Inicio Política La otra declaración de Uberti, que genera pánico entre los concesionarios viales

La otra declaración de Uberti, que genera pánico entre los concesionarios viales

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Claudio Uberti en el aeropuerto de Río Gallegos - Foto: OPI Santa Cruz/Francisco Muñoz

Claudio Uberti en el aeropuerto de Río Gallegos – Foto: OPI Santa Cruz/Francisco Muñoz

13:00 No se hizo pública como la primera vez que estuvo en Tribunales; detalló quiénes eran los valijeros y las empresas que sobornaban

Por: Diego Cabot
El temor se propagó como rayo entre los empresarios. Cada vez que el juez Claudio Bonadio mueve una ficha, un sector del mundo de los negocios se conmueve. En el mundo de los viales, aquellos que explotaban rutas nacionales mediante el sistema de peaje ya hay algo más que temor. Se podría decir pánico.

La razón está en las palabras de Claudio Uberti. Pero no en las coloridas que entregó en agosto cuando confesó que llevaba todos los meses 150.000 dólares por mes de cada una de las concesionarias de rutas nacionales sino por la que dio hace pocos días. Estas no tuvieron la voluptuosidad de aquellas, pero tienen la contundencia de los nombres y apellidos de las personas que entregaban mes a mes el dinero. Básicamente, habló de valijeros. Uberti entregó un listado de empresas y de ejecutivos o dueños. Allí se cuentan varios de los viejos protagonistas de la trama de los cuadernos, pero también algunos nuevos. No hubo en ese listado mención a los Macri ni a ninguno de los citados por los accesos a la Ciudad de Buenos Aires (Norte, Oeste, Sur y Ezeiza-Cañuelas). Pero, igualmente, el magistrado pidió la indagatoria de todos los ejecutivos.

Hay un nombre que es mencionado dos veces. Eduardo Eurnekian, dueño de Corporación América, fue mencionado dos veces por el exdirector del Órgano de Control de Concesiones Viales (Occovi). Junto al empresario también se menciona a Juan Manuel Collazo, uno de sus hombres de confianza, que por años ocupó diferentes cargos en el grupo hasta quedarse en Helport, una constructora que pertenece al poderoso conglomerado. “No vamos a decir nada hasta el momento de las indagatorias. Lo que tenemos que decir lo diremos a la Justicia”, confiaron en el grupo. No pocos miran con atención ese caso ya que podría tratarse de algo similar a varios que ya se dieron. En todos los llamados a indagatorias de empresarios que llevaron físicamente el dinero, el juez Bonadio actuó en forma similar. Si no reconocen los pagos, marchan a Marcos Paz. Si los reconocen, salen, pero inmediatamente la vista se posa en el superior.

Collazo fue separado de los cargos ejecutivos hace un mes, pero aún permanece dentro del grupo empresario, aunque ya no en la gestión diaria de los negocios. De esa empresa, también está citado Juan Carlos Perona, presidente del directorio de Helport en aquellos años.

La jurisprudencia del caso ya corre como agua dentro de los estudios jurídicos que tienen a su cargo las defensas de este medio centenar de empresarios requeridos por la Justicia. Y eso, claro está, condiciona las acciones de los que llegan a Comodoro Py. Ayer, uno de ellos repasaba algunos momentos álgidos. Un ingeniero desmemoriado no hacía pie con sus dichos. Iba y venía a sus oficinas con poco de información, pero con la certeza que imperaba hasta hace poco en sus escenarios futuros de que nada les podía ocurrir. Esa noche, el ingeniero, seguía desmemoriado. “Me parece, ingeniero, que se va a tener que quedar a dormir acá”, escuchó de pronto de uno de los anfitriones del mundo judicial federal. Pálido, aunque algo transpirado, pidió ir a buscar un documento a su oficina. Fue y volvió con bastante más memoria que hacía un par de horas. Hasta encontró el documento que esperaba hallar. Cosas que pasan.

Los consejeros de varios de los mencionados en la lista fina de Uberti manejan esa proximidad con la cárcel como elemento posible. Y hacen cálculos. “Varios van a reconocer los hechos”, dijo uno de ellos. Pero otros dicen que aquel club aún se debe fidelidad y que todos negarán los dichos de su exregulador. En pocos días, se sabrá la verdad.

Entre los nombres y apellidos que dio el exfuncionario hay varios conocidos. Habló de Supercemento y de Vialco, una empresa de Electroingeniería. La primera ya tomó un camino en la causa de los cuadernos: reconocieron los hechos, pero la responsabilidad quedó en cabeza de uno de los dueños fallecido hace poco tiempo. Así la acción penal se extingue aunque bien vale preguntarse qué pasa con la reparación del daño. Por Vialco, están Silvina Dana Selva (integró el directorio de Laboratorios Richmond propiedad de Marcelo Figueiras), Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra, este último detenido en Marcos Paz. Acosta y Ferreyra podrían sumar un procesamiento más en la causa.

El listado se completa con Eduardo Herbon, Silvio Mion y Marcela Sztenberg (Equimac), Patricio Gerbi (Coarco), José Clebañer (Homaq), Silvina Dana Selva, Osvaldo Antenor Acosta y Gerardo Ferreyra (Vialco), Miguel Marcelino Aznar (Decavial), Guillermo Maluendez (Podestá Construcciones), Juan Marcos Carlos Perona (Helport), Javier Maltz (ICF Sudamericana), Marcelo Marcuzzi (Coprisa), Carlos Bacigalupi (Covico), Benjamín Rojas y Jorge Stocker (Noroeste Construcciones), Marcelo Caratti, José Rodríguez Falcón y Ángel García (Supercemento y Dragados), Óscar Glikstein (Glikstein) y Juan Guillermo Insúa (Caminos del Río Uruguay).

Son todos. Los que Uberti dijo que pagaban 150.000 dólares por mes por haber sido los que tuvieron renegociación de contratos en aquella gestión. Entre ese listado están los responsables por sus funciones y los que el exfuncionario apuntó como que eran los que físicamente llevaban el aporte. El fresco, como dicen unos. O el aporte para la campaña, como dicen otros. (La Nación)

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