En la previa a la votación de los cargos en la Cámara baja, advirtió que cualquier intento de destitución será un “golpe ilegal”
Donald Trump podría convertirse hoy en el tercer presidente norteamericano en ser sometido a juicio político, acusado de abuso de poder y obstrucción en el caso conocido como Ucraniagate. Menos de tres meses después del estallido del escándalo, la Cámara de Representantes, donde la oposición demócrata tiene 231 de las 435 bancas, podría votar hoy el juicio político, para lo que solo necesita mayoría simple.
Trump hizo ayer una dura advertencia a los demócratas, al decir que si intentan una acusación en su contra estarán “declarando la guerra a la democracia estadounidense”. En una carta a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, calificó cualquier intento de destitución de “golpe de Estado ilegal”.
El primer cargo del que se acusa al presidente es haberle pedido el pasado 25 de julio al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que investigara a su posible rival electoral en 2020 Joe Biden con la amenaza de retener ayuda militar crucial para ese país, que afronta una guerra con separatistas prorrusos. El segundo cargo es por bloquear los esfuerzos que hicieron luego los legisladores para investigar sus acciones.
El comité de reglas de la Cámara baja debatía anoche los ajustes técnicos finales, por lo que la votación en el pleno podría realizarse hoy.
Todo indica que los legisladores votarán según las líneas partidistas reflejando la profunda brecha que existe en la opinión pública, prácticamente dividida en partes iguales. Según una encuesta de CNN/SSR, el 45% de los estadounidenses quieren que Trump sea destituido de su cargo (porcentaje que sube al 77% entre los votantes demócratas), mientras que el 47% se opone.
Un puñado de legisladores demócratas moderados, elegidos en circunscripciones favorables a Trump, ya adelantaron que apoyarán el juicio del presidente, incluso si corren el riesgo de perder votantes.
“Mis años en el Ejército me enseñaron a poner a nuestro país primero, no a la política”, dijo Mikie Sherrill, congresista de Nueva Jersey.
“Sé que mi decisión enojará a algunos, pero fui elegido para hacer lo correcto, no lo políticamente seguro”, agregó Anthony Brindisi, representante de Nueva York.
Solo dos de los 231 legisladores demócratas podrían no votar a favor de someter a Trump a juicio político, y ninguno de los 197 congresistas republicanos anunció hasta ahora su apoyo al proceso de destitución del presidente.
Por lo tanto, es casi seguro que Trump será juzgado, lo que solo sucedió con dos de sus predecesores: Andrew Johnson, en 1868, y Bill Clinton, en 1998. El republicano Richard Nixon, involucrado en el escándalo de Watergate, prefirió renunciar en 1974 antes de sufrir este estigma.
Según el sistema norteamericano, el juicio político lo realiza el Senado bajo liderazgo del presidente de la Corte Suprema y se necesita una mayoría de dos tercios de los senadores para la destitución.
Trump será juzgado probablemente en enero. Pero se necesitarían al menos 67 votos para destituirlo, y los republicanos ocupan 53 de los 100 escaños.
Su líder, Mitch McConnell, calificó ayer la “precipitada” investigación de los demócratas de la Cámara baja de “fallida”.
Se prevé que una vez terminado el juicio republicanos y demócratas volverán a sumergirse en la campaña para las elecciones de noviembre de 2020, relegadas a un segundo plano en este último trimestre.
Trump está convencido de que este episodio en realidad lo beneficiará. En un tuit, ayer señaló que una reciente encuesta de USA Today lo da ganador contra todos los posibles candidatos demócratas.
“Es difícil de creer […] después de tres años de caza de brujas”, escribió. “Los estadounidenses son inteligentes, ¡ven nuestra maravillosa economía y todo lo demás!”, añadió el presidente. (La Nación)
