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Sebastián Piñera viajó a Valparaíso y anunció ayuda para los damnificados

Incendios en Chile: “La intencionalidad ha subido más del doble”, afirma el ministro de Agricultura

También prometió compartir una cena navideña con las familias

El presidente chileno, Sebastián Piñera, visitó ayer Valparaíso, donde las autoridades denunciaron una “alta intencionalidad” en los incendios que afectaron a 245 viviendas la Nochebuena.

Piñera llegó a la intendencia de Valparaíso, 120 km al oeste de Santiago, y anunció una serie de medidas de ayuda a las cerca de 700 familias afectadas por el incendio que se desató la tarde del martes, y que consumió rápidamente unas 150 hectáreas de pastizales en la parte alta de los cerros Rocuant y San Roque, sin que se registraran heridos ni víctimas mortales.

“No vamos a dejar solas a las familias afectadas”, dijo Piñera, que no avisó previamente a los medios de su viaje a Valparaíso, uno de los lugares más visitados de Chile, famoso por las pequeñas casas multicolores que cuelgan de sus 44 cerros.

Piñera anunció que las familias afectadas recibirán un bono para la compra de enseres según el daño de sus viviendas y otro para el alquiler de una propiedad, ambos destinados a superar la emergencia inmediata.

Además, anunció un programa de subsidios para que los afectados puedan comprar otra casa, nueva o usada, pero en otro lugar. “No podemos seguir construyendo viviendas en zonas de alto riesgo”, dijo el mandatario sobre los asentamientos, algunos ilegales, que se multiplican en los cerros de Valparaíso, donde el fuerte viento, la sequía y una precaria urbanización conspiran para hacer crecer las llamas.

“Quiero comprometerme a celebrar una cena de Navidad con las familias afectadas apenas las condiciones lo permitan”, agregó Piñera en declaraciones a la prensa al término de la reunión del Comité Operativo de Emergencia.

De cara al bravo océano Pacífico, en la ciudad conviven un antiguo centro declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco y que atrae a miles de turistas cada año, con miles de precarias viviendas, construidas casi sin ningún control y con materiales ligeros, en terrenos demasiado cercanos a los bosques que rodean a los cerros.

La basura que se acumula en zonas empinadas y de difícil acceso explica también gran parte de la vulnerabilidad de esta ciudad, de casi 300.000 habitantes. (La Nación)

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