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Recrudece la tensión entre Maduro y Colombia tras la asunción de Duque


11:00 Solo transcurrieron unos días desde la toma presidencial de Iván Duque en Bogotá para comprobar que ni en un mundo del revés, el presidente colombiano se convertirá en el “mejor nuevo amigo” de Nicolás Maduro, tal y como sucediera sorprendentemente entre Hugo Chávez y Juan Manuel Santos hace ocho años.

Por: Daniel Lozano
Todo lo contrario. La acusación directa del presidente bolivariano contra Santos, de quien dice tener la creencia de que ordenó su presunto magnicidio, y la orden de captura dictada contra el dirigente opositor Julio Borges, asilado y protegido en Bogotá, profundizan la enemistad entre ambos gobiernos superando los límites históricos de los famosos “vientos de guerra” proferidos por el “comandante supremo” contra Álvaro Uribe en 2009, durante la crisis provocada por la instalación de bases norteamericanas en territorio colombiano.

“El intento de magnicidio es una estrategia global para controlar el poder político y apoderarse de las riquezas económicas de nuestro país. La oligarquía bogotana es el principal instrumento del imperio estadounidense para influir y dominar Latinoamérica”, insistió el líder bolivariano anteayer en un discurso.

Más presión contra un mandatario novato, que pese a la dimensión del diferendo está dispuesto a mantener el duelo, incluso a ganarlo ante los otros países de la región, encabezando una coalición internacional anti-Maduro, y ante los mismos venezolanos.

Anteayer, el Grupo de Lima, un conjunto de países críticos del chavismo que integra Colombia, exigió una investigación “independiente, exhaustiva y transparente” sobre el supuesto intento de atentado a Maduro y condenó la persecución a Borges por considerarla “en abierta violación a sus fueros parlamentarios y a las garantías e inmunidades” de la Constitución venezolana.

“En defensa de los valores democráticos, nosotros [rechazaremos] cualquier forma de dictadura en el continente americano”, advirtió en su toma de mando.

Una afirmación categórica con lo que ratificaba lo reiterado en campaña electoral en lo que fue uno de sus principales ejes contra el izquierdista Gustavo Petro, antiguo aliado del chavismo del que renegó por necesidades electorales. Duque no solo quiere convertirse en el cabeza de lanza contra Maduro, sino que también lo parezca desde el primer momento.

El nuevo presidente colombiano aprovechó para ejecutar de inmediato otra de sus promesas electorales: el abandono de la Unasur, la Unión de Naciones Suramericanas auspiciada por Chávez para reducir la trascendencia de la OEA y que lleva años languideciendo.

Las quejas de su último secretario general, el expresidente colombiano Ernesto Samper, de nada sirvieron. Samper ejerció de garante durante las negociaciones entre el gobierno venezolano y la oposición, siempre decidido a respaldar las estrategias diplomáticas de Caracas.

De esta forma, Duque se apunta el segundo round, porque el primero le viene heredado gracias a una de las últimas iniciativas gubernamentales del gabinete de Santos. El censo de emigrantes venezolanos realizado por las autoridades permitirá a más de 400.000 criollos huidos de la tragedia de su país regularizar su situación y unirse a compatriotas y ciudadanos con doble nacionalidad que ya intentan “echarle pichón”, como dicen en Venezuela a ponerse manos a la obra.

Un drama que incluso ha generado sus propios símbolos. Como Elizabeth Salazar, cuya imagen en junio mostrando en Caracas su pecho herido por el cáncer dio la vuelta al mundo. La mujer protestó a las puertas de un Ministerio de Salud que ha olvidado a los enfermos de su país, también a ella.

Hoy Salazar es tratada con urgencia en Colombia, en el departamento del Norte de Santander, ya que pese a las promesas no recibió ningún tipo de ayuda en Venezuela. Todo lo contrario: su marido ha denunciado desde Colombia que fueron perseguidos por el chavismo tras su denuncia, pese a que la enfermedad le ha invadido el seno izquierdo, parte del derecho y la axila.

Colombia, con más de un millón de venezolanos en su territorio, es el principal país de acogida de una diáspora que crece y crece ante el grito de sálvese quien pueda.

Pero además es la principal puerta de salida a la gran huida, que se desparrama después por todo el subcontinente. La presión migratoria es de tal intensidad que Bogotá pedirá a la ONU que designe un enviado especial que se enfrente de verdad contra una crisis humanitaria que seguirá creciendo a la misma velocidad que la hiperinflación venezolana.

Según el FMI, los precios subirán este año por encima de 1.000.000%, rompiendo todos los récords históricos y mundiales.

Maduro, dispuesto a que ayude el FBI

El presidente Nicolás Maduro está dispuesto a aceptar que el FBI participe en la investigación sobre lo que el gobierno dice fue un intento de atentado en su contra y ayude a desarticular a supuestos grupos terroristas que habrían colaborado desde Estados Unidos. Anteanoche, Maduro indicó que Washington ofreció la “cooperación del FBI para la investigación de los vínculos de personas que residen en ese país con el presunto ‘plan del asesinato'”.

En ese sentido, el mandatario indicó, acerca de si Washington ratifica su ofrecimiento de cooperación: “Yo estaría de acuerdo que venga el FBI y participe en la investigación y ayude para desmembrar las células terroristas” que estarían radicadas en el estado de Florida.

El canciller Jorge Arreaza dijo que pedirá la extradición de Osman Delgado Tabosky, señalado como financista del grupo. (La Nación)

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