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Cataluña pide diálogo y mediación para la crisis: fuerte rechazo de Madrid


09:30 Lo reclamó el presidente catalán en un discurso por TV. Pero el gobierno español se opuso con firmeza y exigió que Barcelona abandone su programa independentista.

Por: Marina Artusa
La frase marcó el tono del discurso y también sorprendió por su moderación, cuando arrecian en Cataluña los vientos separatistas. Pero el presidente catalán, en un esperado mensaje, planteó hoy la necesidad de diálogo para resolver la crisis entre Barcelona y Madrid. “Este momento exige mediación”, dijo Carles Puigdemont, en un momento significativo de su alocución por TV, veinticuatro horas después de que el rey Felipe VI de España cuestionara los aprestos secesionistas de Cataluña.

“Todos conocen de primera mano mi disposición a emprender un proceso de mediación y lo reiteraremos tantas veces como sea necesario: paz, diálogo y acuerdo forman parte de la cultura política de nuestro pueblo”, señaló en otro tramo de su mensaje el presidente de la Generalitat desde el salón Mare de Déu de Montserrat del Palau de la Generalitat, en apenas ocho minutos que lo mostraron con talante moderado y conciliador: “Como presidente de la Generalitat, creo necesario garantizar el compromiso del gobierno de proteger al conjunto de los ciudadanos, de velar por sus derechos de expresarse libremente y de respetar sus decisiones con el compromiso de hacerlo con una puerta siempre abierta al diálogo y al respeto de los demás”.

Respecto de una mediación, aseguró Puigdemont: “Hemos recibido diferentes propuestas en estas horas y recibiremos más, todas conocen de primera mano mi disposición a emprender un proceso de mediación”.

La respuesta no tardó en llegar desde el gobierno de Madrid, que rechazó la oferta de diálogo y le reclamó como condición que dejara a un lado sus intentos de ruptura con España. Apenas diez minutos después del mensaje del presidente catalán, la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, no fue para nada conciliadora en su respuesta: “(Puigdemont) Vive fuera de la ley, fuera de la legalidad y fuera de la cordura”, aseguró. En las últimas horas, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, se había ofrecido a mediar entre Barcelona y Madrid, pero el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, también rechazó su propuesta (Ver Rajoy…).

Ayer por la noche, el rey Felipe VI había acusado a la Generalitat de “deslealtad inadmisible” y de “separar al pueblo catalán”. Anoche Puigdemont le respondió: “Así, no. Con su decisión de ayer, usted decepcionó a mucha gente en Cataluña que le aprecia y que le ha ayudado en momentos complicados, gente que espera de usted otro tono y una apelación al diálogo y a la concordia”.

El presidente catalán afirmó que el rey hace suyo el discurso de las políticas de gobierno de Mariano Rajoy “que han sido catastróficas en relación con Cataluña e ignora deliberadamente a los millones de catalanes que no pensamos como ellos -dijo Puigdemont-. Ignora a los catalanes que han sido víctimas de una violencia policial que ha llegado al corazón de medio mundo”.

El tono dialoguista del líder catalán contrastó con sus declaraciones de la víspera a la BBC, a la que aseguró que “en días” Cataluña declararía su independencia. Al mismo tiempo, pidió la medición europea. Ayer, la Comisión Europea llamó al diálogo, cuestionó el uso de la violencia para impedir el referéndum del 1 de octubre, y se ubicó afuera del debate: “Se trata de un asunto interno” de España, dijo el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen.

En un discurso donde nunca pronunció la palabra “independencia”, Puigdemont intentó apaciguar los ánimos dentro del mismo movimiento soberanista, donde algunas facciones, como el CUP y Junts pel Sí, piden que en el pleno el Parlament del próximo lunes se declare la independencia, mientras que otros sectores, como el del secretario general del Parlament, Xavier Muro, y del letrado mayor, Antoni Bayona, se oponen a esta iniciativa.

Preocupados, Muro y Bayona enviaron ayer a la Mesa de la cámara catalana un escrito en el que advierten a sus miembros que deben “impedir o paralizar” iniciativas como la de celebrar un pleno para declarar la independencia. “Los miembros de la Mesa del Parlament tienen el deber de impedir o paralizar cualquier iniciativa, jurídica o material, que directa o indirectamente suponga ignorar o eludir la nulidad de las resoluciones parlamentarias afectadas por la sentencia, los autos y los acuerdos de suspensión” del Tribunal Constituciona, dijeron en el escrito.

El ambiente tenso, y la escalada de la crisis, inquietaron al mercado bursátil que no es indiferente a las horas decisivas que vive Cataluña: ayer, el Ibex cayó un 2,85 por ciento, su caída más abrupta desde junio de 2016, cuando otro referéndum -el del Brexit- decidió la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.

El discurso de Puigdemont duró la mitad del tiempo que empleó el rey Felipe VI en su mensaje del martes, que fue boicoteado en Barcelona por separatistas que cacerolearon en los balcones mientras el monarca hablaba. Ayer, a las 21 en punto, los opositores a la independencia de Cataluña devolvieron la gentileza: le tocó padecerlas a Puigdemont. (Clarín)

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