La pregunta que nadie se hace ¿Para quién escribía las memorias Centeno?-

19:30 Algunos medios y/o periodistas que no conocen o conocen muy poco de Santa Cruz y la precuela de la corrupción K, agitan miradas conspirativas que no tienen nada que ver con la realidad. Juntan el antecedente de Oscar Centeno como ex militar, asumen que el tipo ha sido educado en el orden y la observación, por lo tanto esto explica su dedicación y prolijidad al realizar las anotaciones en los 8 cuadernos de memorias que llenó a lo largo de otros tantos años, asocian todo a una suerte de “espía”, lo mezclan con algún “servicio” y con eso (tal cual hacía el kirchnerismo) sacan de la galera los enanitos verdes que adornan el postre que después venden desde las pantallas de la Tv o en múltiples radios.

Sin embargo, ninguno de ellos se preguntan por qué Centeno escribía esas memorias y lo más importante: para quién.

Como primera medida cualquier ser humano que hace una actividad de ese tipo y más aún prolongada en el tiempo o es un obsesivo compulsivo por la tarea de investigación, registro y seguimiento, lo hace con un propósito personal como puede ser extorsionar a alguien comercializando la información, buscar un “reaseguro” para el futuro, en caso de que la rosca se corte y no tenga de donde asirse para explicar lo que hizo o bien, está cumpliendo la orden impartida por alguien.

De todas las opciones, la última es la más certera. Ahora bien, durante el gobierno de Néstor Kirchner y de Cristina, ¿A quien podría reportar Centeno con esas anotaciones? ¿Y por ocho años?, imposible. Si alguien estuviera detrás del remisero para perjudicar al ex presidente o a su esposa, hubiera utilizado esos datos en algún momento y durante sus mandatos y/o campañas. No tiene sentido, además, lo que dejaron deslizar algunos periodistas, que podría estar involucrada la ex SIDE o algún servicio de Inteligencia policial o militar. Todo basura. No existe ningún objetivo claro que el propio kirchnerismo mandara a espiar un ilícito de ellos mismos; suena absurdo y totalmente sacado de contexto.

La explicación, insisto, puede venir si se conoce al personaje principal: Néstor Kirchner. Creo, personalmente, que Oscar Centeno era un hombre que tenía ordenado el seguimiento y control de la ruta de los bolsos. Es decir, debía anotar pormenorizadamente quien recibía, dónde los entregaba, a quién, a qué hora, en qué lugar, cuántos bolsos, cantidad de plata y dónde iban a parar o dormían las maletas repletas de dólares. Eso, solo podía idearlo y mandarlo a hacer una sola persona: Néstor Kirchner.

En Santa Cruz, cuando sus dirigidos movían plata de un lado a otro, como es el caso de Juan Manuel Campillo el primer valijero de Néstor siendo Gobernador de Santa Cruz (cruzaba una maleta de cuero marrón que la llenaba Lázaro Báez en el ex banco provincia y la cruzaba hasta casa de gobierno), quien estaba encargado de vigilar el mandado era el encargado de llevar las finanzas del FPV Raúl Copetti. Y en muchos casos quedó de manifiesto la desconfianza que tenía Néstor Kirchner de quienes manejaban dinero por su encargo, habiendo registros testimoniales de lo avaro que era y cómo se aseguraba que la plata estuviera donde él había ordenado.

Si uno ata las puntas de esta historia, Centeno era chofer de la madre de Julio de Vido, por lo tanto hombre de confianza de la cúpula del poder, no sería extraño que Néstor le ordenara el trabajo de vigilar los bolsos, anotar todo y cada detalle y reportar “todo” en su escritorio.

Nótese que Centeno declara que cuando muere Néstor Kirchner en el 2010 “dejó de anotar por un año o año y medio”. Esto nos deja una pregunta sin respuesta ¿Por qué no siguió con sus memorias, si es que el ex presidente no era el jefe que le pedía el reporte?. Precisamente esto hace sospechar que Centeno vio culminada su tarea cuando el máximo jefe murió. Entonces podemos preguntarnos ¿Y porqué casi dos años después la recomenzó?. Posiblemente por dos razones: o bien porque fue el propio Julio de Vido y/o Zanini quienes le ordenaron seguir con la tarea para poder tener mejor control del movimiento de los bolsos de dinero negro o bien, porque el propio Centeno al ver que todo seguía igual e intensificado después de la muerte de Néstor, decidió seguir el juego para hacerse de una carta de negociación para su futuro. Esta última opción es la más remota.

Solo bajo estos objetivos descriptos se explican los datos que minuciosamente y por 8 años un hombre se dedicó a plasmar en 8 cuadernos Gloria y Rivadavia, como si se tratara de un fiel y aplicado alumno que generó con su prolijidad y memoria el mayor escándalo político del país, desnudando el mecanismo de corrupción institucional más grande y organizado del que se tenga conocimiento, superior inclusive al “lava jato” brasilero. (Agencia OPI Santa Cruz)