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El dólar barato, un talón de Aquiles para la economía de Macri


11:00 El peso se sigue revaluando, entre otros factores por la alta renta de las Lebac.

Por: Daniel Fernández Canedo
El tema fue ganando espacio en la preocupación de economistas y empresarios y en las últimas semanas cobró relevancia: el retraso del dólar volvió a la mesa de discusión sobre la dinámica de la marcha de la economía.

Los indicadores de comercio exterior del año están cruzados por la matriz característica de la Argentina en tiempos de recuperación económica: fuerte suba de las importaciones con las exportaciones creciendo por debajo.

Los cálculos preliminares indican que el déficit comercial podría alcanzar US$ 8.000 millones este año como consecuencia de un importante salto importador que no encontró correlato en un alza exportadora.

El resultado del balance comercial, a su vez, contribuye a alimentar otro déficit, que es el del balance de pagos, que este año podría ubicarse en torno de los US$ 24.000 millones.

Esos dos resultados hablan a las claras de que la Argentina está gastando por encima de sus posibilidades.

Frente a esos déficits comercial y financiero hay en general dos posiciones. Una positiva que sostiene que no hay peligro de corto plazo porque el Tesoro, las provincias y las empresas tienen la posibilidad de colocar bonos en el exterior y conseguir dinero para financiar los desequilibrios. Y otra de quienes alertan que un cambio en las condiciones financieras internacionales (Estados Unidos tal vez comience a subir la tasa de interés) podría complicar el escenario.

El Gobierno adoptó la solución “gradualista” (que hasta ahora le dio resultado) de colocar bonos en el exterior y con los dólares obtenidos financiar el déficit fiscal apostando a la idea del ministro de Finanzas, Luis Caputo, de que el país tiene como mínimo por dos años una “ventana” abierta de financiamiento desde afuera.

Caputo trajo los dólares y se los vendió al Banco Central que en los últimos meses intensificó esas compras. Sólo en octubre Federico Sturzenegger adquirió US$ 3.600 millones y así redondeó adquisiciones por US$ 15.000 millones en el año.

Así la historia del Central comprando dólares y emitiendo simultáneamente pesos empieza a cerrarse por la decisión de Sturzenegger de subir la tasa de las Lebac a 28,75% anual en el intento de sacar pesos de circulación para quebrar la inflación.

Las dos vías de cubrir el rojo fiscal con dólares tomados del exterior y la de subir la tasa para combatir la suba de precios dieron como resultado más oferta de dólares y menos de pesos y un dólar que vuelve a apuntar hacia abajo y genera los viejos y conocidos problemas del atraso cambiario.

Las ventas de pasajes al exterior alcanzan niveles récord y la compra de dólares para turismo y atesoramiento alcanzaría unos US$ 30.000 millones en el año.

El domingo, el ex ministro de Hacienda y Finanzas Públicas Alfonso Prat Gay dijo en La Nación: “Creo que hoy el punto débil de la economía es el déficit comercial, que este año va a llegar a 4 puntos del PBI”. Y agregó que las importaciones crecen en volumen cerca del 20% anual y “las exportaciones prácticamente no crecen”.

Hace años que un aumento relevante de las exportaciones es una asignatura pendiente de una Argentina que siempre encontró atajos para vivir algunos años de dólar quieto y expansión del consumo, que precedieron a años de devaluación y caída de actividad.

Volviendo al dólar, ayer estaba en $ 17,30 en el mercado mayorista. Bajaba 3% en un mes y confirmaba el veredicto de que la carrera financiera la ganan con holgura las Letras del Banco Central que, a partir de tasas del orden del 29% anual, fueron concentrando buena parte de los pesos que andan circulando por el mercado.

Según la consultora Econviews, hace cuatro meses que el peso se revalúa (el dólar se atrasa). En noviembre lo hizo en 2,8% y en lo que va del año se fortaleció cerca de 5%.

La otra cara de la moneda de ese resultado la trató otra consultora, Quantum, al analizar el rendimiento que dejan en estos días las Lebac y sostuvo: “El rendimiento esperado se ubica en máximos dentro del año”. Y añade: “Con los últimos días, el rendimiento esperado en dólares y en pesos ajustados por inflación trepa a más del 10% anualizado”.

Con Letras del Central ofreciendo rentas en dólares del 10% anual, que superan cómodamente la inflación, y casi sin riesgo, se entiende por qué las Lebacs acapararon los pesos y contribuyeron al atraso del precio del dólar.

Con este panorama, las empresas de servicios y los importadores están de parabienes mientras los exportadores deberán afilar el lápiz si consideran que el dólar quieto puede durar por mucho tiempo.

Para el Gobierno el problema no es menor. Si Sturzenegger bajara la tasa para favorecer un reacomodamiento del dólar a fin de año, estaría dando la señal de ablandar la lucha contra la inflación justo cuando, por las subas de tarifas, combustibles y prepagas, el índice de precios podría trepar un 3%.

Si no la bajara, el dólar quieto podría jugar a favor de la estabilidad de algunos precios pero la idea del atraso iría ganando espacio y acumulando presiones sobre el sector externo.

¿Sería cuestión de flexibilizar la meta inflacionaria de 10% para 2018?

En el Gobierno descartan de plano esa posibilidad aunque podría ser entendida como una extensión de la política gradualista ante la rigidez de la realidad. (Clarín)

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