Por: Sofía Diamante
El ministro de Economía, Martín Guzmán, buscará avanzar con una renegociación del acuerdo con el Club de París. Esto está en línea con su intención de refinanciar también los vencimientos del préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos vencimientos están concentrados en 2021 y 2023.
En Roma, Guzmán resaltó “la postura muy constructiva por parte del FMI”, y afirmó: “Estamos felices por eso, pero no es suficiente, necesitamos más. La Argentina pagará tasas de interés del 9% de la deuda desde 2020 a 2021 con el Club de París y eso no solo es insostenible, sino que también marca un anclaje muy importante para el resto de la restructuración. Definitivamente, no es pari passu lo que estamos tratando de hacer; entendemos las complejidades del Club de París, pero si vamos a hacer las cosas bien, también necesitamos cooperación”.
La Argentina todavía resta cancelar US$2000 millones del acuerdo al que llegó Axel Kicillof, por entonces ministro de Economía de Cristina Kirchner, con el Club de París. En 2014, el actual gobernador de Buenos Aires negoció que de la deuda original de US$5000 millones que estaba en default, el país pagaría US$9600 millones, entre capital, intereses y punitorios, en un plazo de cinco años. El acuerdo contemplaba, además, que, si se excedía ese plazo, se podía posponer los vencimientos hasta dos años más con un costo adicional; es decir, hasta 2020.
El acuerdo establece pagos de amortización objetivos, pero permite desviarse y pagar montos alternativos, siempre con un mínimo establecido. Si se cancela un saldo menor al objetivo, el pago tiene una tasa de interés más alta de castigo. Cuando se llega al final del acuerdo, como ocurre este año, como solo quedan pagar saldos por encima del mínimo, pero por debajo del monto objetivo, las tasas son de penalidad.
Cuando se acordó la negociación, la tasa establecida era del 3%, pero si se pagaba menos que el monto objetivo, el saldo entre el mínimo y lo que se debía cancelar tenía un recargo del 4,5%. Es decir, sobre ese saldo se pagaba 7,5%. Pero como el préstamo estaba al 3%, la tasa combinada daba más baja. Ahora, como vence el préstamo, no se puede compensar la tasa de castigo con el 3%, y por eso el costo financiero trepa al 9%, que es lo que quiere renegociar el ministro de Economía.
“Dependiendo del costo marginal y las alternativas de financiamiento, a veces conviene pagar el mínimo o pagar el objetivo. Como la Argentina siempre tuvo que financiarse a tasas altas, por lo general convenía pagar el mínimo”, explicó un exfuncionario de Finanzas. La decisión se toma todos los años entre fines de abril y principios de mayo, mes en el que se paga la cuota.
Durante el gobierno de Mauricio Macri, el equipo económico optó por pagar el monto mínimo. En 2016 fueron $1400 millones; 2017, US$1000 millones; 2018, US$1700 millones, y en 2019, US$1600 millones. La deuda con el Club de París se cancela con un montón de diferentes monedas, y no solo en dólares, por eso los montos varían tanto cada año.
Según el archivo de deuda trimestral del Ministerio de Economía, aún queda un saldo por cancelar de US$2000 millones, que correspondería pagar la mitad este año, y la otra en 2021.
La idea de Guzmán de renegociar el acuerdo está en línea con su intención de lograr un roll over de las amortizaciones de capital del préstamo del FMI -cuyos vencimientos más pesados son en 2022 y 2023-. Esto no será tarea fácil para el Gobierno, ya que requeriría pasar del programa Stand-By Agreement (SBA) a uno de facilidades extendidas (EFF, según las siglas en inglés).
Tal salto obligaría al Gobierno a comprometerse con un programa de mediano plazo con metas fiscales, monetarias y cambiarias y a aplicar reformas estructurales, típicas obligaciones en esos acuerdos con el organismo internacional. En el Ministerio de Economía no quieren dar ese paso, por ahora.
En el seminario “Nuevas Formas de Solidaridad”, organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales en el Vaticano, Guzmán advirtió que “hacer austeridad fiscal para pagar una deuda insostenible no funciona, y por el contrario, es contraproducente y empeora la situación. Por este motivo, redefinimos las prioridades para tratar de resolver la crisis en la forma más ordenada”. (La Nación)