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EL SUEÑO PROSTIBULARIO DE UN GOLPISTA INCORREGIBLE


10:40 – (Por Rubén Lasagno) – El ex juez Eugenio Zafaroni, dejó de ser una “luminaria” de la democracia y un “ilustrado jurista” como se lo pintó durante 10 años dentro de la burbuja kirchnerista, para entronizar a un hombre de baja moral (alquilaba sus departamentos para prostíbulos VIP, de los cuales se sospecha que era socio o dueño), le escribía los códigos a los dictadores del proceso militar y sentó jurisprudencia con un fallo donde (según su criterio prostibulario) que un hombre obligue a una niña menor a hacerle sexo oral en una habitación a oscuras, no es violación.

Tampoco se privó de contaminar la facultad de Derecho con sus más bajas doctrinas abolicionistas, a la sombra de las cuales se formaron abogados y muchos fiscales y jueces, quienes hoy siguen convencidos de responder al “maestro” de la decadencia ganada (y así nos va con la inseguridad) y si eso fuera poco, para entender que este hombre está en contra del orden, es contradictorio desde el discurso con su propia historia y resume en pocas palabras lo peor de la Argentina decadente, recordemos a la propia Fernández Meijide, denunciando a Zafaroni por no recibir un Hábeas Corpus para su hijo desaparecido.

En los últimos días, la regresión del ex juez a sus épocas de dictador blando o tal vez, producto de la abstinencia de kirchnerismo explícito, le hizo hacer declaraciones propias de su esencia profundamente antidemocrática al “pronosticar” que el gobierno de Macri no va terminar su mandato, o apostando un poco más, dijo creer que “puede haber un accidente violento y se pueden ir antes”, refiriendo elípticamente a un estallido social, un levantamiento o algo así, haciendo culto a la imagen simbólica del helicóptero saliendo de la terraza de la casa Rosada, tal como lo sueña el clan K de los frustrados políticos y perseguidos por la justicia.

No es para menos y de este personaje no se puede esperar mejores cosas. Su cabeza se ha detenido en el tiempo y sus expectativas de ser soberano y reluciente eternamente, murieron en las elecciones del 2015, cuando la ciudadanía les sacó el voto a sus cómplices en el poder.

La baja catadura moral de este tipo, aderezada por declaraciones de Estela de Carlotto, Hebbe de Bonaffini y personajes que ensuciaron la historia del país (además de facturar convenientemente por más de una década), marcan el contexto residual de los estertores de un régimen que ya fue; una osadía violatoria de las más elementales reglas de la ética, el honor y la honestidad, que asoló la Argentina y terminó tan abruptamente como empezó.

Gracias a Dios, los argentinos nos hemos sobrepuestos al sopor populista de los ignorantes y ladrones que nos gobernaron y logramos cambiar. Pero aún no hay nada seguro. Sabemos que producimos el cambio, pero no sabemos hacia dónde nos llevan los que hoy están en el poder y con nuestra ayuda, alquilan el gobierno nacional. Estos parecen más afectos a la aplicación del pensamiento lateral para resolver los problemas, que a un plan estratégico/político/económico como cabría a una nación como la nuestra.

De lo que si estamos seguro, es no pisar nunca más un modelo de degradación institucional, social y política, como ese del cual salimos en el 2015.

A éstos de hoy los juzgará la justicia, la historia y nosotros en las urnas del 2019.

Pero a los ladriprogresistas/populistas/antidemocráticos de la cual es parte Eugenio Zafaroni lo hace hoy la sociedad, la justicia y los medios libres, que no descansaremos de exponerlo como ejemplo de lo que no nos puede volver a suceder. (Agencia OPI Santa Cruz)

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