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Gabriela Michetti: “Es un momento más difícil del que esperábamos”

09:50 – La vicepresidenta admitió que la elección será reñida y confía en que la economía no defina el voto, sino la mayor institucionalidad

Por: Silvia Pisani 

“Todos nos dijeron lo mismo. Fue casi un calco. Que nos apoyan, pero que están inquietos de que la dificultad económica justo en este año electoral haga que no podamos volver a ganar”. La vicepresidenta Gabriela Michetti pasó por Madrid y, con ese enfático rasgo de coincidencia, sintetizó la idea central que recogió de sus interlocutores.

“Yo registré mucho apoyo al Gobierno, como la forma de que pueda seguir la Argentina por el camino de la institucionalización y la lucha contra la corrupción como mecanismo para un crecimiento sostenido. Porque si no, no hay manera”, arrancó.

“También registré la preocupación de que esta crítica situación económica que atravesamos, justo en el año electoral, impida que podamos volver a ganar en octubre”, redondeó.

En “todos” los que le repitieron ese mensaje durante las 48 horas de su gira incluyó a empresarios, economistas, dirigentes políticos, asesores de empresas e incluso el rey Felipe, con quien se entrevistó ayer.

Antes de subir al avión con el que hoy llegará a Buenos Aires evaluó las próximas elecciones como “más desafiantes” por la crisis económica y con una campaña por delante que “no permite relajarse ni un minuto”. Pero, a la vez, transmite su convencimiento de que lo que definirá ante las urnas no serán los precios en las góndolas ni la inflación, sino la necesidad de avanzar en la transformación.

“No hay atajos. No haremos populismo por estar en un año electoral “, subrayó. Sí hizo un llamado para que no se deje solo al Gobierno. “La transformación tiene que ser un trabajo de todos, sobre todo de los académicos, intelectuales y hacedores de opinión, que bien saben que lo que la Argentina necesita es mejorar su institucionalidad”, dijo.

Defiende el ajuste de tarifas, no ve desleal el reclamo de la UCR, coincide con quienes piden internas dentro de Cambiemos y, a la vez que defiende la “excelencia institucional” de su gestión como vicepresidenta, asegura que no tiene en claro su futuro político y que no le molesta que se hable de las ministras Patricia Bullrich o Carolina Stanley como potenciales aspirantes a sucederla. Lo que sigue es una síntesis de su conversación con LA NACIÓN.

-Dice que lo que escuchó aquí es inquietud por la situación económica y el futuro escenario político. ¿Y usted qué piensa?

-Que será un elección muy desafiante. Es un momento más difícil de lo que esperábamos. Pero estoy convencida de que en el momento decisivo la gente entenderá que no queda más que seguir adelante. Que no puede volver para atrás.

-¿Y ganarán?

-Yo creo que sí, que será más reñido, pero que, al igual que en 2014, cuando la gente salió masivamente a la calle, esto es más que un reclamo económico. La gente quiere cambio y Cambiemos es la fuerza que mejor interpreta eso. No hay atajos. Aun con desencanto y desesperación, creo que la ficha que caerá será la del esfuerzo realizado y la necesidad de continuar en ese camino.

-¿No teme que ese discurso la aleje de lo que es la vida cotidiana de muchas personas?

-No. Yo digo claramente que la dificultad existe. Yo sé lo que es la angustia de no llegar a fin de mes y sé lo que sufre la gente. Pero también ando por la calle, escucho lo que la gente me dice y sé que el debate en la Argentina es otro.

-¿No es la economía?

-No. En el fondo y después de todas las dudas, preguntas y desencantos, es la institucionalidad y la transformación que nos permitirán, al fin, tener una buena economía, inversiones y crecimiento.

-¿Tanta confianza se tienen?

-No es un momento para decir ganamos y ya está. No hay que perder un segundo. Lo que necesitamos es que los hacedores de opinión, los intelectuales y la dirigencia, que saben que este es el camino, no nos dejen solos. Que acompañen al Gobierno. Porque solos no podemos hacer la transformación. No es un momento para estar tranquilos, sino para tener convicción.

-Habla de acompañamiento, pero la UCR acaba de diferenciarse respecto de la suba de tarifas y los estímulos económicos.

-Cambiemos está consolidado. No hay ruido alguno. Lo de la UCR es una opinión y está bien que se exprese. Hay que mirar alternativas en un año fundamental como este.

-Puede que se acceda a esa revisión en los aumentos de tarifas?

-No creo que el presidente Mauricio Macri otorgue eso.

-¿Y usted qué piensa de la seguidilla de aumentos?

-Hay una posición clara y la lidera el Presidente. No queremos tomar atajos. No haremos populismo por un año electoral. El camino es este Pero insisto, no veo mal que se planteen puntos de vista.

-Hay voces en la UCR y en otras vertientes que reclaman elecciones internas en Cambiemos. ¿Usted qué piensa?

-A mí las internas me encantan. Yo las defiendo cuando hacen falta. Cuando realmente hay capacidad de generar competencia.

-¿Qué salió mal para llegar tan incómodos a un año clave?

-El sacudón de mayo pasado fue muy difícil y doloroso, porque pensábamos que ya estábamos de salida. Y claramente no es así. Viendo la historia reciente, tal vez fuimos demasiado ambiciosos al plantearnos que podríamos dar vuelta en dos años una historia de décadas de fracaso económico.

-¿Fueron ingenuos?

-Diría que fuimos demasiado entusiastas.

-¿Se gana una elección con esta amargura en la calle?

-Nuestro desafío es lograr que la sociedad y la dirigencia entiendan que con atajos no llegamos a ningún lado. Si la gente lo entiende y la dirigencia no nos deja solos, habrá valido la pena. El debate racional sabe que esto es lo que hace falta.

-¿La oposición que cuestiona el rumbo no es racional?

-Diría que le falta aprender a hacer oposición desde lo institucional. Lo vimos en la Asamblea Legislativa. Todo lo que venía de las bancas del kirchnerismo era resentimiento, violencia, agresividad. Hay otro peronismo y otras expresiones. Pero le falta liderazgo. No veo que ni [Sergio] Massa ni [Roberto] Lavagna hayan consolidado ese liderazgo. Y al no estarlo, no podrán ganar en octubre.

-¿Imagina una elección con una segunda vuelta, con ballottage?

-No lo descarto. Pero, si la hay, no es para inquietarse. Porque creo que quien lidera la transformación tiene más posibilidades que alguien que viene de atrás.

-¿Cómo imagina su futuro político?

-Estoy en un proceso de definición. Aún no lo hice. No me pongo ninguna candidatura por delante de mi trabajo.

-¿Le molesta que se hable de ministras -Patricia Bullrich, Carolina Stanley- como potenciales candidatas a ocupar la vicepresidencia con Macri?

-¡No!… ¿Cómo me va a molestar? No sufro con el éxito ajeno. Sobre todo si son de mi grupo. Creo que lo del vice es una decisión del Presidente. Lo que sí, hace mucho tiempo que la Argentina no tenía una vicepresidencia como esta que estamos ejerciendo. Un vicepresidente que acompañe y no que esté conspirando. Macri está tranquilísimo conmigo porque sabe que en mí tiene un socio, un compañero y un acompañante y no un conspirador, como hubo tantas veces.

-¿Cómo define su gestión?

-A diferencia de otros vices anteriores, soy una vice austera, que ha generado mucho. Esta vicepresidencia logró 6500 millones de dólares en inversiones y apertura de mercados. Y me encargué de dejar la política de discapacidad bien arriba. Para que nadie la pueda cambiar. (La Nación)

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