19:00 El día viernes pasado el Intendente de El Chaltén, pequeña y hermosa localidad cordillerana de Santa Cruz, viajó a Río Gallegos con el fin de conmemorar los 8 años del fallecimiento de Néstor Kirchner, sufrió una descompensación, fue llevado a una clínica local y allí hizo un paro cardíaco y murió.
Raúl Andrade no es solo el intendente de El Chaltén sino el primer intendente, dado que hace poco se estatuyó la municipalización de esa localidad al pasar los 1.500 habitantes. Por lo tanto, su figura es más preponderante porque corresponde al primer administrador municipal consagrado en las elecciones del año 2015, desde cuando cumplía su mandato con algunos sobresaltos y problemas sociales y político en la pequeña comunidad, habida cuenta que la Ley de Lemas le había permitido (al igual que a Alicia Kirchner) estar en su cargo aún habiendo sido el menos votado.
Lo extrañamente paradójico es que Raúl Andrade debió ser sepultado en Río Gallegos y no en su pueblo, porque El Chaltén no posee cementerio. Desde su creación, nadie muere allí y las familias que raramente sufrieron un deceso, debieron buscar una localidad cercana para depositar el cadáver.
El pueblo está inserto en medio de un Parque Nacional y sus tierras no son municipales; o son privadas por nacionales. Por otro lado, el pueblo tiene normado la cantidad de habitantes y no podrá exceder de ese número (2.000 habitantes) para evitar el impacto negativo del crecimiento vegetativo de un lugar que se considera el más prístino de la provincia y del mundo por la calidad del aire, el agua, el paisaje precordillerano, constituyendo uno de los lugares donde prácticamente no hay contaminación ambiental ni impacto negativo de la actividad humana.
El propio Andrade tenía proyectado ubicar un cementerio a los pies del mirador de Los Cóndores y Las Águilas, cerca de la cascada Margarita a pocos minutos del centro del poblado, sin embargo cuestiones jurisdiccionales y burocráticas no llegaron a concretar el proyecto.
Y la paradoja se dio: el intendente del pueblo acaba de morir y debe descansar eternamente fuera de su tierra porque El Chaltén no tiene un cementerio, como negándose a que su gente muera. (Agencia OPI Santa Cruz)
Dios existe, y a veces también castiga.
El señor intendente ya no tendrá que conmemorar la muerte del Korrupto, de aquí en mas, podrá cebarle mates personalmente a su cómplice y amado Jefe..
“Los muertos que vos matais, gozan de buena salud” (En el Infierno)
Tienen el mausoleo del Néstor…..No sé si entran todos los K pero con un poco de voluntad… A algunos los iría enterrando antes de que mueran……
Si este es el lugar más prístino de la Provincia ¡cómo será el más degradado!. Lo cierto es que El Chaltén lejos de desarrollarse como una villa turística más se va asemejando a una villa miseria; al no existir reglas claras ni autoridad por parte de los sucesivos desgobiernos cada quien hizo lo que le vino en gana. No hay veredas; la iluminación del espacio público es insuficiente; los perros callejeros -“mascotas” de los “villeros”- deambulan, acosan y atacan a los viandantes; la contaminación, de todo tipo, no tiene límites; etc., etc., etc. Eso sí, hay empleados públicos -que no saben ni escribir la “o” con un vaso- como para hacer dulce.
El “Honorable” Concejo Delirante sólo ha demostrado un profundo desprecio por la Localidad y una prueba irrefutable de ello es que denominaron una calle con el nombre de un absoluto desconocido, alguien que no hizo algo positivo por El Chaltén, la Provincia o el País, un absoluto “Don Nadie” cuyo único mérito fue matarse en la montaña y tener una pléyade de amigos tan drogones como él. En otra muestra más de su indignidad, hoy los “honorables” se pelean por la sucesión, dan un profundo asco.
Linda mezcla de cosas armaste, algunas reales y atendibles con otras lamentables y vergonzantes. O no conocés el resto de la provincia, o sos un facho de notable calaña. O tal vez las dos cosas, además de ver que tenés algún interés de parte, se nota que la “o” con un vaso te sale bien; Felicitaciones.