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Ascienden a militares castigados por Garré por “portación de apellido”


10:20 Finalizaba noviembre de 2010 cuando la entonces ministra de Defensa Nilda Garré y la presidenta Cristina Kirchner decidieron separar de sus cargos y no ascender a una veintena de militares de alto rango, unidos con lazos de sangre a oficiales que formaron parte de la última dictadura.

Por: Jaime Rosemberg
Ocho años después, el gobierno de Mauricio Macri decidió declarar “ilegítima y nula” aquella resolución 1581 que castigó a los “portadores de apellido”, y aunque los pasó a retiro debido al largo tiempo transcurrido, dispuso sus ascensos “retroactivos” y los premió con el cobro de una reparación monetaria.

“Es una reivindicación ante una injusticia, como lo fue dejar afuera a miembros de las Fuerzas Armadas por su apellido. Una muestra del populismo del anterior gobierno, que tomaba decisiones solo para quedar bien con sus votantes”, afirmó a LA NACION el ministro de Defensa, Oscar Aguad .

Aguad firmó el viernes pasado una resolución (la 1414) que deja sin efecto la disposición de Garré, establece la indemnización para el personal militar retirado y la compensación en dinero de la “diferencia de los haberes que les hubiera correspondido percibir hasta el dictado de la presente”, según reza el texto al que accedió LA NACION.

Entre los beneficiados por la nueva resolución hay integrantes de las tres fuerzas. Por el Ejército, figuran los tenientes coroneles Marcelo Ramón Borzone, Julio Balloffet, Edgardo Calvi, Gustavo Carlos Cattaneo, Luis Alberto Cattaneo, Ramón Eduardo Centeno, Mario Alejandro Díaz, Antonio Agustín Duarte, Oscar Antonio Faisal, Marcelo Huergo, Ricardo Horacio Muñoz, Justo Daniel Rojas Alcorta.

También Guillermo Alejandro Saá, Ricardo Enrique Schulz, Pedro Leonardo Tagni, Jorge Luis Toccalino, Roberto Augusto Vega y Francisco Javier Canevaro. Por la Armada recibirán la reparación los capitanes de fragata Marcelo Barbich, Gustavo Barreto Neuendorf, Juan José Lucena, Eduardo Enrique Pizzagalli, Jorge Emilio Sciurano y James Ronald Whamond. Por la Fuerza Aérea fue reivindicado el vicecomodoro médico Omar Eduardo Hermida.

Primer nivel

“Hay generales, coroneles, almirantes. Muchos de ellos de primerísimo nivel, que en este momento estarían en actividad”, afirmaron cerca del ministro de Defensa, desde donde también reconocieron que el cambio era “reclamado” desde las Fuerzas Armadas.

El gesto del Poder Ejecutivo se da en el contexto del “nuevo rol” que la Casa Rosada le adjudica a las Fuerzas Armadas, alejadas de antiguas hipótesis de conflicto con Brasil o Chile, y abocadas a la protección de objetivos estratégicos (centrales nucleares, represas) tanto como a la lucha contra el narcotráfico en la frontera norte del país y la actuación frente a “amenazas extranjeras”.

Además de la intención de alejarlas de la “kirchnerización”, cuyo principal emblema fue el general César Milani, el Gobierno busca “eficientizar” el rol de los militares. “Tenemos un sistema de defensa desactualizado por años de desinversión. Necesitamos un funcionamiento más eficiente de las Fuerzas Armadas”, afirmó el Presidente en julio, durante la cena anual en el Edificio Libertador.

No fue, de todos modos, un camino lineal ni exento de problemas. En ese mismo mes de julio, un aumento salarial del 8% para los militares causó rechazo y la suspensión del desfile militar tradicional del 9 de julio.

Esto llevó a la inmediata rectificación de la Casa Rosada, y el incremento terminó siendo del 20%, equiparando de ese modo los aumentos percibidos por las Fuerzas Armadas con los de las fuerzas de seguridad, como Policía Federal, Gendarmería y Prefectura. (La Nación)

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