciones antes de las elecciones de 2018.

“Es una especulación mía, pero creo que este proceso en agosto o a más tardar en septiembre debería estar juzgado”, indicó, y recordó que las candidaturas deberían inscribirse entre julio y agosto. (La Nación)

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