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Jair Bolsonaro nombró a un diplomático ultraconservador y admirador de Donald Trump como canciller

el candidato presidencial ultraderechista Jair Bolsonaro –

11:00 Es Ernesto Araújo, hasta ahora director del Departamento de Estados Unidos, Canadá y Asuntos Interamericanos. En la campaña, tuvo una abierta militancia por Bolsonaro.

Por: Eleonora Gosman
Tal como había prometido estos días, el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, eligió un diplomático para conducir el Palacio de Itamaraty. Se trata del embajador Ernesto Araújo y tiene 51 años. De este modo cerró uno de los capítulos centrales en la formación de su equipo ministerial, que sin nominación provocaba incertidumbres en los medios internacionales. El futuro jefe de Estado anunció vía Twitter esa designación, pero luego ofreció una breve conferencia de prensa en la que estuvo a la par del nuevo ministro. Según Bolsonaro, Araújo es “muy experimentado a pesar de su juventud”.

Indicó que los últimos días había “conversado largamente” con sus colaboradores y, luego de esos debates, surgió la opción por el diplomático que hoy tiene el cargo de director del Departamento de Estados Unidos, Canadá y Asuntos Interamericanos. Bolsonaro estuvo reunido con Araújo en el Centro Cultural Banco de Brasil donde funciona el gabinete de transición del nuevo gobierno. Consultado el actual canciller Aloysio Nunes Ferreira, quien llegó a ser mencionado para la continuidad en el cargo, declaró: “Los colegas lo respetan mucho. Hizo una carrera por sus propios méritos y es un individuo preparado, culto y eficiente. Mi impresión en la mejor posible”.

En un breve discurso, el futuro funcionario declaró: “Antes que nada quiero garantizar que este momento extraordinario que vive Brasil, con la elección del presidente Bolsonaro, se traduzca dentro de Itamaraty. Una política efectiva, en función del interés nacional. Una política de un Brasil que actúa, que es feliz y próspero”.
Ernesto Araújo, un diplomático ultraconservador y furioso crítico de la globalización

El político, que deberá presidir el país los próximos cuatro años, sostuvo que la indicación de Araújo respondió a uno de los principales ejes que pretende desarrollar en la política exterior. “Con todo respeto, pero algunas instituciones perdieron brillo en los últimos años. Y queremos que Itamaraty vuelva a brillar”. Mencionó una vez más que pretende imprimir que los lazos de Brasil con el mundo ”no tengan un sesgo ideológico”. A pesar de haber llegado a la categoría máxima en la carrera diplomática, Araújo nunca se desempeñó al frente de una misión brasileña en el exterior.

Antes de la segunda vuelta electoral, el embajador tuvo una militancia directa en el bolsonarismo, al punto que llegó a manifestarse en las calles de Brasilia a favor del ahora presidente electo. Así lo relató él mismo en el último posteo de su blog: “El movimiento popular por Bolsonaro no se nutre de odio sino de amor y esperanza” escribió para luego añadir: “Sólo recuerdo una atmósfera cívica semejante en dos ocasiones: la campaña por las Directas Ya en 1984 y el movimiento por el impeachment en 2016”. Para él, los comicios del día 28 fueron más que una “simple elección”. Era, sobre todo, “una lucha por la supervivência de la pátria”.

En su blog Metapolítica 17, que se estrenó el último día de septiembre, el nuevo canciller sostuvo que Brasil “debe liberarse de su ideología globalista”. E insistió: “Globalismo es la globalización económica que pasó a ser piloteada por el marxismo cultural”. Tal vez por ocupar el puesto de director en un área que se ocupa de las relaciones con Estados Unidos, Araújo adoptó un pensamiento más alineado con las ideas de Donald Trump que con las de Barack Obama, Bill Clinton y Hillary. Según sus propios escritos, el “globalismo” es “esencialmente un sistema anti humano y anti cristiano. La fé en Cristo significa hoy luchar contra el globalismo cuyo último objetivo es romper la conexión entre Dios y el hombre. Eso torna irrelevante a Dios y convierte al hombre en esclavo”. En su visión “el proyecto metapolítico significa, en lo esencial, abrirse a la presencia de Dios en la política y en la historia”.

Desde antes de su victoria, a fines de octubre, el presidente electo había mencionado como altamente probable el cambio de sede de la embajada de Brasil en Israel. Su propuesta era trasladarla de Tel Aviv a Jerusalén. Pero el plan todavía está en las sombras. Este hecho ya representó escollos: el canciller actual Nunes Ferreira no pudo finalmente visitar Egipto porque le suspendieron la gira, precisamente a causa de las declaraciones del futuro mandatario.

El diplomático tuvo un ahínco especial al calificar al Partido de los Trabajadores como “Partido Terrorista”. Sugirió también que “los comunistas denominan fascista a cualquier enemigo del régimen de terror que pretenden instaurar en Brasil”. Ese Partido Terrorista (PT) “se prepara para tomar el poder en el país”. Por las mismas razones considera clave “la lucha por la democracia contra la reemergencia del bolivarianismo en América Latina, el sistema de implantación del socialismo del siglo XXI”. No deja de ser un dato, a tomar en cuenta, sus expresiones sobre China, un país que hoy es el primer socio comercial de Brasil. En una nota en su blog escribió que el entonces candidato Fernando Haddad era patrocinado por “una China maoísta que dominará el mundo”. (Clarín)

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