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Venezuela: la falta de agua y los saqueos agravan el apagón

12:00 – La falla eléctrica que sufren la mayoría de las ciudades del país caribeño afecta la vida cotidiana en todas sus facetas; no se sabe cuánto tiempo más se extenderá el colapso

Por: Daniel Lozano

En su regreso al pasado, Venezuela sufrió ayer su quinta jornada entre apagones totales de energía y cortes parciales, con sus telecomunicaciones al mínimo y la búsqueda desesperada de agua y alimentos perecederos. Una carrera contra reloj, porque nadie sabe, ni siquiera el gobierno, hasta cuándo se va a prolongar el colapso eléctrico. De lo que ya casi todos tienen certeza es de que el impacto sobre sus vidas es y será enorme.

La falta de información sobre lo que sucede en el oeste del país, especialmente en Maracaibo (la segunda de las ciudades más pobladas), no ha podido esconder el caos que reina desde que el jueves se cortó el fluido eléctrico. Saqueos y actos vandálicos, confirmados por la intendencia de la ciudad, provocaron la detención de casi un centenar de personas. Radio Fe y Alegría, de los jesuitas, confirmaron las escenas de violencia producto de la desesperación y la incertidumbre. “Se reportan algunas calles con militares y tanques”, confirmó la emisora. Las principales ciudades del país, menos Caracas, permanecen en la oscuridad, aunque los “alumbrones” intermitentes comenzaban a aparecer en Valencia.

Maracaibo ya era antes del megaapagón una ciudad afligida tras 14 meses de constantes cortes de luz pese a ser la capital del estado petrolero por excelencia. El efecto dominó sumó un saqueo tras otro. Cientos de sus habitantes durmieron el fin de semana a la intemperie para combatir el calor, que alcanza 35 grados durante el día.

“No se puede hacer apología de la violación a la propiedad privada, pero tampoco se puede ignorar la desesperación de comunidades que están sin luz ni agua desde hace días y sin poder comprar lo que necesitan con urgencia”, matizó Juan Guaidó .

El presidente encargado no esperó ni un minuto más para pedir al Parlamento que decretase el estado de alarma nacional por obra y desgracia de la “calamidad” que atraviesa el país. Un estado de excepción que no será asumido por el Poder Ejecutivo de Nicolás Maduro , empeñado en perseguir fantasmas imperialistas que nadie ve por ningún lado. Guaidó ha convocado para hoy a los ciudadanos “en sus calles más cercanas para expresar su rotundo rechazo”.

El termómetro de la desesperación sube hora a hora y eso se nota en la calle. Menudearon las protestas y, como si se tratase del principio de acción y reacción, también la presencia de los colectivos chavistas. Los paramilitares de la revolución ya habían actuado a tiro limpio durante el fin de semana en la Candelaria, en las cercanías del Palacio de Miraflores y en zonas del este de Caracas para retirar pequeñas barricadas. Ayer lo volvieron a hacer en San Agustín ante el incremento de las quejas por la falta de agua.

También los temidos agentes del FAES (Fuerzas Especiales de la Policía) hicieron acto de presencia, intimidando a periodistas que cubrían los saqueos en el interior del país. “Les apuntaron con armas de fuego”, denunció el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa.

Sin una gota de agua

Al margen de los saqueos, el agua se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza de los venezolanos. No sale una gota por las canillas y toca comprarla o conseguirla donde se pueda. En Caracas se pagan hasta 8 dólares por un botellón de 20 litros, cuando la semana pasada costaba cerca de un dólar y medio.

En los negocios que cuentan con agua potable solo se admite el pago en dólares, euros y bolívares soberanos en efectivo pese a la escasez del papel moneda. La mayoría de los puntos de venta no funcionan. Incluso el río Guaire, una corriente putrefacta que atraviesa Caracas, está “abasteciendo” a los más desesperados.

“A la casa no llega agua desde el jueves, cuando se fue la luz. Es la primera vez que tenemos que hacer esto, pero ya se nos acabó el agua que teníamos en potes (recipientes). Sabemos que no podemos tomar de esta agua, pero al menos sirve para bañarse”, reconoció Judirisbeth Ramos, de 18 años, a LA NACION. Su familia ha perdido buena parte de la comida que tenía en casa, porque apenas el domingo recuperaron la electricidad por unas horas. El lunes tenían luz de nuevo, pero el agua ya era la absoluta prioridad.

Un anciano arrastraba como podía una carretilla con tres barriles de plástico llenos de agua, atravesando la principal autopista de Caracas junto al barrio de San Agustín, en el oeste de la ciudad. El hombre no podía competir con dos niños que a toda velocidad lo adelantaron con dos envases de plástico vacíos en cada mano. Los tres tenían el mismo objetivo: obtener agua de un chorro que desemboca en el contaminado Guaire.

Los nervios comenzaron a aflorar ayer, tras cuatro días bastante tranquilos pese a la dimensión de la crisis. Las personas se peleaban a empujones para llenar sus envases con el chorro de más presión, de olor nauseabundo. Parecidas postales se repetían por toda la ciudad, ya fuera en colas de negocios donde se vendía el agua o en caños naturales que bajan desde la montaña de El Ávila. (La Nación)

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