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Fernández selló una tregua hasta el año próximo con los gremios

Alberto Fernández buscará aumentar la presión impositiva a través de Bienes Personales para cubrir el déficit fiscal

El candidato no quiere que haya protestas durante los primeros meses de su eventual gobierno

Por: Mariano Obarrio

Para garantizarse la paz social, el candidato del Frente de Todos Alberto Fernández acordó con la mayoría de los sindicatos un cese de la conflictividad hasta el 10 de diciembre y una tregua social de al menos seis meses de apoyo si es elegido presidente, como parte de un pacto social que contempla una recomposición de ingresos de trabajadores y jubilados y congelamiento de precios.

Según confiaron a LA NACION fuentes del peronismo y de los sindicatos de la CGT, Fernández busca evitar nuevos episodios como los gestos de rebeldía de los movimientos sociales y de los gremios aeronáuticos registrados en las últimas semanas.

“Hemos acordado que no habrá conflictividad hasta las elecciones”, dijo a LA NACION un dirigente sindical. No quieren que el gobierno de Mauricio Macri tenga excusas para acusar al Frente de Todos de agravar la crisis económica y que ello le genere algún costo electoral a Fernández.

“También Fernández pidió que si es elegido presidente le den un tiempo de acompañamiento y comprensión luego del pacto social de aumento de salarios y congelamiento de precios. Necesita un tiempo de paz social para tomar las medidas estructurales”, agregó otro dirigente. Esto fue confirmado en el equipo del candidato en la calle México, en San Telmo.

Las luces amarillas se le prendieron a Fernández hace tres semanas, durante el acampe piquetero en la avenida 9 de Julio. El candidato pidió “evitar salir a la calle” para que el electorado de clase media no se espante ante el avance del Frente de Todos y del kirchnerismo piquetero.

Sin embargo, un sector de los movimientos sociales, el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), desafió por carta a Fernández y le advirtió: “Las organizaciones no debemos abandonar las calles bajo ningún gobierno”.

Algo similar ocurrió la semana última. Fernández pidió al jefe del sindicato de pilotos, Pablo Biró, que no avanzara con el paro de 48 horas contra la empresa Aerolíneas Argentinas. Aunque dijo que entendía el reclamo, el sindicalista rechazó dos veces el pedido. El viernes se reunió con Fernández y entendió que debía deponer la medida de fuerza.

Hace casi un mes, en una reunión en el sindicato de sanidad, Fernández les pidió a los máximos líderes sindicales de la CGT, entre ellos el anfitrión y jefe cegetista, Héctor Daer, un tiempo prudencial de paz social si es que el 10 de diciembre asume la presidencia de la Nación.

Estaban la mayoría de “los Gordos” y los “independientes”, entre ellos Daer, Andrés Rodríguez, Armando Cavalieri, Gerardo Martínez, José Luis Lingieri y Antonio Caló. Algunos dicen que Fernández no habló de plazos. Los más allegados al candidato hablan de los primeros “seis meses” de gestión y otras versiones interpretaron que pidió al menos dos años.

Más recientemente, el jueves último, Fernández bendijo el gesto de unidad entre el jefe de la CTA, Hugo Yasky, y el líder camionero Hugo Moyano, pese a que la reunificación de la CGT todavía está lejos. En la foto no estaba Daer ni ninguno de los popes cegetistas.

La idea de “levantar la base de la pirámide” con una “recomposición inicial de los ingresos de trabajadores y jubilados” es la que más sedujo a los líderes sindicales históricos. Le garantizaron apoyo cerrado a Fernández.

Daer se reunió con el presidente de la UIA, Miguel Acevedo, nuevo interlocutor de Fernández, para comenzar a hablar del pacto social. Los sindicatos y el candidato quieren el congelamiento de precios por seis meses para que la suba de salarios no se traslade a la inflación. Cerca de Fernández aseguran que ese sería su “oxígeno” político inicial para “atacar” luego los problemas de fondo: renegociación de la deuda, recomposición del crédito, competitividad y reformas estructurales e impositivas para bajar el déficit y la inflación.

Diferencias

El jefe de los equipos técnicos de Fernández, Nicolás Trotta, suele subrayar que el candidato habla de un “contrato social” dentro del marco del Consejo Económico y Social. El segundo paso del pacto social será la discusión del criterio de desarrollo y de generación de riqueza genuina, la inversión en ciencia y tecnología, los emprendimientos de mano de obra intensiva como la construcción de viviendas, la educación y el desarrollo profesional. Dentro de estas negociaciones hay duros y moderados. Lingieri, por ejemplo, respaldará a rajatabla a Fernández porque suele decir que “no hay crédito para nuevas aventuras” y que deben “armonizar y acompañar”. El jefe gastronómico Luis Barrionuevo, en cambio, respalda al candidato a presidente de Consenso Federal, Roberto Lavagna, y señala que “hay que esperar a ver qué hace Alberto y cómo está el país, porque los sindicatos están condicionados por sus afiliados”.

“Si no decimos nada, vienen por nosotros”, sentenció Barrionuevo. (La Nación)

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