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Aprobaron en Brasil la reforma previsional de Jair Bolsonaro

Optimista tras ganar la primera batalla, Jair Bolsonaro acelera planes de reforma y piensa en su hijo como embajador en EE.UU.

La ley, clave para el presidente, establece la edad mínima de retiro en 62 años para las mujeres y 65 para los hombres

Por: Alberto Armendáriz

Luego de ocho meses de análisis en el Congreso, y en medio de una gran expectativa por el impulso que podría darle a la estancada economía de Brasil, el Senado dio anoche la aprobación final a la reforma previsional promovida por el gobierno de Jair Bolsonaro, considerada fundamental para sanear las cuentas del país.

Por 60 votos a favor, 19 en contra y una ausencia, el Senado aceptó modificar el sistema de jubilaciones y estableció, por primera vez, una edad mínima de retiro de 62 años para las mujeres y 65 para los hombres, tanto para los que trabajan en el sector público como para los que están en el privado, con algunas pocas excepciones en ciertas categorías (trabajadores rurales, profesores y policías podrían jubilarse con edades que varían entre los 55 y los 60 años).

Según el texto, el tiempo de contribución mínimo será de 15 años para las mujeres y de 20 para los hombres del sector privado, y de 25 años para los funcionarios públicos, tanto hombres como mujeres. Para obtener una jubilación completa, en tanto, las mujeres deberán haber hecho aportes durante 35 años y los hombres, durante 40. Este ha sido uno de los puntos más polémicos de la reforma, resistida por las fuerzas de izquierda, sindicatos y movimientos sociales.

El proyecto, presentado por Bolsonaro en febrero, había sido diseñado por el ministro de Economía, el neoliberal Paulo Guedes, y por tratarse de una enmienda constitucional necesitó de dos votaciones en cada Cámara legislativa con el apoyo de tres quintos de sus miembros cada vez.

Había recibido el visto bueno de Diputados en agosto, y a principios de octubre fue votada por primera vez en el Senado. Ahora, para hacerla efectiva, seguirá para su promulgación por el plenario del Congreso, lo que seguramente ocurrirá una vez que Bolsonaro regrese de su gira por Asia y Medio Oriente, a fin de mes.

Si bien en un principio la reforma original apuntaba a lograr un corte de 294.000 millones de dólares en los gastos públicos en la próxima década, los cambios realizados al proyecto en la Cámara de Diputados redujeron la previsión del ahorro a 196.000 millones de dólares.

El Senado debía aún debatir anoche algunas modificaciones extras, que podrían debilitarla un poco más.

La aprobación fue recibida con gran entusiasmo por los mercados, que esperan que sea el comienzo de varias otras reformas estructurales planeadas por Guedes para agilizar la economía de Brasil y volver a ponerla en un camino de crecimiento sostenido. Un par de horas antes de la votación, la Bolsa de San Pablo, la mayor de América Latina, marcó un nuevo récord y cerró su sesión a 107.197 puntos, con un alza del 1,28%, mientras que el dólar retrocedió 1,33% frente al real y se ubicó en 4,07 unidades.

Tras los años de gran expansión durante los gobiernos de Luiz Inacio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores, PT), la economía de Brasil sufrió la peor recesión de su historia entre 2015 y 2016, cuando el PBI cayó 3,7% cada año, mientras el déficit fiscal aumentaba sin control y el mundo político era sacudido por las investigaciones anticorrupción de la operación Lava Jato y el impeachment a Dilma Rousseff.

Bajo el gobierno interino de Michel Temer (Movimiento Democrático Brasileño, MDB), la situación económica se estabilizó, pero el país solo consiguió crecer un 1% en 2017 y lo mismo en 2018.

Para este año, los analistas financieros estiman que el PBI aumentará alrededor del 0,9%, pero ya para 2020 el escenario es más alentador, con un crecimiento esperado en torno al 2%.

Con un inflación del 2,8% y un desempleo que viene en baja muy lentamente y aún afecta a 12,6 millones de brasileños (11,8%), el equipo del ministro Guedes prepara un paquete de propuestas para inyectar dinamismo a la economía y controlar aún más los gastos públicos. Los mercados aguardan especialmente una amplia reforma tributaria, que se espera sirva para atraer a inversores extranjeros. (La Nación)

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