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Elevan a juicio la causa Los Sauces y la vinculan a los cuadernos


10:40 Pollicita quiere acceder a los escritos de Centeno para comparar fechas

Por: Hernán Cappiello
Con la idea de que en el mapa de la corrupción que dibujó el remisero Oscar Centeno en sus cuadernos Gloria está la ruta que llevó a Cristina Kirchner a enriquecerse, el fiscal Gerardo Pollicita pidió elevar a juicio a la expresidenta , a sus hijos Máximo y Florencia y a Lázaro Báez y Cristóbal López , como integrantes de una organización de lavado. Según el fiscal, esta fue concebida para que los empresarios se quedaran con dinero del Estado y que, una vez blanqueado, retornara a los bolsillos de los funcionarios para enriquecerlos.

Pollicita también sumó a Romina Mercado, Fabián de Sousa, Osvaldo Sanfelice -socio de los Kirchner- y al contador Víctor Manzanares, entre otros.

La hipótesis es que López y Báez se enriquecieron y retornaron dinero limpio a los Kirchner a través del alquiler de los departamentos y hoteles que el matrimonio presidencial había adquirido previamente.

Ahora, Pollicita espera consultar los cuadernos del remisero Centeno para ver si las fechas de las entregas de dinero en la quinta de Olivos o en el departamento de los Kirchner, en Barrio Norte, se relacionan con la compra de los departamentos y hoteles que alquilaban luego a las empresas de Báez y López.

Para la acusación existió una maniobra de lavado por la cual, a través de negocios espurios, recibieron coordinada y sistemáticamente fondos del Estado nacional y buscaron legitimar una porción del beneficio económico obtenido por los delitos cometidos.

Quienes idearon la maniobra, según el fiscal, fueron Néstor y Cristina Kirchner, que lograron que Báez se transformara en el dueño de un conglomerado de más de 30 sociedades y que dos “empresarios amigos”, Cristóbal López y Fabián de Sousa, se convirtieran en la cabeza de un holding de más de 150 empresas.

Para el fiscal, una vez que las ganancias estaban en poder de los empresarios, Néstor y Cristina Kirchner “desarrollaron un mecanismo permanente para el reciclaje de una porción de las ganancias, de modo que, una parte de aquellas pudieran llegar a manos de los exmandatarios con la apariencia de haber sido obtenidas en forma lícita, es decir, como parte del sistema económico legal”.

Para hacerlo, montaron un circuito económico basado en el pago de alquileres de departamentos y habitaciones hoteleras que les permitió “canalizar regularmente fondos desde las empresas contratistas del Estado y sus vinculadas, a favor de la empresa Los Sauces (de los ex presidentes, Máximo Kirchner y luego Florencia) que se encargaría de recibir el dinero de los “empresarios amigos” y aplicarlo al negocio hotelero e inmobiliario, en un “proceso de reciclaje”. (La Nación)

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