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Evo Morales viajó a México en busca de asilo mientras se extiende la violencia en Bolivia

Evo Morales viajó a México en busca de asilo mientras se extiende la violencia en Bolivia

La vicepresidenta del Senado convocó a la Asamblea Legislativa para asumir interinamente la presidencia, pero hay dudas sobre si tendrá quorum; hubo nuevos choques violentos; Evo Morales aceptó el asilo político de México

Por: Rubén Guillemí

Bolivia quedó sumergida este lunes en el descontrol y la incertidumbre, con violentos choques en varios puntos del país mientras se prolongaba el vacío de poder tras la renuncia de Evo Morales.

Luego de haber aceptado la oferta de asilo de México, Morales anunció anoche su salida en un avión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. “Pronto volveré con más fuerza y energía”, advirtió al despedirse.

Mientras tanto, la vicepresidenta del Senado, la opositora Jeanine Añez, convocó hoy a la Asamblea Legislativa para formar un gobierno interino y llamar a elecciones. Pero la llave de todo ese proceso está en manos del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), que controla el Poder Legislativo.

“Están bajando los del MAS desde El Alto. Vienen a saquear la ciudad”, fue el rumor durante la jornada, al cabo de la cual las Fuerzas Armadas se disponían a respaldar a la policía para frenar la violencia.

“Hermanas y hermanos, parto rumbo a México, agradecido por el desprendimiento del gobierno de ese pueblo hermano que nos brindó asilo para cuidar nuestra vida. Me duele abandonar el país por razones políticas, pero siempre estaré pendiente. Pronto volveré con más fuerza y energía”, decía el mensaje de Evo, que afirmó que una “turba violenta” se dirigía a destruir su casa.

La crisis en Bolivia comenzó a correr así por diferentes carriles. Uno institucional, que busca encaminar la presión de las calles, tanto oficialista como opositora, que se mantiene alta, con piquetes, bloqueos y saqueos. Y un frente diplomático externo, que debate si en Bolivia hubo un golpe de Estado y qué actitud tomar.

A una Plaza Murillo siempre concurrida, pero que este lunes, por los bloqueos, estaba llamativamente vacía y solo tenía periodistas y algunos policías, llegó por la tarde Añez, la vicepresidenta del Senado, de 52 años, hoy la máxima autoridad política del país, según la ley de acefalía.

Añez pertenece a la Unidad Democrática, un partido minoritario con 9 de las 36 bancas del Senado y 32 de las 130 de la Cámara baja.

La senadora arribó escoltada por fuerzas policiales, que el viernes pasado se habían amotinado en contra de Evo Morales y pedido su renuncia, en el primer eslabón de la precipitación final del gobierno.

Apenas ingresó al Palacio Legislativo, Añez fue rodeada por los micrófonos periodísticos en la escalinata del Senado y dio algunas definiciones. Prometió llamar a elecciones “con autoridades probas” en el Tribunal Electoral, fuertemente cuestionado por fraude en la auditoría realizada por la Organización de Estados Americanos (OEA).

“Que ellos sean los que lleven adelante un proceso electoral que refleje lo que quieren y el sentimiento de todos los bolivianos”, dijo.

En cuanto a los plazos para los comicios, agregó: “Tenemos ya un calendario. Creo que la población grita porque el 22 de enero tengamos ya un presidente electo”, en referencia a la fecha en que concluía el mandato de Evo.

Y Añez se permitió luego un espacio para emocionarse. Entre lágrimas, pidió que cese la violencia luego de tres semanas que pusieron fin el domingo al gobierno del MAS.

“Van a disculpar que a mí se me corte la voz […] Yo les pido por el amor de Dios que cese la violencia, solamente queremos democracia, solamente queremos libertad”, rogó Añez entre sollozos.

Mientras tanto, la violencia se extendía en todo el país. Ante los ataques de turbas del MAS a sedes policiales en varias ciudades del país, el jefe de la fuerza policial pidió la intervención directa de las Fuerzas Armadas “para pacificar el país”.

“Nosotros solo tenemos gases lacrimógenos para defendernos”, dijo el jefe policial en un comunicado leído ante la prensa en la Plaza Murillo. El comandante de la policía, Yuri Calderón, señaló que los grupos violentos saquearon y quemaron unidades policiales en La Paz, en la vecina El Alto y en otras ciudades.

Todas las miradas estarán puestas hoy en la Asamblea Legislativa, que debería aceptar las renuncias de Morales y del vicepresidente Álvaro García Linera, así como de las anteriores autoridades legislativas, y marcar el camino para la sucesión constitucional. Sin embargo, los analistas ponen foco en que los pasos para llegar a esa meta de contar con un nuevo presidente democráticamente elegido por todos los bolivianos siguen pasando inevitablemente por el apoyo del MAS.

“¿Por qué el MAS, que tiene 25 bancas en el Senado y 88 de los 130 escaños de la Cámara baja, va a aceptar que una senadora opositora minoritaria gobierne de ahora en más el país y sea quien fije las reglas del juego de los próximos comicios?”, se preguntó ante LA NACION el analista político Carlos Cordero.

Según su reglamento interno, para elegir presidente provisorio el Senado tiene que reunir primero quorum, la mitad más uno de los 36 senadores, es decir, 19 legisladores. Para el experto, “Evo en realidad está esperando que la base social que lo apoya ejerza suficiente presión sobre los legisladores y le devuelvan finalmente la presidencia. Y un detalle importante es que en ninguna parte de su texto de renuncia dice la palabra irrevocable. Además, llama a sus seguidores a la resistencia”.

Una tercera cuestión que planteó Cordero fue: “¿Qué legitimidad tendría una elección de la que no participase el MAS? La agrupación sigue contando con un enorme respaldo, especialmente entre los sectores bajos y rurales, y todo ese apoyo se basa en el culto a la personalidad de Evo. Por eso, no es posible imaginar otras figuras de recambio en el mismo partido”.

La crisis política en Bolivia se desató luego de los comicios del pasado 20 de octubre, en los que, según el candidato de centroizquierda Carlos Mesa, se produjo un “fraude gigantesco” para garantizar un cuarto mandato de Morales.

Tras una ola de protestas que derivó en enfrentamientos, bloqueos y saqueos, Morales accedió a que la OEA hiciera una auditoría electoral, que finalmente confirmó que hubo irregularidades.

En este contexto, Evo aceptó celebrar nuevas elecciones, pese a lo cual tanto la policía como las Fuerzas Armadas le sugirieron que dimitiera, algo que hizo poco después. Morales, así como algunos países latinoamericanos, ha denunciado un “golpe de Estado”.

Hoy, todos los carriles en que se dividió el conflicto boliviano, el institucional, el diplomático y la presión popular en las calles, tienen un final abierto. (La Nación)

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