(Por Rubén Lasagno) – Desde el gabinete nacional están expectantes sobre la evolución del conflicto en YCRT, al cual, por cierto, creo que lo ha subestimado bastante, confiando en dar un golpe de timón sin consecuencias y ningún cambio brusco está libre de réplicas adversas y mucho menos, si se analiza el contexto: YCRT es una empresa por 12 años parasitada, con sueldos de elite, prebendas de todo tipo y sin producir carbón. Empresa dominada por el kirchnerismo, dominio finalizado abruptamente en el 2015 pero con un “incubus” intacto en su interior. Instalada en Santa Cruz, donde el kirchnerismo es gobierno y los principales autores de los desmanes producidos en el yacimiento ocupan cargos electivos, políticos o representativos en el esquema de poder actual, lo cual les permite tener una importante injerencia en el armado de la crisis, desde afuera de su administración.
Es decir, las condiciones óptima para la tormenta perfecta.
Claro está que el gobierno nacional no evaluó esto y dos años después, se encuentra con un conflicto cuyo nivel de virulencia es inédito en Santa Cruz, el cual puede terminar mal para ambas partes (trabajadores e intervención) si no se toman las medidas a tiempo y se calman los ánimos.
Nuestras fuentes desde el gobierno nacional, ratificaron que “el presidente está cansado” y las opciones que ha dado fueron dos: “o se normaliza, produce y se ponen a trabajar o la cierro”. De esto se conversó en una reunión realizada en Chapadmalal con el círculo más próximo a Macri. La decisión final la tomará el presidente.
En Río Turbio, los grupos politizados se plantan desafiantes porque, equivocadamente, no creen que el gobierno nacional sea capaz de llevarlo a la práctica. Olvidan, claro está, que en su momento Eduardo Duhalde había ordenado cerrarla. Hoy la situación es peor, porque Macri no es Peronista, piensa como empresario y debe mirar dos veces el mapa para cerciorarse dónde queda Santa Cruz.
A Mauricio Macri políticamente no le importa mucho esta provincia, de hecho y lo hemos apuntado en varias oportunidades, nunca vino a la provincia en campaña ni después, a pesar de tocar la frontera entre Chubut y Caleta Olivia. Electoralmente no representa ni cuatro manzanas del gran Buenos Aires. Esto, debe, necesariamente, disparar una lectura política casi obvia por parte de los diferentes actores locales.
A pesar de todos los ataques permanentes que recibe de Alicia Kirchner, el presidente lo toma como parte del juego discursivo, por cuanto sabe que la gobernadora dice eso por los medios y tira la mano por abajo, para recibir los fondos que ni siquiera Cristina Fernández le envió nunca a Santa Cruz.
Ahora bien, si a Macri no le importa políticamente Santa Cruz, mucho menos le va a importar Río Turbio y menos aún si YCRT le saca del bolso de los fondos públicos, 4 mil millones de pesos al año. En ese contexto y haciéndole precio, mandó a la intervención a reducir el gasto y no a cerrar. Por lo tanto, si Santa Cruz no le importa (tal el mensaje del kirchnerismo, que tiene una base cierta) y la cuenca menos ¿Cuál sería el interés de Macri para sostener elefante blanco de Río Turbio (yacimiento y usina, ambos sin producir nada)?. El único interés es político: mantener viva la esperanza del candidato de Cambiemos Eduardo Costa para posicionarse más o menos bien de cara a las elecciones del 2019 y cambiar el paradigma político de Santa Cruz. Pero, ojo, no porque crea que esta provincia es necesaria o más importante que otra para su proyecto político, sino casi como un desafío planteado por su ego, de sacar del mapa provincial al kirchnerismo, como lo hizo a nivel nacional.
Lo paradógico de todo es la suerte de silogismo que se presenta: si la empresa se salva, gana la cuenca y por ende la provincia, aún cuando Costa tenga algún tipo de incentivo para largar su carrera al 2019, pero si la empresa colapsa (objetivo al que la están mandando en este momento con los hechos ocurrido estos días) pierde toda la cuenca y la provincia. El costo para los pueblos de Río Turbio, Dufour y 28 de Noviembre va a ser infinitamente superior si pierden la empresa y encima, no se aseguran de ninguna manera que Eduardo Costa en el 2019 no termine imponiéndose en las urnas.
El único gran ganador del segundo escenario es el kirchnerismo. Un potencial cierre de la empresa, le daría a CFK y a los candidatos K en Santa Cruz y la nación, un argumento muy extenso para batallar de cara a la campaña del año que viene. Sin embargo, los pueblos de la cuenca serían tierra arrasada. Una verdadera bomba neutrónica habría caído sobre todos ellos y después de dejar contaminado el ambiente, seguramente, como lo hace siempre el kirchnerismo, todos los que impulsan hoy el caos, se retirarán silenciosos a explorar otros caminos.
Esto nos lleva a pensar a manera de conclusión, que si los gremios siguen transformando a la cuenca en un campo de batalla, si no acuerdan, se muestran irreductibles y la intervención no hace los esfuerzos por explicar bien los objetivos del proyecto, se vivirá una guerra pírrica donde todos van a perder, solo para serle funcional al kirchnerismo “de llevarse puesta la candidatura del radical”. Lamentablemente, el día después siempre es tarde. Resolver sobre los hechos consumados ya no suma ninguna solución.
Creo, sinceramente, que depende de los gremios y los trabajadores de YCRT por un lado y de la vocación componedora que tenga la intervención del otro lado, que la empresa siga de pie o termine su vida útil. El gobierno nacional por el momento observa, pero ya ha levantado la espada de Damocles. Yo, personalmente, no subestimaría las decisiones de Macri y sus CEOs del gobierno, para quienes la calculadora es más importante que el teléfono celular.
Es de inteligentes advertirlo, de necios restarle importancia.
Inaceptable
Vamos a enumerar los hechos ocurridos ayer en Río Turbio, que la intervención de YCRT distribuyó en un comunicado. Es realmente preocupante que la dirigencia sindical crea que estas acciones van en beneficio de su causa. Es de muy poca inteligencia razonar en términos de caos, para conseguir mantener el status quo; es no haber leído nunca un texto sobre resolución de las crisis o desconocer (más grave aún de parte de la dirigencia sindical) que la violencia escala en términos proporcionales a la necedad de los actores en cualquier conflicto social.
– Grupos descontrolados y fuera de toda racionalidad llegaron al sector de electromecánica de minas, entre personas 3 acorralaron al señor Pedro Borda y lo presionaron con el fin de que rectifique el informe realizado el día anterior, en la cual el jefe del área había expuesto sus molestias por la manifestación de ATE que terminó en destrozos y acciones violentas. En ese estado, este grupo de inadaptados los tuvo 3 horas privado de su libertad.
– Llegaron a los Talleres, Abastecimiento y la Administración, mostrándose en todos los casos sumamente agresivos, pateando y rompiendo todo lo que encontraban a su paso, insultando a las autoridades, al gobierno nacional y a la Intervención, especialmente, con actitudes amenazantes hacia quienes estaban allí cumpliendo alguna tarea.
-Un grupo de 50 personas presionaron, insultaron y amenazaron al Dr Juan Pons, Subgerente de Asuntos Jurídicos de YCRT, en el salón de conferencia de la empresa, el cual destruyeron, el funcionario se descompasó, debió ser inteernado en Terapia intensiva y luego derivado de gravedad a Buenos Aires.
– Alrededor de las 17:40 este conjunto de ATE se reunió en boca de Mina 5 y allí, decidieron los pasos a seguir; es decir, continuar con sus ataques salvajes a todo lo que tenga que ver con la empresa y sus funcionarios. En varias camionetas de su propiedad, buenos autos y un despliegue de impunidad que hacía temer a cualquiera que se los cruzara, llegaron hasta Río Turbio.
– Atacaron la casa del Jefe de departamento de Talleres, Ingeniero Horacio Reynoso frente a cuyo domicilio realizaron un escrache.
– Se dirigieron a la casa del Gerente de Servicio Minero, Walter Gerez, a quien le bajaron todos los vidrios.
– Arribaron al domicilio del Ing Sergio Lumachi, Coordinador General de YCRT (Nº 2 de la empresa) ingresaron a su casa rompiendo el portón del garage, sacaron cuatro cubiertas de su interior, se robaron dos y dos las quemaron frente a la vivienda, apedrearon las ventanas, desparramaron basura en su frente y realizaron pintadas en las paredes del edificio.
– Hicieron lo propio frente al domicilio del Jefe de Preparación principal.
– Vandalizaron el frente de la casa del Segundo Jefe del mismo área y el Jefe de Producción de YCRT.
– Finalmente llegaron hasta el Hotel Patagonia y allí también produjeron desmanes. En este lugar YCRT suele hospedar a personal que llegan a la cuenca y provienen de Buenos Aires u otros lugares.
El día anterior, el Interventor Omar Zeidán comunicó que un grupo de ATE había provocado los siguientes destrozos:
– Quemaron cubiertas frente a la casa de sus padres en Río Turbio. Maltrataron al cuidador, le quitaron una Tablet y se la tiraron al fuego.
– Incendiaron el portón de acceso a la casa de la intervención y pintaron con aerosol negro los vehículos oficiales y particulares de los funcionarios de YCRT.
– Se trasladaron hasta el domicilio del funcionario de Recursos Humanos y le rompieron todos los vidrios de la casa.
– Arribaron al domicilio del Jefe de Abastecimiento de la empresa, le rayaron todo el auto y le vandalizaron la propiedad, pintando grafittis con amenazas e insultos.
Encrucijada
Si esto que describimos, a partir de los comunicados oficiales distribuidos, es una metodología de resolución de conflictos, tendremos que volver a la facultad y buscar entre las bibliotecas, algún artículo que explique con cierta lógica, cómo se puede resolver una crisis con más crisis y un fuego con combustible.
OPI consultó a una fuente de ATE y el dirigente le dijo expresamente: “se que no está bien, en muchos casos, pero estas decisiones se toman en asambleas y si uno no actúa las bases creen que te vendiste o no servís para conducir”.
El razonamiento es aceptable, cuando la manda es lógica. Si a un policía, que se encuentra bajo órdenes de una jerarquía superior, lo mandan a sacar un arma en contra de quien protesta por una multa de tránsito, el policía tiene la suficiente autonomía para mensurar si cumple una orden como esa, tan desmesurada y contraproducente, o emplea la lógica utilizado dos caminos: tratando de persuadir a su superior de aplicar un método menos violento y drástico, que los puede llevar desencadenar un problema aún mayor o usar la obediencia debida y enfrentar todas las derivaciones que tenga su accionar, aún los desencadenantes de una acción más violenta.
La dirigencia y la palabra lo define, están para “dirigir” (guiar, conducir, ir hacia un objetivo), esto es, en términos prácticos, manejarse (a veces) entre las zonas grises de algunos pensamientos omnubilados y encontrar alguna luz que les permita al dirigente abrir caminos hacia el destino/objetivo que persiguen sus dirigidos y no cerrar oportunidades.
Lo que están haciendo los sindicatos en YCRT es cerrar todos los caminos posibles a una decisión consensuada y en vez de “cansar” a la intervención en largas mesas de acuerdo, decidieron levantarse, no dar discusiones y pasar a la acción directa.
La imagen que se tiene a nivel medio/sociedad-nacional, es que hay un yacimiento inerte, deficitario con sueldos descomunales, beneficios increíbles, propios de un país de primer mundo, que no produce nada, se resisten a los cambios y en vez de negociar condiciones, promueven el caos y la destrucción. Esto, socialmente, no tiene ningún beneficio para la causa de los mineros y resulta altamente antipático. De hecho la poca repercusión mediática en la prensa nacional, es una señal de lo lejos que ven el conflicto y de lo contaminado políticamente que lo reconocen, tras la manipulación exagerada que hace el kirchnerismo.
Nadie podrá cuidar más el yacimiento que los propios pobladores de la cuenca y los trabajadores de YCRT. El caos y la violencia alimenta pasiones ocultas, saca lo peor de cada uno y genera revanchismos y en este caso, puede producir decisiones que van a matar toda esperanza de hacer de YCRT un yacimiento como el que alguna vez debió ser y no lo permitieron. (Agencia OPI Santa Cruz)
