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Las sospechas de coimas se extienden a otras empresas y varias provincias

Ernesto Clarens financista de los Kirchner – Foto: Clarín

10:00 – Poco a poco, la Justicia se arma de una herramienta poderosa que podría ser letal para las constructoras. Desde hace meses, el juez Claudio Bonadio recibe porciones de una información vital para avanzar en la causa de los cuadernos de las coimas.

Por: Diego Cabot

Cada uno de los ministerios que alguna vez formaron parte de Planificación Federal le ha enviado un listado con las obras que ejecutó desde 2003 hasta 2015.

La historia de los listados empezó con el financista Ernesto Clarens, que entregó una nómina de 567 obras de Vialidad. Cada una de ellas tenía una precisa descripción de la licitación: fecha, provincia, detalle de la obra, monto licitado, empresa y porcentaje de retorno.

Centenares de empresas de todo el país que fueron adjudicatarias de obras serán llamadas a Comodoro Py para explicar sus negocios. Pero hay una consecuencia más: será un golpe en la mandíbula para el financiamiento de la política, ya que el rubro es uno de los principales aportantes a las campañas provinciales y municipales.

El ADN de la obra pública kirchnerista se reconstruye estos días en Tribunales.

Por ahora, el centenar de empresas citadas se limita a 14 provincias. Pero la mancha de aceite llegará a todas y aparecerán nombres muy cercanos a los políticos locales. Solo para ilustrar, un archivo que envió Vialidad Nacional contiene 2280 obras con un perfecto detalle de plazos y precios. Luego se suman decenas de organismos públicos con información parcializada.

Según varios testimonios de la causa, el sistema de información confidencial era parte de la recaudación. De hecho, el 11 de marzo, tres de los principales funcionarios de Vialidad durante aquellos años -el exdirector de Vialidad Nelson Periotti, el exgerente de obras Sandro Férgola y el exgerente de administración Sergio Passacantando- están citados a prestar declaración indagatoria. Nadie descarta que alguno de ellos quede detenido.

El ya célebre listado de Clarens fue cotejado con información pública. Bonadio le pidió a Vialidad que le pase un listado con el universo de obras y el organismo cumplió. Esa información fue cursada a la Oficina Anticorrupción (OA) para ver qué coincidencias había entre la nómina oficial y la que entregó el ahora financista procesado.

Reconstruir la obra pública

El cotejo se hizo manualmente. La OA determinó que del total de las 567 obras existentes en la lista de Clarens, solo 286 coinciden exactamente con la información aportada por Vialidad. Luego hay 74 más que tienen alguna coincidencia parcial (por ejemplo, errores de tipeo) o alguna diferencia en el monto (cifras redondeadas en el listado de Clarens y un detalle preciso de la cifra en los registros oficiales). Sin embargo, hay 207 obras que sí refirió el financista que no están en los datos que envió Vialidad.

La dificultad para lograr reconstruir el universo de obra pública es enorme. Por ejemplo, el Ministerio del Interior, Vivienda y Obras Públicas, que actualmente conduce Rogelio Frigerio, entregó un detalle de 121 obras por 27.252 millones de pesos. De esas obras, por ejemplo, 37 están situadas en Santa Cruz.

En esa provincia, los principales constructores son Esuco, Dal Construcciones, Teximco, Eleprint, Esuvial y Chimen Aike.

De ese magma de datos se pueden extraer varias curiosidades. Por ejemplo, que el Hospital de El Calafate, que se adjudicó en 2010 a la UTE conformada por Eleprint y Esuco, ambas de los expresidentes de la Cámara Argentina de la Construcción Gustavo Weiss y Carlos Wagner, respectivamente, tuvo desembolsos por alrededor de 990 millones de pesos. Por entonces, el dólar cotizaba en torno a los 4 pesos: 247 millones de dólares. El hospital fue inaugurado en 2015 por Cristina Kirchner y lleva el nombre de Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, exgobernador de Santa Cruz.

La información permite, además, mirar con precisión algunas obras y quiénes fueron sus constructores. Se pueden ver con detalle los más de 10.000 millones de pesos que a lo largo de la década se destinaron a las principales obras que ejecutó AySA, la empresa de agua y saneamiento que durante el kirchnerismo manejó Carlos Ben, un hombre cercano a José Luis Lingeri, el líder del gremio de Obras Sanitarias.

Electroingeniería, empresa que tiene preso a uno de sus dueños, Gerardo Ferreyra, fue la que se quedó con el contrato más grande poco antes de que el kirchnerismo dejara el poder. El 4 de noviembre de 2015 se le adjudicó la construcción, por 4617 millones de pesos, de un río subterráneo en una UTE con la firma China Gezhouba Group Corporation (CGGC). El gobierno actual revisó ese contrato y se anuló.

El agujero negro de NASA

Uno de los ítems más particulares es la contratación de Nucleoeléctrica Argentina (NASA), la firma estatal encargada de las centrales nucleares Atucha I y II y Embalse. El mundo atómico argentino es uno de los lugares donde más dinero se dispuso y sobre el que hay más oscuridad.

En total, hay 139 contratos informados en las planillas, con una sorpresa: pese a estar identificados con número de expediente, ninguno tiene ni el monto ni la fecha de licitación. Apenas, el detalle de la obra y el contratista. Ya desde la época de Juan José Aranguren como ministro, a la cartera de Energía siempre le costó compartir datos de la gestión anterior. Remolones para los archivos de Excel.

Electroingeniería se quedó con 30 contratos de NASA, de los cuales 26 fueron entregados por contratación directa, tres por medio de licitación privada y uno por comparación de precios. Fainser, la compañía del expresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) Juan Carlos Lascurain, tuvo once, de los cuales siete fueron por contratación directa. Faraday consiguió diez, uno solo por licitación. Iecsa, la empresa del primo del presidente Mauricio Macri , Ángelo Calcaterra , se hizo de nueve contrataciones directas. Herport, que participó en varias obras, solo una.

Otro de los grandes constructores del mundo nuclear fue Industrias Juan F. Secco. La empresa de Jorge Balán, que ya pasó por Comodoro Py y declaró como arrepentido, tuvo 30 contratos con Nucleoeléctrica: en 18 de ellos la contrataron directamente, sin licitación.

Otro de los arrepentidos en la causa de los cuadernos, Enrique Pescarmona, fue contratado 18 veces sin concurso de precios con su empresa Impsa. Con Techint Compañía Técnica Internacional hicieron lo propio en diez oportunidades.

Pero Electroingeniería no solo participó con su empresa insignia, sino que también lo hizo con una de sus constructoras, Vialco. La empresa que también tuvo corredores viales se quedó con once contratos, siete de los cuales obviaron el sistema de compulsa de precios o licitación. Los restantes cuatro contratos se los quedó Taym, todos ellos por concurso de cotizaciones.

Los nombres de las constructoras, mayoritariamente, se repiten en cada una de las obras que, en total, suman 107.000 millones de pesos a valores históricos. Pero ese trabajo está lejos de ser el universo de la obra pública kirchnerista. Cuando los ministerios lo manden con detalle, centenares de empresas y hasta más de una organización social van a tambalear. (La Nación)

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