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Wall Street evalúa la solución “amistosa” de Alberto Fernández con la deuda

Fondos de inversión y bancos creen que el FMi podría poner reparos a una solución a la uruguaya.

Por: Ezequiel Burgo

Los bancos estadounidenses Barclays y Jefferies guiaron en los últimos días por las calles de Buenos Aires a grupos de fondos de inversión. Desde Nueva York arribaron financistas que administran activos argentinos en sus carteras y otros que analizan in situ hacerlo. Los precios de los activos en este momento atraen a fondos distressed y de capital de riesgo (buitres): el rendimiento de un bono del Tesoro a diez años otorga un cupón de 1,6% por año y el del gobierno alemán una tasa negativa de 0,5%. En el mundo hay traders dispuestos a correr el riesgo de ganar el 100% en pocos meses y Argentina puede ser el laboratorio de ello una vez más.

Los inversionistas llegaron con el objetivo de escuchar a economistas que Alberto Fernández, en público o privado, haya señalado alguna vez que integrarían su equipo. Matías Kulfas, Guillermo Nielsen, Emmanuel Alvarez Agis y Martín Redrado son ejemplo de esto. Los dos primeros se jactan de hablar en representación del candidato. Alvarez Agis y Redrado, en cambio, aclaran que por el momento lo hacen como economistas profesionales. Los cuatro trazaron sus perspectivas sobre la deuda y la actitud que debería tomar el gobierno que asuma en diciembre. Coincidieron: Argentina tiene que seguir los ejemplos de países que reestructuraron sin caer en el default.

“Alvarez Agis insistió con un planteo que podría dar una pauta de cómo sería la negociación con el FMI y los inversores con Alberto”, se llevó alguien a EE.UU., tras escucharlo. Según el ex viceministro el próximo gobierno debería plantearle a Kristalina Georgieva: “No me den más plata pero déjenme negociar con los bonistas a mi manera”. Alvarez Agis considera que no hace falta una quita agresiva con los privados. “Hay que ofrecer un reperfilamiento sin quita, que nos dé cinco años. Porque tenemos un problema de liquidez, pero el FMI lo quiere transformar en uno de solvencia”.

Alberto Fernández hizo declaraciones en estos días que se ajustan al planteo de Alvarez Agis: mostrar una actitud precavida con los bonistas. Frente a los representantes de Wall Street, el candidato utilizó el término “amistosa” a la hora de calificar la reestructuración que propondría. En la semana citó el ejemplo de Uruguay que no impuso quitas a los intereses que cobraron los acreedores pero sí extensión en el tiempo.

Cerca de Fernández aseguran que los inversores se fueron “muy optimistas” de las reuniones celebradas en Buenos Aires. ¿Será así?

Sí, a juzgar por la recuperación del riesgo país del viernes. Sin embargo, los financistas hablan de “vaguedades” en las definiciones de algunos de los referentes consultados (no todos), “voluntarismo” y “estrategias riesgosas”.

¿Por qué riesgosas? El economista de un banco extranjero importante razona que una negociación con los privados que no incluya una quita significativa (tanto en el capital como en los intereses) derivaría, tarde o temprano, en un conflicto con el Fondo Monetario. El organismo querrá asegurarse cobrar los US$ 56.000 millones que aprobó darle a la Argentina ( aunque por ahora desembolsó US$ 43.400 millones) y para ello alentará al próximo presidente argentino a despejar las dudas sobre el programa financiero. Eso incluiría negociar con los bonistas para aliviar la carga de los intereses en las cuentas públicas y que así la deuda sea sostenible de manera que el país honre los compromisos y el programa. ¿Aceptará por lo tanto el FMI que Argentina proponga una quita light a los privados?

Nielsen considera que la negociación de la deuda implicará, antes que nada, abrir una línea de trabajo con el Tesoro de Estados Unidos y el Ministerio de Hacienda de Alemania, dos representantes clave en el Directorio del FMI.

Daniel Marx, ex secretario de Finanzas y una de las personas que más sabe sobre el organismo, explica que desde la teoría un país es libre de elegir la secuencia que desee a la hora de negociar su deuda. Sentarse con los privados primero y con el FMI después, al revés o hacerlo todo junto. Pero recuerda que la experiencia indica que es mejor hacerlo bajo el paraguas de un programa con el organismo. Y luego con los bonistas. Así sucedió con Uruguay (2003) y Ucrania (2015). “Argentina y el FMI podrían dar por finalizado el actual stand by y firmar un nuevo SBA o de Facilidades Extendidas”, explica Marx. ¿Qué pasará con los US$ 12.600 millones del actual acuerdo que el FMI aprobó a la Argentina y aún no se desembolsaron? “Podrían formar parte del nuevo acuerdo”.

Cerca de Fernández entienden que, en caso de asumir como gobierno, el equipo económico deberá avanzar en el frente de la deuda y a la vez en la estabilización de la economía (todo indica que sería mediante un acomodamiento en los precios del dólar, las tarifas y los salarios). “El tratamiento de la deuda debe hacerse dentro de un programa económico de equilibrio general en vez de enfoques parciales. Argentina necesita un plan que coordine todas las variables macro de manera convergente y sincrónica”, dice Redrado.

El capítulo de la deuda, y su resolución, resultará clave para la suerte del próximo presidente en su primer año de gestión. Los cálculos de los economistas arrojan distintas proyecciones de crecimiento en función de la resolución de este frente financiero. Eduardo Levy Yeyati, director de Elypsis, calculó que la economía caería 1,4% en 2020 -dibujaría la forma de una U- si se logra una reestructuración a la ucraniana, “Un acuerdo rápido con una caída de la prima de riesgo de crédito a niveles previos a la crisis de entre 600 y 800 puntos básicos a partir de julio, y acceso incipiente a los mercados en enero 2021”. Marx calcula que el mercado de deuda de corto plazo en pesos podría abrirse en el segundo trimestre de 2020. “En cambio en un escenario de default largo y desordenado símil 2002, la contracción continuaría y, sumada al arrastre, daría una caída anual de 4,2% y arrastre negativo para 2021”, dice Levy Yeyati.

Por su parte, para Javier Alvaredo, director de ACM, “el ejercicio de sustentabilidad de la dinámica de la deuda planteado en los escenario del FMI plantea que en caso de avanzar en una reestructuración a la uruguaya se requeriría un nivel de superávit primario en línea o superior al 1% del PBI previsto”. “Y si en cambio se persiguiera un resultado más realista y compatible con una recuperación del nivel de actividad, hacer quitas en la cuenta de intereses aparece como algo prácticamente inevitable”. (Clarín)

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