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Evo dice que la oposición “está buscando muertos” y la tensión va en aumento

El órgano electoral de Bolivia defendió la validez del recuento provisional: “Los resultados son sagrados y serán respetados”

Aliados de Mesa habían pedido a las Fuerzas Armadas ponerse “al lado del pueblo”

El conflicto que se instaló en Bolivia después de las elecciones no avizora un final cercano y recrudece en las calles y la política. Mientras el presidente, Evo Morales, y la oposición elevan la tensión, grupos civiles se manifiestan contra los dos principales candidatos.

Morales, reelegido hace dos semanas en unos cuestionados comicios, afirmó que la oposición “está buscando muertos que vengan de la policía y las Fuerzas Armadas”.

“El que pide la intervención militar está pidiendo sangre”, coincidió el ministro de Interior, Carlos Romero, después de que el líder opositor, Luis Fernando Camacho, llamó a las fuerzas militares a colocarse “al lado del pueblo”.

Camacho, líder del Comité Cívico de Santa Cruz, leyó una carta dirigida a los jefes de las Fuerzas Armadas, a quienes alentó a “estar al lado del pueblo”. “Morales tiene 48 horas para renunciar, porque el lunes a las siete de la noche vamos a tomar determinaciones y garantizar que él se vaya”, indicó Camacho.

En este sentido, el ministro Romero informó que el llamado de Camacho “coincide con información de inteligencia que señala que hoy por la noche se estaría preparando una acción violenta y confrontacional hacia la Plaza Murillo”, donde está la Casa de Gobierno en La Paz.

La oposición pide la anulación de la votación por “fraude” y la convocatoria a nuevas elecciones generales. En tanto, Morales denuncia que sus rivales quieren derrocarlo en un “golpe de Estado” y llamó a sus seguidores a “defender la democracia”.

El gobierno de Morales aceptó una auditoría electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA), pero la oposición boliviana la rechaza porque cree que se trata de “una maniobra distraccionista para mantener a Morales en el poder”.

“Ni Evo ni Mesa”. Bajo esa consigna se enfilaron las nuevas exigencias de grupos cívicos que salieron a las calles contra los candidatos presidenciales con la idea de “ratificar la independencia política”, lograr la renuncia de Morales y convocar a nuevas elecciones. Las protestas resonaron sobre todo en La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Potosí.

Los grupos que participaron de las manifestaciones no están a favor de Morales y consideran que actúa en forma antidemocrática, principalmente por haber desconocido el referéndum de 2016 que rechazó la reforma constitucional para postularse nuevamente. Sin embargo, tampoco los convence Mesa, especialmente por la falta de solidez durante la campaña y la carencia de liderazgo propio, ya que su apoyo se basó en los “votos anti-Evo”.

Bolivia quedó polarizada tras las elecciones en que Morales ganó la reelección, con el 47,08% de los votos, frente a Mesa, con 36,51%, según el recuento del Tribunal Supremo Electoral (TSE). La diferencia entre ambos fue de 650.000 votos.

Desde que se desató el conflicto tras las elecciones, se registraron dos muertos por disparo de bala y unos 140 heridos, según la Defensoría del Pueblo. (La Nación)

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