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El peronismo advirtió que solo votará el presupuesto tras el cambio de gobierno

El peronismo advirtió que solo votará el presupuesto tras el cambio de gobierno

El ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, presentó ayer el proyecto de ley de presupuesto 2020 -el último del actual mandato de Mauricio Macri- con un discurso en el que justificó el rumbo económico adoptado por el Gobierno, aunque sin esquivar la autocrítica. Si bien sus proyecciones sobre las principales variables macroeconómicas son optimistas para el año próximo, la oposición ya anticipó que la iniciativa recién se votaría una vez que asuma el nuevo gobierno, el 10 de diciembre.

Por: Laura Serra

En líneas generales, el proyecto oficialista prevé para 2020 un crecimiento del 1% del PBI -en contraste con la caída del 2,6% que se proyecta para este año-, una baja de la inflación del 53% al 34% y un tipo de cambio promedio de $67 por dólar, que treparía a $75 hacia fines de año. Asimismo, mantiene un fuerte ajuste en el gasto público -sobre todo en materia de subsidios- para preservar el equilibrio en las cuentas públicas: este año, el déficit primario rondará el 0,4% del PBI y se estima que trepará a un punto del PBI el año próximo.

Desde la oposición, el jefe de la bancada de diputados del Frente para la Victoria-PJ, Agustín Rossi, anticipó que la iniciativa recién se debatirá después de las elecciones del 27 de octubre. No descartó, además, que se vote una vez que se renueve la integración de ambas cámaras, el 10 de diciembre. Una concesión que el kirchnerismo no hizo en 2015: cuando Macri asumió el poder, en diciembre de ese año, recibió como herencia la ley de presupuesto 2016 aprobada por la mayoría kirchnerista en ambas cámaras.

En esta oportunidad, la dinámica legislativa será distinta. “Es un presupuesto destinado al próximo gobierno. Entonces, deberá ser el próximo gobierno el que deberá analizarlo”, enfatizó Rossi cuando se le preguntó por los tiempos parlamentarios para la sanción. El oficialismo coincidió: el debate comenzaría después de las elecciones. “Tenemos en claro que el proyecto está dentro del contexto de la realidad argentina, teniendo en cuenta la incertidumbre económica, y que pretende tener racionalidad: no es un dibujo a mano alzada”, enfatizó Mario Negri, jefe del interbloque Cambiemos.

El ministro Lacunza fue optimista sobre el futuro económico pero no evitó la autocrítica El ministro Lacunza fue optimista sobre el futuro económico pero no evitó la autocrítica Crédito: Rodrigo Néspolo

Ayer, frente a los legisladores, Lacunza optó por un mensaje en el que matizó, por momentos, pasajes de fuerte tono político. Si bien aludió a la herencia recibida del kirchnerismo, criticó aspectos de la gestión actual y exaltó, sobre el final, que las reformas macroeconómicas que cimentó el gobierno de Macri, sobre todo la baja del déficit primario, constituyen “un buen punto de partida para proyectar la Argentina hacia adelante”, ya que no habría necesidad de tomar nueva deuda.

Igualmente, el funcionario no minimizó la crisis económica actual y deslizó críticas a la gestión. “Los resultados en cuanto al empleo y la inflación de estos cuatro años han sido inferiores a los esperados”, admitió, y adjudicó este balance a la combinación de la herencia recibida del kirchnerismo (enfatizó en repetidas oportunidades que la toma de deuda obedeció a los déficits heredados), como también a “inconsistencias o descoordinaciones del programa económico” de Cambiemos. También mencionó como factores disruptivos la severa sequía del año pasado y “el corte abrupto del financiamiento de los mercados emergentes”.

Igualmente, reivindicó la política gradualista aplicada durante los primeros dos años de gestión. “Por la magnitud de los desequilibrios [heredados], con un tercio de los argentinos bajo la línea de pobreza, por la situación de minoría en ambas cámaras [con que asumió el gobierno de Macri], el gradualismo no fue tanto una elección como una imposición de la realidad”, enfatizó.

Lacunza explicó que la política gradualista debió ser financiada con emisión de deuda, y si bien admitió que durante la gestión esta creció hasta alcanzar el 85% del PBI, “no presenta problemas de solvencia”. “La percepción del mercado respecto de los riesgos de liquidez debería mejorar tan pronto como se disipe la incertidumbre electoral”, enfatizó el ministro, al detallar que la deuda pública con el mercado asciende al 32% del PBI, “valores inferiores a los observados en otros países”. (La Nación)

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