Según datos del Banco Central, salieron casi U$ 5.400 millones de cuentas a la vista, lo cual se reflejó en la caída de reservas.
El holgado triunfo de Alberto Fernández en las elecciones primarias provocó una serie de reacciones en la economía. Entre ellas, la demanda acelerada de dólares que generó una nueva devaluación. Y, casi de inmediato, una ola de retiro de depósitos. En septiembre, los billetes estadounidenses en los bancos disminuyeron casi un 20% en relación al mes anterior.
Los depósitos en el sector privado cerraron el mes pasado en US$ 21.380 millones. Eso representa un 19,7% menos que a fines de agosto, según un informe de Política Monetaria que publicó el Banco Central.
“Tras alcanzar tasas de caída superiores al 3% diario durante los primeros días de agosto y los primeros días de septiembre, el retiro de depósitos en dólares se redijo a valores diarios cercanos al 0,4% del stock hacia finales del mes bajo análisis”, detalló el Central. Se fueron de los bancos -al menos, de las cuentas a la vista- más de US$ 5.400 millones.
Los depósitos en pesos se mantuvieron en relación al mes anterior. Hubo un aumento de los que están a la vista, que crecieron un 8,4% nominal, que compensaron las caídas de los que se encuentran a plazo, que disminuyeron un 5,6%.
La combinación de depreciación del peso, control de cambios y “reperfilamiento” de deuda no sólo generó desconfianza en los inversores institucionales, sino también en los ahorristas.
“Para garantizar el caracter contractivo de la política monetaria, el comité del Central aumento el límite inferior para la tasa de interés de las Letras de Liquidez (Leliq) del 58% al 78% durante el pico inflacionario”, puntualiza el Central. “Para octubre, este límite se estableció en 68%, de manera consistente con las proyecciones del mercado respecto a una desaceleración en la tasa de inflación”, observan.
De todas formas, está bajando la suscripción a Leliqs. Algunas declaraciones de Alberto Fernández sobre incumplimientos en los pagos de intereses están quitando el apetito de los bancos por esas letras. (Clarín)
