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Cristina Kirchner será indagada como sospechosa de encubrir a los iraníes


09:30 La ex presidenta fue citada por el juez Bonadio para el 26 de octubre, cuatro días después de las elecciones; puede ser procesada por los delitos de encubrimiento o traición a la patria

Por: Hernán Cappiello
Cristina Kirchner será indagada por el juez Claudio Bonadio el próximo 26 como sospechosa de haber intentado exculpar a Irán por el ataque a la AMIA, tal como denunció el fiscal Alberto Nisman cuatro días antes de morir.

Es la causa más grave para la ex presidenta. No es un caso de corrupción, sino de protección del terrorismo internacional, lo que le garantizaría copar los portales y las tapas de los diarios del mundo.

Bonadio no tiene que decidir ahora cuál es el delito que le endilgará a Cristina. Lo hará cuando decida si la procesa o no. Las opciones son las de encubrimiento de un delito de lesa humanidad, como consideró el fiscal Gerardo Pollicita cuando pidió su indagatoria; o la de traición a la patria, como sugirió el fiscal de Cámara Germán Moldes.

En la hipótesis de Nisman, Cristina firmó el pacto con Irán para que Interpol diera de baja las circulares rojas con las que la justicia nacional pidió la captura de media docena de ex funcionarios iraníes acusados de volar la AMIA. A cambio, se restablecerían las relaciones comerciales y la Argentina vendería granos y compraría petróleo.

Bonadio citó, además, al ex canciller Héctor Timerman (17 de octubre); a Jorge Alejandro Khalil (18), conocido como “Youssuf” y supuesto nexo con Irán; a Ramón “Allan” Héctor Bogado (18), supuesto agente inorgánico de la SIDE; a Fernando Esteche (18), y a Luis D’Elía (19), piqueteros que hablaron sobre negocios que les traería el pacto.

Además, están citados el ex vicecanciller Eduardo Zuain (19 de octubre) y los ex secretarios privados de Timerman Luciano Tanto Clement (20) y José Mercado (20), más el embajador argentino ante los organismos internacionales en Ginebra, Alberto D’Alotto.

La tanda seguirá con Carlos Zannini (23 de octubre), Oscar Parrilli (24), el ex jefe de Gabinete del Ministerio de Justicia Juan Martín Mena (24), la ex procuradora del Tesoro Angelina Abbona (25) y el diputado Andrés Larroque (25).

Pollicita reunió pruebas, testimonios y documentos y en seis meses pidió indagatorias de los ahora citados por Bonadio. Las evidencias contra la ex presidenta pasan por escuchas telefónicas que había ordenado Nisman, en las que hablan D’Elía, Esteche y Khalil sobre el pacto con Irán y las ventajas económicas que podrían obtener tras restablecerse las relaciones.

Pollicita agregó a esas llamadas su geolocalización. Confirmó que cuando los interlocutores decían, por ejemplo, que estaban en la Casa de Gobierno, las antenas que registraron esas llamadas confirman que estaban allí.

La acusación se basa, además, en el cambio que hubo en la posición argentina con respecto a Irán. Con Néstor Kirchner hubo una postura dura de no negociar, denunciar falta de colaboración de Irán y respaldar los pedidos de captura. Con Cristina, tras la muerte de su esposo, se dio una flexibilización. Las declaraciones de los ex cancilleres Rafael Bielsa y Jorge Taiana son clave.

Además, se profundizó en la pista que dio el periodista José Eliaschev, quien reveló que hubo una reunión secreta en Aleppo para empezar a negociar, en 2012. Pollicita dio por probada esa reunión, de la que dijo habrían participado Timerman y su par iraní Ali Akbar Salehi. Una vez establecido el canal y abiertas las negociaciones siempre secretas, Timerman se volvió a reunir con el canciller iraní en Zurich, en 2013. Lo prueba un ticket del Hotel Marriott rendido como viático por un funcionario donde se señala: “Consumo bar hotel canciller iraní”.

Para probar que el memorándum buscaba levantar los pedidos de captura e inventar una versión alternativa, el fiscal dijo que, tras el pacto, Timerman y Ali Akbar Salehi enviaron una carta a Interpol que decía que las circulares rojas eran objeto de negociación política.

Otra evidencia son las llamadas a la Casa Rosada. Dijo Pollicita que D’Elía y Khalil actuaban como una suerte de canal paralelo. Estableció que D’Elía llamó desde la Rosada para pasar un mensaje de Cristina al gobierno de Irán, como lo acreditan la escucha telefónica y la celda activada de su celular. De la familiaridad del contacto del piquetero con la entonces presidenta dan cuenta las 600 llamadas detectadas con el teléfono del despacho presidencial entre 2011 y 2015. Larroque debía velar por que el plan se cumpliera, con la ayuda de Bogado y de Esteche. (La Nación)

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