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Coronavirus: crece el desconcierto global ante la ola de pánico por la pandemia

Coronavirus: un inesperado rebrote de la enfermedad toma por sorpresa a Italia con una “multitud de internaciones”

A medida que el coronavirus se expande en el mundo, los gobiernos adoptan distintas estrategias para contrarrestar su impacto sanitario y económico; el Covid-19 podría precipitar una crisis integral de enormes dimensiones

Por: Luisa Corradini

Países paralizados, fronteras cerradas , histórico derrumbe bursátil, quiebras comerciales, desempleo en alza, millones de alumnos sin clases, hospitales colapsados y una escandalosa ausencia de coordinación política. Como en una película de ciencia ficción, el nuevo coronavirus , que se extendió con la velocidad de un rayo a todos los continentes, infectó a más de 134.000 personas y mató a 4970 desde que apareció en China en diciembre pasado, podría precipitar la peor crisis integral que conoció el mundo desde la Segunda Guerra.

“El mundo no está preparado para hacer frente a una pandemia veloz, provocada por un virulento patógeno respiratorio”, había asegurado el año pasado la Organización Mundial de la Salud ( OMS ).

En los últimos días, a medida que la pandemia avanza y -en orden disperso-, los gobiernos adoptan distintas estrategias para contrarrestar sus consecuencias, la advertencia de la agencia especializada de Naciones Unidas parece confirmarse.

El coronavirus es una crisis mundial, que no se limita a un continente y requiere cooperación en vez de acciones unilaterales””

Admitiendo que “estamos apenas en el comienzo” de la epidemia, el presidente Emmanuel Macron anunció anoche en un mensaje a Francia el cierre de todas las escuelas, colegios y universidades por tiempo indeterminado, solicitó a los ciudadanos mayores de 70 años que permanezcan en sus casas y -entre otras decisiones- prometió que tomará “todas las medidas necesarias” para evitar un colapso de la economía local.

Macron, al igual que la canciller alemana, Angela Merkel, repitió varias veces en su intervención la necesidad de “ganar tiempo”. Esa frase traduce el temor de los dirigentes europeos de no tener suficiente tiempo para preparar los sistemas de salud y tener que enfrentarse a un escenario “a la italiana”, donde las infraestructuras sanitarias no consiguen responder a una enorme afluencia de enfermos graves.

Al referirse a Europa y al sorpresivo y unilateral anuncio de Donald Trump de prohibir el acceso a Estados Unidos de todos los pasajeros provenientes de la Unión Europea (UE) por 30 días , el presidente francés anunció su intención de proponer una acción coordinada con los países del G-7 y del G-20. “La unidad es la única forma de hacer frente a esta crisis”, dijo Macron, que debía comunicarse con Trump hoy.

El anuncio de la Casa Blanca tuvo el efecto de un electroshock en Europa. Ayer por la mañana, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, denunciaron una decisión “unilateral y sin concertación”.

“El coronavirus es una crisis mundial, que no se limita a un continente y requiere cooperación en vez de acciones unilaterales”, dijeron los funcionarios.

Bruselas invoca la opinión de la mayoría de los expertos para quienes restringir los viajes es totalmente ineficaz cuando el virus ya está presente prácticamente en todo el mundo. La decisión de Trump es juzgada todavía más incoherente cuanto que la medida rige solo para los 22 Estados de la UE miembros del espacio Schengen, pero exime a Gran Bretaña y a Irlanda, países también afectados por el virus Covid-19.

El anuncio de la Casa Blanca también tuvo el efecto de una bomba en los mercados financieros. Wall Street vivió ayer su peor jornada desde 1987, al perder 10%, lo que provocó la suspensión de las operaciones durante 15 minutos por segunda vez en una semana.

En Europa, las plazas financieras siguieron la misma tendencia tras los anuncios juzgados como “insuficientes” del Banco Central Europeo. La institución decidió mantener sus tasas, lanzando sin embargo un programa de compra de deuda por un monto de 120.000 millones de euros hasta fin de año.

Planes de ayuda

Conscientes de la gravedad de la situación, numerosos gobiernos anunciaron la intención de inyectar decenas de millones de dólares en sus respectivas economías. Italia, 25.000 millones de euros. Gran Bretaña, 37.000 millones de dólares y una consecuente reducción de tasas del Banco de Inglaterra.

Merkel se declaró dispuesta a derogar la regla del “déficit cero” en Alemania. Australia anunció un plan de reactivación de 11.300 millones de dólares. Canadá desbloqueó 718 millones de dólares. Pero la multiplicación de esos planes de apoyo no consigue detener el derrumbe financiero.

“La cacofonía política y la ausencia de concertación hacen inaudibles esos planes de apoyo”, señala el economista francés Philippe Desertine.

Durante la crisis financiera de 2008, el pánico bursátil cedió cuando los líderes del G-20, que reúne a las principales economías del planeta, decidieron actuar en forma coordinada. “Ese frente común fue decisivo”, precisa Desertine.

La actitud de Trump, decidido a hacer tabla rasa de las alianzas existentes entre su país y el resto del mundo, confirma la imposibilidad de los occidentales -actualmente en primera línea- de dar una respuesta coordinada a la crisis.

“Una de las preguntas más acuciantes es: ¿cómo hará el mundo para responder a una pandemia que se extiende en países con sistemas sanitarios subdesarrollados?”, dijo la OMS el año pasado.

Dos tercios de los países del planeta carecen de laboratorios, de sistemas de detección, de camas en servicios de terapia intensiva, de respiradores y, sobre todo, de personal especializado para hacer frente al Covid-19. (La Nación)

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