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En junio volvió a crecer la deuda total de las familias y el 86,5% de los hogares lo padece

La deuda total de las familias creció un 4,6% en junio y alcanzó los $1.905.119 millones, afectando al 86,5% de los hogares del país ( 11,9 millones ), según el habitual informe del Centro de Economía Regional y Experimental (CERX). Si bien hubo menos cantidad de hogares con deudas que en mayo (163.000 menos), creció en $83.415 millones el stock adeudado por quienes no pudieron cancelar sus pasivos.

En promedio, cada familia adeudaba en junio $159.738, un 6% más que en mayo. Ese monto no incluye los costos asociados a moras y retrasos, que fueron en aumento con los días en cuarentena y podrían incrementar fuertemente ese stock. A su vez, la deuda no bancaria promedio por hogar es de $62.000.

La estimación surge de cruzar los datos del Banco Central (BCRA) con una encuesta a 6770 hogares realizada por CERX entre el 22 y el 25 de este mes para monitorear la evolución de esta variable fundamental para conocer el impacto socio-económico de la pandemia y las restricciones en la recuperación del consumo post covid.

El stock de deuda familiar tiene dos grandes componentes: por un lado, la deuda no bancaria, que el CERX estima en $736.902 millones, un 16,1% más que en mayo. Unos 11,9 millones de hogares tenían algún tipo de esas deudas en junio (86,2% de los hogares del país). Por el otro, la deuda bancaria, que, según el BCRA, se redujo un 1,6% en el mes a $1.168.217 millones a fines de mayo. Las principales bajas estuvieron en créditos prendarios (-5,8%) y tarjetas de crédito (-2%).

“La deuda familiar continuó creciendo en junio impulsada por los atrasos no bancarios. Si bien se redujo levemente la cantidad de familias endeudadas, 11,9 millones de hogares finalizarán el mes debiendo algo. La deuda total creció un 4,6% que se compone de una reducción en 1,6% de la deuda bancaria y un aumento del 16,1% en la no bancaria, que es la que más preocupa por la cadena de eslabones sin cobrar que quedan detrás de ella”, indicó el informe de la consultora que dirige la economista Victoria Giarrizzo.

Deuda no bancaria

Lo más frecuente en junio siguió siendo el atraso en el pago de impuestos, con una acumulación de deudas por $185.040 millones, un 24% más que en mayo. Las familias dejaron de pagar impuestos como el inmobiliario, patente automotor y otros tributos nacionales y municipales.

La otra gran deuda que se acumula es en servicios: el stock total alcanzó los $165.102 millones, un 15,5% más que en mayo, con una deuda promedio de $16.140 por familia. Aun así, es uno de los principales ítems que aparece en la lista de deudas a cancelar cuando se recuperen los ingresos.

Si bien creció poco (+1,4%), le sigue la deuda con familiares y amigos por $117.881 millones. Una deuda que creció fuerte en junio (12,6%) y preocupa por su costo y riesgo es la que se toma con prestamistas, que alcanza los $106.000 millones, consecuencia de las urgencias de muchos hogares y la creencia de que podrán en breve recuperar ingresos.

Completan la encuesta la deuda por alquiler y expensas, que asciende a $76.036 millones (+48,7%); por autos (planes de ahorro y seguros), $32.871 millones (+13,4%); por gastos en educación, $28.703 millones (-2,2%), y, por último, por comercios y prestaciones de servicios $25.329 millones (+15,4%).

Por otro lado, el 44,9% de los hogares manifestó en junio un alto temor a perder su empleo o quedar sin ingresos. Para el 19,3% ese temor es moderado, mientras que para el 35,8% es bajo.

Para la post-pandemia, en tanto, el 61,8% sostiene que cuando se regularicen los ingresos destinará esos fondos prioritariamente a pagar deudas atrasadas, un 16,2%, a mayor consumo de bienes y servicios; un 13,8% a otros; un 5,7%, a mejorar la vivienda; y un 2,5% a ahorros.

“En la medida que se liberen más actividades es de esperar que las familias vayan regularizando sus deudas no bancarias. Pero ese proceso será muy lento e irá combinado con aumentos en el stock de deuda de quienes perdieron ingresos o el empleo y no lo recuperan todavía. Ese será uno de los grandes limitantes para recuperar el consumo, aun cuando los ingresos comiencen a ganar terreno. Primero se cancelarán deudas y después habrá consumo”, concluyó el trabajo. (La Nación)

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